En la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM en México desarrollaron una ivermectina emulgel para uso veterinario, útil en tratamientos antiparasitarios; su efectividad es prácticamente la misma que la administración de ese fármaco por vía intravenosa, pero evita la necrosis y el dolor derivados de la inyección.
Esta innovación puede ir en un sistema de aplicación directa (pour on) como un tubo, pomadera, aplicadores de gel o en un parche transdérmico. Su proceso de obtención es sencillo y no requiere equipamientos especiales; además, su estabilidad química y física ha sido probada: no se degrada ni requiere condiciones especiales de almacenamiento.
David Quintanar Guerrero -farmacéutico especializado en el campo humano -y sus colaboradores se percataron hace tiempo de las áreas de oportunidad en el ámbito de la veterinaria.
«Alguna vez nos invitaron a ver cómo desparasitaban animales, sobre todo de garrapatas; me llamó la atención que los inyectaban y salían corriendo. Estaba seguro que con el piquete se provocaba necrosis; evidentemente había un efecto muy negativo para ellos», indicó Quintanar Guerrero.
En intercambio de ideas con Susana Mendoza Elvira, también académica de Cuautitlán y especialista en el tema, puntualizó que se dieron cuenta de que la piel, sobre todo de algunas especies, fundamentalmente bovinos y perros, tiene una capacidad de absorción importante, con mucho folículo piloso, que puede ser vía de administración de fármacos.
«Así comenzamos un proyecto para aplicar la ivermectina -antiparasitario de amplio espectro- contra la mayoría de los parásitos por vía transdérmica. Desarrollamos un sistema en emulsión: buscamos un solvente que fuera bien tolerado, un vehículo acuoso, un sistema adhesivo para que se pegara a la piel y otro que permitiera formar emulsiones muy finas, así como un promotor de la absorción».
En estudios in vivo, realizados por Pablo Martínez Labat, se comprobó que el número de huevecillos que afectaban a los animales infestados prácticamente despareció desde el primer día.
Posteriormente se bajó gradualmente la dosis; «encontramos que tenemos porciones terapéuticas casi al mismo nivel que si aplicáramos vía intravenosa. El efecto es impresionante».
De igual modo, se realizaron estudios en sangre para cuantificar la ivermectina que se absorbe y pasa a la circulación, lo que produce un efecto farmacológico general.
El desarrollo, que contó con la participación cercana de los estudiantes Andrés Trenado y Gustavo Vidal, tiene grandes ventajas; por ejemplo, en animales domésticos se puede aplicar el gel o un parche en el lomo, donde no lo puedan retirar, para que comience el proceso de absorción.
Ahora se realizan las curvas de farmacocinética para hacer una cuantificación total y precisa de la cantidad de ivermectina que se absorbe, pero se estima que más del 50% de lo colocado, una cantidad muy importante, pasa a circulación general.
El costo por el proceso y los materiales resulta económico. El parche, de una sola lámina y con un sistema adhesivo, sí tendría un valor adicional respecto a aplicarlo «en serie» o «en línea» con una pistola para el caso de los bovinos, aclaró.
La siguiente fase de la investigación, financiada por proyectos Conacyt, PAPIIT y las cátedras de investigación internas de la FES Cuautitlán, consistirá en buscar acercamiento con una empresa interesada y la comercialización del producto con ayuda de la Coordinación de Investigación y Desarrollo.
De igual forma, ya se prueban otros antiparasitarios no sólo por los requerimientos de estos fármacos y su forma de aplicación, sino por la frecuencia con que se utilizan.