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Cómo predecir en menos de cinco minutos la calidad nutricional de la carne bovina

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Los resultados de los métodos convencionales usados para determinar los niveles de humedad, proteína, grasa, cenizas y ácidos grasos de la carne bovina demoran entre tres días y una semana.

La espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano (NIRS, por Near-infrared spectroscopy) es una herramienta investigada a profundidad y aceptada como un método válido para monitorear la calidad de alimentos para los humanos, entre ellos la carne bovina y sus derivados. Esta estudia la interacción entre la radiación electromagnética y la materia, con absorción o emisión de energía.

Aplicando este sistema, el zootecnista Bryan Josué Mojica Cardona, magíster en Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), comprobó que por medio de la aplicación de la espectroscopía y el desarrollo de calibraciones es posible cuantificar simultáneamente múltiples variables de interés asociadas con la calidad de la carne bovina.

“En los procesos de análisis convencionales se deben utilizar algunos reactivos químicos que serían perjudiciales para el ambiente y representar un riesgo para el personal si no se manejan adecuadamente y con la protección respectiva”, comenta el zootecnista.

Después de calibrar el dispositivo cuyo tamaño es similar al de una computadora no se requiere ningún tipo de reactivo, sino que, por medio de la emisión de un haz de luz y una serie de ecuaciones, es capaz de llegar a predecir la calidad de la carne.

“Para realizar las ecuaciones se utilizó un método de regresión en el que se tiene una serie de variables independientes, que en este caso corresponden al espectro, y al tener cada dato del espectro se crean nuevas variables a las cuales se le asigna un coeficiente para predecir cada una de las cualidades de la carne que se desean conocer, como grasa, proteína, humedad y cenizas”, explica el investigador.

Para el estudio se analizaron 197 muestras obtenidas a partir de machos provenientes de fincas de Cundinamarca y zonas rurales de Bogotá, para lo cual, “tuvimos que estudiar los cortes de carne para conocer la calidad composicional, nutricional y organoléptica a través del análisis de la proteína, la humedad, la grasa, las cenizas, el perfil de ácidos grasos, el color y la textura como algunos de los aspectos que el consumidor tiene más presentes”, agregó el magíster Mojica.

En el proyecto también se encontró que las carnes de los sistemas de producción de ganadería de trópico de altura, es decir por encima de los 1.800 msnm, tienen una buena relación de ácidos grasos, como una estrecha relación de omega 3 y 6, lo cual tiene un impacto benéfico sobre la salud del consumidor.

Esta zona es favorable por sus condiciones, como los sistemas de pastoreo, en los cuales los animales consumen forrajes como gramíneas y leguminosas que le brindan a la carne esas características de relación adecuada de ácidos grasos.

“En Estados Unidos, por ejemplo, los sistemas de producción se basan especialmente en altos niveles de inclusión de granos en la dieta del animal, entonces el maíz y la soya que consumen hace que depositen una mayor cantidad de grasa y que la relación de ácidos grasos no sea tan ideal y benéfica para la salud del ser humano”, destacó el investigador.

Además, en los casos en los cuales la carne proviene de animales magros, que no tienen mucha grasa, una persona adulta promedio puede obtener más de la mitad de los aminoácidos esenciales que requiere en su dieta, con un aporte importante de selenio, zinc, hierro y vitaminas del complejo B, como la B12, con una alta biodisponibilidad, por lo que el zootecnista aduce que “la tecnología NIRS podría representar una herramienta para que los productores y consumidores puedan identificar la calidad de los cortes de carne y reconocer que tienen algunos atributos que favorecen su salud”.

Es de resaltar que la evaluación de la calidad de la dieta de los habitantes de zonas rurales del trópico alto andino de países como Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú ha permitido evidenciar un bajo consumo promedio de grasa, hierro, zinc, calcio, vitamina A, folato (o ácido fólico) y vitamina B12, y en el caso de zonas urbanas no se cuenta con un suministro balanceado de ácidos grasos; por ende, el consumo de carne bovina, especialmente del trópico de altura, se proyecta como una solución a futuro para suplir los requerimientos nutricionales de la población.

Por lo tanto, el desarrollo de estas calibraciones abre la posibilidad de ofrecerles en el futuro cercano a los pequeños ganaderos de carne bovina un servicio de análisis de muestras ágil, amigable con el ambiente, multiparamétrico y de bajo costo respecto a los métodos analíticos de referencia tradicionales.

“Conocer la calidad de las carnes que está produciendo le permite al productor indicar en una etiqueta que la carne que ofrece es de una buena calidad nutricional por la cantidad de proteína, grasa, terneza y relación de ácidos grasos omega 3 y 6, y así mismo evaluar aspectos asociados con el proceso de producción y tomar decisiones en campo para impactar positivamente la calidad de los cortes de carne bovina”, concluyó el magíster de la UNAL.

Esta investigación se realizó bajo la tutela de la doctora Claudia Ariza Nieto, integrante de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), y del profesor Germán Afanador Téllez, del Departamento de Producción Animal de la UNAL Sede Bogotá.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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