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Argentina – Investigadores Lograron Producir Biocombustible con Suero de Queso
Publicado
6 años atrásen
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PerulacteaEste desarrollo tecnológico traerá beneficios económicos y aportará a la sustentabilidad del medioambiente. El principal insumo es uno de los desechos más contaminantes de la industria alimentaria. El lactosuero posee un elevado contenido de materia orgánica y, en la actualidad, requiere ser tratado para no contaminar suelos, napas, ríos o lagunas.
Investigadores de las universidades nacionales de Río Cuarto y de Villa María lograron producir biocombustible a partir de una nueva fuente no convencional de materia prima. Emplean lactosuero, un desecho contaminante que generan en grandes cantidades las industrias de la región que elaboran quesos.
Usaron un microorganismo que tiene un alto potencial biotecnológico en comparación con otros que comúnmente se utilizan en la industria, lo cual convierte en novedosa la investigación de los científicos universitarios.
Como resultado de la investigación pudieron producir bioetanol, cuya purificación lo hace apto para ser utilizado en las naftas de uso común para los automóviles. Lo consiguieron aislando microorganismos, que tienen la capacidad de utilizar la lactosa presente en el suero del queso.
El equipo de trabajo estuvo liderado por la doctora Lilia Cavaglieri, investigadora principal del Conicet y profesora del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la UNRC, con la colaboración de la doctora Mariana Montenegro, del CIT-Conicet de Villa María, y la tesista del Doctorado en Ciencias Biológicas, la microbióloga Carla Aminahuel.
Este desarrollo científico representa un significativo aporte a la sustentabilidad del medioambiente. El lactosuero es uno de los desechos más contaminantes de la industria alimentaria, debido a su elevado contenido en materia orgánica; y la riqueza en lactosa es la principal responsable de su capacidad para actuar como sustrato de fermentación microbiana. Como ejemplo, cerca de 0,25 a 0,30 litros de suero sin depurar equivalen a las aguas negras producidas en un día por una persona.
Por cada kilogramo de queso producido, sobran, en promedio, nueve litros de suero, un líquido de color claro compuesto por un 95% de agua, un 4% de lactosa y un 1% de proteína.
Por año, Argentina produce alrededor de 9 millones de toneladas de suero de queso. El 60% de esa cantidad es desechado y, cuando no se utiliza, es necesario tratarlo como un efluente industrial para no contaminar suelos, napas, ríos o lagunas.
El bioetanol o biocombustible que se logró producir en la Universidad es el conocido como “de primera generación”, denominado así por el tipo de sustrato que utiliza, es decir, el compuesto azucarado que pueda hacer crecer la levadura y, consecuentemente, permitir la producción de combustible. También son llamados así porque se obtienen de residuos de la industria, como por ejemplo del maíz o, como en este caso, a partir del lactosuero.
Las investigadoras Cavaglieri y Aminahuel explicaron que el bioetanol se obtuvo a partir de un proceso de fermentación, que se logra introduciendo microorganismos en el lactosuero, al que se le dan condiciones necesarias, como de temperatura y agitación. Luego, se utiliza el azúcar presente en el lactosuero para convertirlo en bioetanol.
La materia prima empleada se recogió en la región, particularmente en la zona de Villa María, donde la actividad quesera es muy importante. En inmediaciones de esa ciudad, cabecera del Departamento General San Martín, se encuentra una de las cuencas lecheras más importantes del país. Allí se produce gran cantidad de quesos y, por lo tanto, de lactosuero. “En Villa María existen muchas cooperativas y pequeñas industrias que se dedican a la producción de queso. Ellas nos proveen el lactosuero, que es caracterizado en el laboratorio para ver si tienen condiciones para producir bioetanol”, comentaron las investigadoras.
En Argentina, se producen cerca de 9 millones de toneladas de lactosuero y sólo Villa María aporta cerca del 50 por ciento de esa cantidad. Sin embargo, alrededor del 60 por ciento de todo lo que se genera se transforma en desecho, con los inconvenientes que ello implica para el medioambiente, ya que se trata de material biológico, que es una fuente para la proliferación de microorganismos.
En Argentina, a diferencia de países como Brasil, todavía no se emplea el bioetanol puro como combustible para los vehículos, pero sí hay un corte importante de alcohol en las naftas, que oscila entre el 10 y el 12 por ciento.
A las industrias productoras de queso les genera un costo económico extra descontaminar los suelos en donde se arroja el lactosuero. No se trata de un producto tóxico, pero se termina contaminando porque tiene una gran demanda de oxígeno y se generan microorganismos indeseables, que pueden afectar los suelos o, eventualmente, las napas de agua. Incluso, los productores necesitan un espacio físico donde colocar este desecho.
Con la posibilidad de destinar el lactosuero a la producción de bioetanol, el productor tendría una alternativa diferente para disponer de ese desecho, estimaron las investigadoras.
