Cruzamientos, una herramienta para el crecimiento productivo

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Utilizando las razas y reproductores apropiados, los cruzamientos son la mejor forma de aumentar el número de terneros y la cantidad de kilos por animal.

Las reglas de juego de los mercados internacionales y la demanda permanente de alimentos, han hecho que en la actualidad la demanda de carne vacuna se haya incrementado hasta valores de magnitud no imaginada hasta hace poco tiempo atrás. Argentina carece de suficiente cantidad de kilos extra para exportar y atender esta creciente demanda internacional.

El mejoramiento genético -o simplemente la genética- es una de las herramientas centrales en una estrategia a mediano y largo plazo de mayor producción de carne que los ganaderos tienen disponible. Consiste, a través de la selección, en cambiar la frecuencia de ciertos genes aumentando la de los genes ligados a ciertos rasgos productivos, favorables a los propósitos fijados como mayor producción de carne y/o leche. Esos objetivos superadores en los rodeos vacunos pueden lograrse, básicamente, a través de la selección y los cruzamientos, 2 herramientas ampliamente conocidas, con resultados positivos ampliamente conocidos y demostrados en la historia de la ganadería.

Para que se den solo es necesario planificar de manera sencilla, pero planificar al fin, toda acción que se implemente en aras de la mejora de los rodeos y de la obtención de productos acorde a las necesidades de los mercados demandantes de carne argentina. Ambas herramientas, selección y cruzamientos utilizadas convenientemente, conducen al logro de los mismos productos, aunque con algunas diferencias en cuanto a su implementación y respecto de los tiempos de ejecución, marcadamente menores en los cruzamientos para obtener resultados.

Al aparear dos individuos de diferente raza o constitución genética se da el fenómeno de la heterosis -también conocida como vigor híbrido- y la complementariedad.

Recordando que al aparear dos individuos de diferente raza o constitución genética se da el fenómeno de la heterosis -también conocida como vigor híbrido- y la complementariedad, cabe destacar que la eficiencia en el mejoramiento puede ser impactante si se utilizan las razas y los reproductores apropiados. Los sistemas de cruzamientos no eliminan la necesidad de contar con rodeos puros sobresalientes, ya que los sistemas eficientes requieren de animales puros superiores bien caracterizados.

A nivel de los rodeos de cría, los cruzamientos mejoran la supervivencia de los terneros. Sucede que las “vacas cruza” son más productivas y longevas, y de mayor productividad por hembra entorada. Estos rasgos ligados a la fertilidad, mejoran con la heterosis (cruzamientos), mucho más que con la selección.

Las razas británicas, Shorthorn, Hereford y Aberdeen Angus mayoritariamente, han contribuido -y de manera significativa- a desarrollar la ganadería argentina en las zonas templada y Sur. Y por su participación en razas sintéticas como Brangus, Braford y Santa Gertrudis, también han contribuido a su desarrollo en las zonas ganaderas del Norte de la Argentina. En la actualidad, Murray Grey también ha hecho su aporte, tanto como raza pura como raza cruzante.

Por su parte, también las razas continentales Limousin, Charolais y Simmental han hecho un gran aporte a la ganadería argentina. En general, son razas con animales carniceros, muy musculosos y magros, importantes por su tamaño y que se utilizan mayoritariamente como razas cruzantes. Siguen siendo una excelente alternativa de combinación sobre cualquier base británica para lograr novillos precoces con carcasas muy destacadas y con pesos de faena muy indicados para exportar y, sobre todo, brindando rendimientos a la faena, en el gancho, superiores a las de cualquier raza pura y/o cruzas.

De Francia a la Argentina

En este sentido, Limousin, originaria de Francia, aún conserva una presencia muy destacada como raza pura y como formadora de otras compuestas. Es la raza continental con mayor difusión y presencia en el rodeo argentino. Es reconocida por su fertilidad y por su facilidad de parto, siempre dentro del marco de las razas continentales. La selección ejercida en la mayoría de los rodeos puros en nuestro país, y desde muchos años a la fecha, ha reforzado sus características productivas como así también la presión ejercida sobre la moderación en el tamaño adulto, tanto en los toros como en las vacas y con tendencia a mejorar su facilidad de engrasamiento.

Los vientres Limousin son longevos, rústicos y adaptados a las marcadas variaciones climáticas de la geografía argentina. Fenotípicamente los toros Limousin son fácilmente reconocidos por su conformación carnicera. Se destaca la de sus cuartos posteriores, y en cuanto a la composición de su carcasa, son reconocidos por su menor relación hueso/carne y por ello, por su mayor rendimiento carnicero en el gancho y en el desposte, respecto de otras razas y de otras cruzas.

En combinación con razas británicas, Angus y Hereford en su mayoría y en diferentes porcentajes raciales, tanto de Angus como de Limousin, Limangus y Limflex hacen su aporte en aquellos rodeos de cría en los cuales los cruzamientos con razas puras presentan dificultades operativas. En combinación con razas cebuinas también se destacó el Indusín, Angus, Brahman/Nelore y Limousin, combinación que nació y se desarrolló en los rodeos de cría de la empresa Cresud. Este trihíbrido mostró sus cualidades carniceras y de facilidad de adaptación en diferentes zonas climáticamente difíciles de nuestro país y también en los corrales de engorde. Su slogan rezaba, “en una raza, lo mejor de tres”.

En la confección de estas razas sintéticas, es muy importante cómo influyen los biotipos de las razas originales con los cuales se trabaja, siempre en la búsqueda de la mejor complementariedad racial. Las razas Brangus, Braford y Santa Gertrudis también son buenos ejemplos de razas sintéticas basadas en la complementariedad racial. Y además tienen presencia en la zona templada como razas puras, en áreas con regímenes de lluvia más escasos e inferior calidad de los pastos. En algunas zonas de la Provincia de Buenos Aires se las utiliza como razas cruzantes, sobre rodeos de vientres de razas británicas, en la búsqueda de mayor adaptación y productividad en las progenies en zonas netamente ganaderas y de baja aptitud agrícola.

Planificar es imprescindible

Cuando se encara una estrategia de cruzamiento en un rodeo bovino es imprescindible tener y seguir un plan un plan de trabajo y de cruzas, armar un equipo de trabajo, delegar bien, monitorearlo y ajustarlo. Es muy importante tener conceptos claros sobre a dónde se quiere llegar y evitar que la falta de planificación conduzca a la anarquía.

Cruzar no significa mezclar razas y animales, sino que requiere de una previa planificación y estimación de resultados. Elaborar programas sencillos, ejecutables y evaluables para saber y conocer desde el inicio -y proyectado temporalmente- cuál es el camino a seguir.

En cuanto al sistema de apareamientos que se ha de emplear, la inseminación artificial es una herramienta que facilita operativamente los cruzamientos y que se complementa muy bien con el servicio natural y repaso con toros calificados.

Además hay que elegir a los reproductores con el mismo grado de exigencia de un planteo de selección genética en razas puras, priorizando la adaptación, fertilidad, facilidad de parto, moderación de tamaño, aptitudes carniceras, precocidad sexual y de crecimiento en todos sus rasgos y equilibrio entre rasgos en términos generales. Finalmente hay que planificar y enumerar a largo plazo las acciones a realizar, identificar los productos obtenidos, siguiéndolos y evaluándolos con las correcciones necesarias.

Por MV Rodolfo Peralta, Consultor en Genética Bovina.

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