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Determinando las Características Microbiológicas, Físico-Químicas y Sensoriales del Queso Azul

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El Grupo de Investigación de Tecnología y Calidad de los Alimentos de Origen Animal de la Universidad de León de España (ULE) trabaja en una línea cuyo fin último es determinar las características microbiológicas, físico-químicas y sensoriales de uno de los quesos tradicionales artesanos más típicos de la provincia de León, el queso azul que se produce en el valle de Valdeón, en el corazón de los Picos de Europa.

Pocos estudios científicos se han centrado en profundidad en esta variedad de queso y el objetivo de los investigadores de la ULE ha sido llenar este vacío. Para ello han colaborado con la quesería que trabaja con la IGP (Indicación Geográfica Protegida), Quesos de los Picos de Europa.

Según explica a DiCYT José María Fresno, uno de los investigadores del grupo, el fin último es conocer a fondo las particularidades del queso de Valdeón para diferenciarlo de otros quesos que se producen en diversas regiones europeas y evitar así, por ejemplo, la confusión con otros productos similares e incluso las falsificaciones.

“Hemos dividido el estudio de caracterización del queso de Valdeón en tres partes, una microbiológica, otra físico-química y otra sensorial. Los resultados de la parte microbiológica y físico-química los hemos publicado en la revista Food Chemistry. Hemos estudiado distintas poblaciones de microorganismos (cultivos lácticos), tanto las que contribuyen positivamente como las que pueden ser alterantes del producto, con el objetivo de caracterizarlas y ver cómo evolucionan a lo largo del proceso de maduración. También, hemos realizado un estudio físico-químico en el que hemos determinado la composición química (por ejemplo de grasa, proteína o sal) y llevado a cabo un seguimiento de los cambios sufridos por la lactosa y principalmente de la proteína (proteólisis) durante la maduración del queso, con el objetivo de conocer cómo repercute en la calidad del producto final”, detalla el investigador.

La tercera parte del proyecto, la que indaga en las propiedades sensoriales del producto, se encuentra en proceso de publicación. Además, una de las investigadoras del grupo está concluyendo su tesis doctoral en torno a la influencia de la época de elaboración en las características del queso, y se están comparando quesos producidos con leche cruda y quesos producidos con leche pasteurizada para ver si existen diferencias.

Estos estudios han recibido el apoyo de la Junta de Castilla y León y de fondos Feder de la Unión Europea.

Trayectoria Investigadora

El Grupo de Investigación de Tecnología y Calidad de los Alimentos de Origen Animal de la ULE cuenta con dos líneas de trabajo, una centrada en los productos cárnicos y otra en los productos lácteos. La línea de investigación de productos lácteos, que incluye el estudio del queso de Valdeón, que está compuesta por nueve integrantes, profesores y becarios principalmente del Departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Veterinaria, así como del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la ULE: María Eugenia Tornadijo, José María Castro, Bernardo Prieto, Isabel Diezhandino, Patricia Combarros, Domingo Fernández, Erica Renes, Leticia González y el propio José María Fresno.

El equipo científico comenzó en torno al año 1997 a caracterizar quesos artesanales fundamentalmente de Castilla y León. Se trataba de variedades muchas de las cuales se encontraban en retroceso por el abandono de las actividades tradicionales en los pueblos. El objetivo era caracterizar estas variedades, casi todas elaboradas con leche cruda y que se consumían con una escasa maduración, lo que planteaba ciertos problemas de seguridad alimentaria. “A través de estos estudios se intentaba poner en marcha de nuevo estas actividades queseras pero con mayores garantías para el consumidor”, señala Fresno.

Tras estos trabajos iniciales los investigadores se centraron en otros aspectos como la optimización de los procesos tecnológicos para la fabricación de los quesos, con el fin último de mejorar su calidad; o la búsqueda de microorganismos con adecuada aptitud tecnológica que puedan encontrar aplicación industrial en la elaboración del queso, o que puedan incrementar el valor biosaludable de este tipo de productos.

En este mismo sentido, los investigadores están llevando a cabo estudios con bacterias lácticas autóctonas (cultivos lácticos) de quesos tradicionales para preparar cultivos iniciadores de utilidad para la industria láctea, sustituyendo así los fermentos comerciales. El grupo ha patentado unos cultivos y ha suscrito un acuerdo con la empresa Bioges Starters para su producción y comercialización.

Otros aspectos en los que están trabajando son la mejora de las propiedades sensoriales (como la textura, el color, el aroma o el sabor) de los quesos o, más recientemente, y en el marco de otros alimentos diferentes, las propiedades funcionales de la miel, en un proyecto en colaboración con el Hospital Universitario de León (España).

Referencia Bibliográfica 

Diezhandino, I., Fernández, D., González, L., McSweeney, P. L. H., y Fresno, J. M. (2015). “Microbiological, physico-chemical and proteolytic changes in a Spanish blue cheese during ripening (Valdeón cheese)”. Food Chemistry, 168, 134-141.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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