Actualmente, muchas empresas descartan el lactosuero a través de cañerías que van directamente al suelo sin ningún tipo de tratamiento, indicaron.
Aminahuel sostuvo, además, que se intentan los primeros contactos con empresas generadoras de energía de la zona para llevar la producción de bioetanol a una escala mayor.
Una respuesta a la demanda industrial
Este proyecto surgió de la interacción de investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto con pares de Villa María. “Hace unos cinco años comenzamos a trabajar en el desarrollo de aditivos para alimentación animal. Este trabajo, en particular, forma parte de nuevas líneas de investigación, que tienen como finalidad dar respuesta a la demanda de un grupo importante de industrias generadoras de lactosuero”, destacó Cavaglieri. Y agregó: “Cuando uno trabaja en investigación, busca líneas prioritarias que sean sustentables económicamente y que redunden en beneficio para el país. Esta es una investigación que surgió de las demandas del medio”. “Por otra parte, siempre tratamos de darle a nuestras líneas de investigación un perfil que no solamente apunte a un desarrollo tecnológico que conlleve beneficios económicos para los productores, los consumidores y el país, sino que también tengan un impacto ambiental directo o indirecto favorable al aprovechar los residuos que eliminan las industrias”, comentó.
Nuevos desafíos
Resaltó Cavaglieri que, con su grupo de investigación, trabajan actualmente con cepas de Kluyveromyces marxianus, a diferencia de otros lugares del mundo donde lo hacen con cepas de Saccharomyces. De todos modos, explicó: “Nuestra idea es trabajar con distintos tipos de microorganismos para poder mejorar la eficiencia de la producción”.
Las cepas de Saccharomyces están muy difundidas y son aquellas que se utilizan en levaduras para panificación, en la elaboración de cervezas, en la industria vitivinícola, o para otros productos alimenticios. Sin embargo, según precisó la investigadora, no cualquier microorganismo puede utilizar el azúcar que se encuentra en el lactosuero, como ocurre con la cepa Kluyveromyces marxianus, lo cual hace novedoso este tipo de investigaciones, porque se trata de un microorganismo que tiene un alto potencial biotecnológico en relación con otros.
Esa particularidad, ubica a este grupo de investigadores a la vanguardia a nivel mundial en estudios científicos de estas características.
También, adelantó la doctora Cavaglieri, que junto con su equipo de trabajo tiene previsto desarrollar estrategias de encapsulado. Explicó: “Cuando hallamos el mejor microorganismo para la obtención del alcohol, por un proceso de filtración, se descarta todo, incluso el mismo microorganismo que se utilizó. El encapsulado es una técnica que permitiría la reutilización del microorganismo. Esa cápsula tiene poros por donde entra el lactosuero y sale el alcohol, lo que nos permitiría recuperar el microorganismo a través de un proceso de filtración. Esta sería una forma de abaratar costos porque al microorganismo necesario para obtener alcohol también hay que producirlo. Sería una etapa posterior al desarrollo de la actual investigación”.
En este marco, Cavaglieri agradeció el respaldo económico del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, a través del Foncyt y del CONICET, como así también de las secretarías de Ciencia y Técnica, tanto de la Universidad Nacional de Río Cuarto cuanto de Villa María.
Menos contaminación
Mucho se habló sobre la problemática de los combustibles fósiles, en parte debido a la contaminación que inevitablemente se deriva por su uso. Las emisiones de CO2 a la atmósfera, consideradas como una de las fuentes que contribuyen mayoritariamente al calentamiento global del planeta, pueden tener consecuencias desastrosas para ciertas regiones, produciendo sequías e inundaciones. Una alternativa para reducir el volumen total de CO2 que se emite a la atmósfera es el uso de biocombustibles. Éstos se obtienen de manera renovable a partir de restos orgánicos que absorben CO2 a medida que crecen, emitiendo prácticamente la misma cantidad que los combustibles convencionales cuando se queman, lo que produce un proceso de ciclo cerrado.
Dentro de estos biocombustibles se encuentra el bioetanol, que mezclado con la gasolina produce un biocombustible con características muy similares a la gasolina. Además, usado a concentraciones del 5 o el 10% no se requieren modificaciones en los motores actuales.
Faltan nexos con las industrias
Cavaglieri subrayó la calidad y cantidad de investigaciones que llevan adelante los científicos argentinos, pero lamentó que haya “inconvenientes en establecer el nexo entre los investigadores y las industrias, que son las que desarrollan los productos a escala”. “Los investigadores hacemos ensayos a escala piloto, pero entre la empresa que necesita el producto y el investigador necesitamos aquel intermediario que produzca a escala comercial”, remarcó.
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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos
Publicado
3 días atrásen
22/11/2024Por
PerulacteaCon una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.
En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.
Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %
Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.
En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.
Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.
Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.
El Estudio
En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).
Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.
Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.
Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)
También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.
Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.
También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.
Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas
El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.
También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.
“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.
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