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Como influye el Calor en la productividad y el bienestar animal

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El calor influye directamente en la productividad y el bienestar animal. Las altas temperaturas, sumadas a la falta o al exceso de lluvia, pueden perjudicar los pastos y afectar el metabolismo y el comportamiento de los animales.

Los productores han de estar atentos para que se mantenga el bienestar animal, especialmente porque el exceso de calor puede provocar pérdidas productivas y reproductivas, así como dificultades en el mantenimiento de la calidad del sustrato del piso debido al aumento del consumo de agua.

Según la profesora Rosangela Poletto Cattani, miembro del Comité Científico de Certified Humane Brasil, debido al calor excesivo, los animales que no se adaptan bien a temperaturas más altas consumen menos alimentos, lo que provoca, por ejemplo, una reducción de la productividad de la leche, la carne y los huevos.

Además, se compromete el bienestar de los animales que sufren de estrés por calor, su comportamiento se ve afectado y son más propensos a enfermarse y sufrir deshidratación o quemaduras graves en la piel, como es el caso de los cerdos que reciben la exposición directa del sol durante su transporte.

Se calcula que el 80% de las pérdidas de producción debido al calor excesivo tienen que ver con el consumo reducido de alimentos y la productividad animal: cantidad y calidad de la leche, los huevos y la carne. El 20% restante corresponde a pérdidas relacionadas a trastornos de salud, que se deben también al intenso calor y que causan problemas reproductivos e inmunológicos, así como un aumento de la mortalidad y, especialmente, de la frecuencia de enfermedades como la mastitis en las vacas.

Según Poletto, los animales más susceptibles al estrés por calor debido a las altas temperaturas suelen ser los bovinos, principalmente los de razas europeas y los ovinos de razas de lana, que por lo general están menos adaptadas al calor. Otras especies que son susceptibles son aquellas que no sudan y tienen una mayor dificultad para perder calor corporal, como es el caso de los cerdos y las aves.

En general, los ambientes con buena ventilación y las estructuras con techos naturales o artificiales ayudan a aliviar el estrés por calor y favorecen el bienestar animal, señala.

La evolución tecnológica también juega un papel importante en el bienestar animal y ha contribuido a la mejora de las condiciones de crianza. “Basándonos en el conocimiento sobre la fisiología y el comportamiento de los animales, siempre se ha de considerar que estos deben tener acceso a zonas de sombra en las épocas más calurosas del año para que se mantenga su nivel de productividad, incluso en el caso de especies y razas adaptadas a las regiones tropicales”, dice el portal.

Algunos cuidados que los criadores pueden tener en cuenta son:

Abrigos con buena ventilación y zonas cubiertas (que sirven para reducir los efectos del calor excesivo en los animales. Los rayos del sol no deben incidir directamente en ellos, especialmente durante las horas más calurosas del día, es decir, entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde.

Sistemas de ventilación conectados con rociadores (que humedecen el aire y sirven para refrescar aquellos ambientes más cerrados, donde generalmente se crían cerdos, vacas lecheras y aves).

Sombra natural (árboles) disponibles para aquellos animales que permanecen en pastos.

Es importante resaltar que los ganaderos deben observar constantemente si la temperatura es la ideal para que los animales se encuentren bien y cómodos y prestar atención a la relación de esta con la humedad del aire: una temperatura alta y una humedad relativa superior al 80% dificultan la pérdida de calor corporal.

Existe una condición térmica conocida como zona termoneutral, definida como un rango de temperatura máxima y mínima en la que el animal no necesita activar mecanismos fisiológicos y de comportamiento para mantener su temperatura corporal. Es decir, el animal está en una zona de confort térmico, incluso cuando se producen cambios en la temperatura ambiente.

Esta condición varía de acuerdo con varios factores, entre los que se incluyen la especie, la edad del animal, el tipo de instalación del alojamiento y el espacio del que dispone cada animal (cuanto más amontonados están, mayor es la producción de calor y el riesgo de estrés). También se considera el estado fisiológico: los animales recién nacidos, por ejemplo, son más propensos a pasar por fluctuaciones térmicas, así como las hembras en la fase de lactancia y gestación, ya que la producción de leche aumenta el calor corporal.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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