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Claves para controlar la mastitis al inicio de la lactancia

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Los casos de mastitis clínica severas por coliformes (Escherichia coli y Klebsiella spp.), se presentan principalmente al inicio de la lactancia y en rodeos que han controlado los patógenos contagiosos.

El tratamiento de estas mastitis son costosas, no siempre resueltas, progresando a la muerte del animal. Cha et al. (2013), demostraron que en vaquillonas un primer caso de Klebsiella spp. tiene 4,5 veces más riesgo de mortalidad y 3,3 veces para Escherichia coli, comparadas con las vaquillonas sin un primer caso de mastitis.

El riesgo de descarte en vaquillonas para un primer caso de Klebsiella spp. fue de 6,7 veces y de 3,1 veces para Escherichia coli. En vacas un primer caso de Klebsiella spp. tiene 3,7 veces más riesgo de mortalidad y 3 veces para Escherichia coli. Oliveira et al. (2013), encontraron que el 34% de los casos de mastitis clínica por Escherichia coli fueron severos y el 37% para Klebsiella spp. La reducción en producción de leche fue de 11,2 litros/vaca/día (-23%).

La mastitis severa tuvo el triple de probabilidad de descarte, comparada con las mastitis leves y moderadas. El 31% de las vacas con mastitis severas fueron descartadas. Heikkila et al (2012), demostraron que el descarte prematuro por mastitis incrementó en un 28% el costo de la enfermedad y la pérdida principal fue la producción de leche a largo plazo. Bradley et al. (2013), encontraron que la pérdida en las vacas descartadas los primeros 120 días de lactancia fue de 2.741 litros. Otro aspecto a tener en cuenta es el impacto de la mastitis en la fertilidad.

Fuenzalida et al (2015), demostraron que las vacas con mastitis severas reducían en un 50% la probabilidad de preñez al primer servicio comparadas con las vacas sanas. Las vacas con un balance energético negativo al principio de la lactancia, son particularmente susceptibles a las mastitis coliformes, debido a la inmunodepresión del sistema de defensas. Debido a todo lo mencionado, la prevención de la enfermedad es considerada la mejor opción y puede consistir en reducir la exposición de la punta del pezón a coliformes del medio ambiente y el incremento del sistema de defensas a la infección. La vacunación es una opción viable preventiva.

Evolución de la mastitis severa por coliformes desde las 6 a 36 hs.

La severidad de la inflamación y la ocurrencia de mastitis clínica severa por coliformes, puede reducirse por el uso de la vacuna J5. Los beneficios de la misma incluyen una reducción de la incidencia del 80% durante los 3 primeros meses de lactancia (Gonzalez et al., 1989), reducción de la pérdida en producción de leche, mortalidad y descarte (Wilson et al., 2007, 2008, 2009). Kessels et al. (2016), demostraron que la vacuna J5 incrementó el retorno neto en todos los escenarios evaluados con respecto a las decisiones de descarte.

Vacuna J5 en vacas

Pol et al. (2008), realizaron un estudio en un tambo de Argentina con 1.200 vacas en ordeño con una vacuna de Rotavirus bovino serotipos 6 y 10 y Escherichia coli J5 (Rotatec J5, Biogénesis Bagó). El riesgo relativo de adquirir un caso clínico fue 1,44 veces mayor en el grupo control negativo (sin vacunación) comparado con el grupo vacunado. El grupo control tuvo un riesgo 1,86 veces mayor que el vacunado para manifestar mastitis clínicas severas por coliformes. El riesgo relativo de que un animal muriera o fuera descartado fue 7,83 veces mayor para el grupo control, comparado con el grupo vacunado. La tasa de incidencia de mortalidad y descarte en el grupo control fue del 87,2%, debido a la falta de vacunación. En el cuadro 1, se resumen los resultados obtenidos.

Molina et al. (2013), evaluaron la vacuna Rotatec J5 en vacas. Las vacas vacunadas redujeron la prevalencia de infecciones intramamarias (IIM) por Escherichia coli, comparando el secado con el post-parto en un 87,52% vs. un 39,98% para el grupo control no vacunado. La vacuna J5 redujo la ocurrencia de mastitis clínica por Escherichia coli en el post-parto. El 66,60% de IIM por este patógeno se convirtieron en clínicas en el grupo control no vacunado, en comparación a ningún animal vacunado. La vacuna J5 redujo la ocurrencia de mastitis clínica por Escherichia coli en los primeros 100 días de lactancia en un 45,14%, comparada con el grupo control no vacunado. El 7% de las vacas vacunadas presentaron mastitis severas por Escherichia coli vs. ninguna del grupo vacunado. En los primeros 100 días de lactancia las vacas vacunadas incrementaron un 7,20% la producción de leche, comparadas con el grupo control.

