La avena y el raigrás son una opción rentable y eficiente para ganaderías como la del nor-este argentino (NEA), por ello especialistas del Instituto de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA Mercedes, Corrientes), brindan recomendaciones para una buena planificación del pastoreo.
La avena y el raigrás son recursos viables para obtener altas ganancias de peso durante el invierno por tratarse de una fuente de proteína pastoril. Para lograr una utilización rentable y eficiente es importante planificar el pastoreo y tener en cuenta los momentos de rotación, la carga y la categoría.
En los últimos años, los sistemas ganaderos del NEA pasaron de sistemas exclusivamente de cría a sistemas de cría y recría o incluso de ciclo completo. Este nuevo escenario requiere del incremento en la producción de forraje, mediante la introducción de pasturas perennes y verdeos, debido a que el bache invernal es el principal problema en la cadena forrajera en el NEA.
En este sentido, Diego Bendersky, especialista en manejo y utilización de pasturas del INTA Mercedes –Corrientes– indicó que “el uso estratégico de un verdeo de invierno tiene un alto impacto sobre el sistema de producción ganadera que justifica su inclusión”.
Al inicio del pastoreo, resulta fundamental no perder de vista dos condiciones: el anclaje y la cobertura inicial. “La planta va a contar con un anclaje suficiente si se corta por las hojas y no se arranca del suelo. La cobertura será adecuada si tenemos un 75% del suelo cubierto”, explicó Celina Borrajo, especialista en introducción y evaluación de pasturas cultivadas del INTA Mercedes.
Para Borrajo, la planificación de la utilización en base a un sistema de pastoreo rotativo será clave; así como la elección de la categoría bovina. “El ternero de recría o la ternera de reposición –por ejemplo– son categorías con altos requerimientos de proteína y de bajo peso, con lo cual se puede lograr un uso eficiente del forraje, con alta carga y una excelente conversión de pasto en carne”.
La cantidad de días de pastoreo no es fija, dependerá del forraje disponible al ingreso de los animales al potrero, de la tasa de crecimiento del pasto y de la expectativa de ganancia de peso esperada.
Bendersky destacó que las instalaciones y la instrucción al personal encargado del manejo del pastoreo son otro eslabón importante. “El uso de alambrado eléctrico para hacer las subdivisiones en los potreros y que estén conectadas a un callejón con acceso a una aguada cercana y al suplemento mineral, será lo más práctico para el movimiento de la hacienda”.
Ensayos realizados en el INTA Mercedes determinaron que para maximizar la producción de carne por hectárea, “los animales ingresen al potrero cuando el raigrás tenga una altura aproximada de 20 centímetros y sean retirados cuando los remanentes tengan 3 centímetros de altura”, puntualizó Borrajo.
Con respecto al manejo, Berdersky recomendó “tener en cuenta el período de descanso entre pastoreos para permitir un buen rebrote”. En el caso del raigrás este tiempo oscila entre los 27 y 54 días, con la precaución de extenderlo ante situaciones de estrés hídrico, bajas temperaturas o luego de un pastoreo muy severo.
Por otro lado, la suplementación –especialmente la energética– permite complementar y balancear la dieta animal debido al alto contenido proteico de los verdeos. “El tipo y la cantidad dependerán de la finalidad que plantea cada productor, desde granos y subproductos hasta forrajes conservados (silos)”, añadió el especialista.
Fuente: INTA