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Avanza Proyecto de Trazabilidad Bovina en Nicaragua

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En Nicaragua se han inscrito en el sistema nacional de trazabilidad unas 58,587 fincas, desde 2011 a octubre del 2014, así como 1.3 millones de cabezas de bovinos según datos del Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor), las organizaciones ganaderas en el país centroamericano apoyan la gestión gubernamental en proceso de registro del ganado.

Tanto estas fincas como el ganado tienen asignado un Código Único de Establecimiento Rural o Finca, es decir un código numérico que identifica al productor agropecuario y al animal, según la información.

Para Leonardo García Huembes, coordinador técnico del programa de licenciamiento del software de trazabilidad, Trazarnic, en esta materia Nicaragua es el país que tiene los mayores avances a nivel de la región.

En Nicaragua, según el Censo Agropecuario 2011 en el país existen 4.1 millones de cabezas de ganado.

“Es un avance significativo, a nivel de Centroamérica somos el único país que estamos en ese avance, Costa Rica lo hace, pero de una manera grupal”, precisó García Huembes.

El coordinador técnico de Trazarnic explicó que los productores cumplieron con la primera etapa que establece la norma del Sistema de Registro de Establecimientos, Identificación y Movilización de Ganado Bovino, como es la identificación de las fincas y el ganado.

Un segundo paso está relacionado a los movimientos del animal, es decir que los productores deben notificar de inmediato a la autoridad competente todos los movimientos de los animales en el establecimiento.

«Existe una confusión entre los productores y creen que con ponerle la chapa ya están en trazabilidad, porque un animal puede estar enchapado, pero hace falta registrar sus movimientos», dijo García Huembes.

La trazabilidad es la capacidad de seguir el rastro del animal, desde que nace hasta la faena e industrialización, registrando datos tales como, nacimiento, sexo, raza y sus movimientos.

Todos los datos de registro relacionados a la trazabilidad correspondiente a establecimientos, animales bovinos, transportes, mataderos y rastros deben administrarse en el sistema informático del programa de Trazabilidad Bovina del Magfor, según explica la norma técnica.

Uno de los puntos esenciales con la trazabilidad es que este se convierte en uno de los requisitos fundamentales que exige la Unión Europea en el marco del Acuerdo de Asociación, AdA, para la exportación de carne bovina.

LOGROS DE TRAZARNIC

Trazarnic, el programa que impulsan la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua, Apen, y Catholic Relief Services, CRS, por sus siglas en inglés, contabiliza unas 2,237 cabezas de ganado que cuentan con un dispositivo de identificación como parte de ese registro.

Apen y CRS firmaron un convenio de cooperación a inicios del 2014 que pretende beneficiar a 2,800 ganaderos y capacitar a técnicos en el uso de la herramienta Trazarnic en los módulos de gestión de trazabilidad, gestión productiva, reproductiva y control de leche producida por los productores beneficiados.

“A la fecha 187 fincas ya cuentan con sus Códigos Únicos de Establecimientos () esto representa un avance del 88% de las 211 fincas que se debe garantizar su inserción al Sistema», aseveró el funcionario de Apen.

El proyecto Trazarnic ejecutado por Apen inició en 2012 y es financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, Fondo Multilateral de Inversiones, miembro del Grupo BID Fomin, y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid.

En 2014 la meta es identificar (con arete) unas 30,000 cabezas de ganado bovino, explicó García Huembes.

Hasta el momento, agregó, hay unas 19,000 cabezas de ganado identificados por Apen, y registrados en el sistema de Trazarnic alrededor de 16,000.

Por otro lado, Yanira Centeno, coordinadora del proyecto Progresa en la Asociación para la Diversificación y el Desarrollo Agrícola Comunal, Addac, explicó que esta asociación trabaja con 500 productores en la cadena de ganado de doble propósito en los municipios de Matiguás, Rancho Grande y Waslala, en el departamento de Matagalpa.

«En nuestro caso iniciamos a trabajar en el tema de trazabilidad en febrero del 2013 con un proyecto piloto de CRS, monitoreando inicialmente el movimiento de 400 animales. Hoy día ya tenemos 2,100 cabezas identificadas, las que vamos a controlar de mejor manera con este software (Trazarnic) facilitado por APEN», indicó Centeno.

CAPACITACIÓN

El programa de Apen y CRS beneficia a ganaderos en los departamentos de Estelí, Madriz, Nueva Segovia, Jinotega y Matagalpa en la alianza con CRS; y en la Región Autónoma Caribe Sur, Nueva Guinea, Río San Juan, Chinandega y León.

«El convenio entre APEN y CRS inició con la capacitación de 30 técnicos de las seis organizaciones beneficiarias de Progresa, en el manejo del sistema Trazarnic, y se procedió a la creación de los consorcios y alimentación del sistema con la información proveniente de fincas pecuarias», comentó Santos Palma Munguía, gerente de desarrollo empresarial de Progresa.

«Además se elaboró un cuaderno de registro de trazabilidad, que también incorpora elementos de buenas prácticas pecuarias, los cuales servirán a los productores para la gestión productiva y reproductiva de la finca», agregó Santos.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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