Vacuna J5 en vaquillonas

Gentilini et al. (2012), evaluaron la Vacuna Rotatec J5 en vaquillonas. Se administraron 3 dosis de la vacuna: la primera a los 60 días pre-parto, la segunda a los 30 días pre-parto y la tercera en la primera semana post-parto. La vacuna J5 redujo la ocurrencia de mastitis clínica por Escherichia coli en el post-parto. El 100% de IIM por este patógeno se convirtieron en clínicas en el grupo control no vacunado, en comparación a ningún animal vacunado. La vacuna J5 fue eficaz en reducir la ocurrencia de mastitis clínica en los primeros 100 días de lactancia. Los resultados evidencian una eficacia de la vacuna en la prevención de la ocurrencia de mastitis clínica al inicio de la lactancia, incluso cuando el animal ya se encontraba infectado por Escherichia coli en el post-parto.

Hogan et al. (1992), demostraron que la vacuna J5 puede aumentar la capacidad de defensa a la infección, a través de la estimulación de la producción de anticuerpos específicos contra antígenos del núcleo del lipopolisacárido, que son comunes a todas las bacterias Gram- negativas (por ello su acción no es solamente contra Escherichia coli, sino también contra Klebsiella spp.), promoviendo la eliminación del patógeno sin la presentación de signos clínicos. Smith et al. (1999), observaron que durante los primeros 90 días de lactancia el riesgo de presentar mastitis clínica por coliformes fue 5 veces menor en los animales vacunados comparados con los no vacunados.

Otro beneficio del estudio de Gentilini et al., fue el incremento de la producción de leche en las vaquillonas vacunadas, comparadas con el grupo control sin tratar. En los primeros 100 días de lactancia las vaquillonas vacunadas produjeron 3,08 litros/día más (incremento del 17,44%), comparadas con el grupo control.

Los resultados del estudio indican que la vacuna J5 estuvo relacionada a un retorno más rápido de la producción de leche después del caso clínico (al reducir la severidad y duración del mismo), permitiendo el restablecimiento de las funciones productivas de la ubre, reduciendo los efectos deletéreos en la producción de leche durante la lactancia. Es muy importante administrar la tercera dosis de la vacuna, ya que el estudio evaluó la misma vacuna con 2 dosis a los 60 y 30 días pre-parto. El 12,5% de IIM por Escherichia coli se convirtieron en clínicas. En los primeros 100 días de lactancia las vaquillonas vacunadas con 2 dosis produjeron 3,33 litros/día menos (reducción del 16,06%), comparadas con las vacunadas con 3 dosis.

Por lo tanto es de suma importancia completar las 3 dosis. La tercera dosis no es recomendable administrarla al parto, debido a la inmunodepresión presente. Los trabajos recomiendan el suministro entre 10 a 14 días post-parto (Steele et al., 2019; Vangroenweghe et al., 2020). El régimen de dosificaciٕón al secado, 30 días antes del parto y 10-14 días post-parto fue avalado para vacas y vaquillonas. En el cuadro 2, se resumen los resultados obtenidos.

Conclusiones

La intensificación de los sistemas de producción de leche y factores ambientales como barro y lluvia, favorecen la aparición de mastitis coliformes. La vacuna J5 es eficaz contra mastitis por Escherichia coli y Klebsiella spp. La vacuna J5 sigue siendo la más probada y estudiada en mastitis. Los beneficios incluyen la reducción de la incidencia, severidad y duración de los casos clínicos, días en hospital, impacto de mastitis y fertilidad, abortos, muertes, descartes e incremento de producción de leche.

La vacuna Rotatec J5 presenta la ventaja de tener una doble acción: mastitis coliformes y diarrea neonatal de las terneras en la guachera. Es de destacar que en el estudio de Argentina murieron 8 animales del grupo control como consecuencia de los casos de mastitis que experimentaron, mientras que se detectó por esta causa un animal muerto en el grupo vacunado. Esta observación debe ponerse en perspectiva al considerar que, salvar una vaca de cada 100 en lactancia de contraer un caso severo de mastitis clínica por coliformes justifica económicamente la administración de la vacuna J5.

Nota : el autor es consultor en Mastitis y Calidad de Leche.

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Optimizando el uso del semen sexado

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El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

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