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Científicos Argentinos usan Tecnología para la Reproducción Bovina

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Investigadores de la Universidad Nacional de La Pampa (Argentina), trabajan en la evaluación y desarrollo de tratamientos para enfrentar los problemas de infertilidad en el ganado, causados por la alta demanda de carne y leche.

La carne que se produce en la Argentina tiene fama mundial. Es uno de los alimentos que los argentinos más extrañan si se van a vivir al exterior y uno de los ítems casi obligados en la lista de artistas y turistas que visitan el país. Pero el éxito comercial de este producto nacional tiene su lado negativo: las exigencias cada vez mayores de la demanda aumentan el estrés en el ganado bovino. Esto causa problemas de infertilidad, como anestro (falta de celo y ovulación) y mortalidad embrionaria. Es decir, a la vaca le cuesta entrar en celo, preñarse y sostener la preñez.

De esta manera, el porcentaje de destete nacional (la cantidad de terneros que se producen en el país cada 100 vacas) es del 60-65 %, cuando debería ser del 80-85 %. En tanto, el ganado destinado a la lechería presenta un problema similar. Por la alta demanda, la mayor producción individual de leche requiere un manejo nutricional y sanitario más importante y obliga a los productores a mejorar las condiciones de confort y alimento del ganado, para que el sistema se sostenga en el tiempo y no exponga a los animales a una situación de estrés.

Ante estos desafíos que enfrentan los productores ganaderos, investigadores del Laboratorio de Reproducción de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPAM) trabajan en el desarrollo de tecnologías no inyectables para incrementar la productividad de carne y leche, a través de mejoras en la sanidad y el bienestar animal. Los expertos se dedican al área desde hace varios años, pero gracias a la reciente obtención de un subsidio por parte de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica podrán ampliar las instalaciones, comprar equipamiento e insumos y profundizar la investigación. De esta nueva etapa del proyecto también participan colegas de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y la empresa Biogénesis Bagó.

“Evaluamos cómo se comportan los fármacos y tratamos de mejorar sus efectos”, dice Julián Bartolomé, director del
laboratorio de la Facultad de Veterinaria de la UNLPAM.

El director del laboratorio de la UNLPAM, Julián Bartolomé, explica que “hay dos categorías de bovinos que se reproducen, la vaca de cría y la lechera. La primera necesita reproducirse para producir un ternero y carne, y la segunda necesita de un parto para poder producir leche. En los dos casos, la fertilidad es importante para la productividad. Por eso, este proyecto tiene que ver con el desarrollo y evaluación de fármacos no inyectables para mejorar la fertilidad y sanidad en bovinos”.

Bartolomé precisa que, en el caso de la vaca de cría, los problemas de fertilidad tienen que ver con factores nutricionales: el período de amamantamiento de la cría hace que, muchas veces, a la vaca le cueste volver a ciclar.

Por su parte, la situación de la vaca lechera es más compleja, porque el hecho de que produzca mayores cantidades de leche hace que la concentración de hormonas reproductivas en la sangre sea menor, favoreciendo la generación de eventos que comprometen la reproducción, como quistes y mortalidad embrionaria. Además, el experto indica que el manejo intensivo y las condiciones sanitarias en las que se encuentran los animales también representan estrés, por lo que trabajan en el confort de los bovinos y en optimizar los controles sanitarios para reducir el riesgo de que contraigan enfermedades.

“Nuestro objetivo es poner a punto técnicas para medir una cierta cantidad de hormonas y metabolitos en sangre que permitan caracterizar problemáticas, probar medicamentos y ver cómo influyen en la reproducción. Medimos progesterona, estrógeno e insulina, entre otras. Y, en el caso de que se utilicen fármacos para inducir celo y reducir mortalidad embrionaria, evaluamos cómo se comportan esos fármacos y tratamos de mejorar sus efectos”, señala Bartolomé.

“Nuestro objetivo final es poder lograr mejoras en el manejo nutricional, que permitan que las vacas se reproduzcan sin necesidad de un tratamiento”, dice Bartolomé, de la UNLPAM.

Actualmente, los investigadores trabajan en la evaluación y mejora de tratamientos hormonales para estimular el celo, que administran progesterona con un dispositivo intravaginal. Se trata de un método que produce una liberación lenta de la hormona y hace que la vaca empiece a ovular normalmente. Si bien ya se fabrican en la Argentina, los laboratorios están buscando mejorarlo. La diferencia con los métodos inyectables es que estos últimos son estresantes para los animales e implican un mayor riesgo de enfermedades si no se usan agujas individuales.

Sobre el tratamiento hormonal, el investigador explica que no afecta la calidad de la carne ni de la leche. “Las hormonas se usan en dosis muy bajas y está comprobado que no quedan residuos en los alimentos. Nuestro objetivo final es poder lograr mejoras en el manejo nutricional, que permitan que las vacas se reproduzcan sin necesidad de un tratamiento, que es lo ideal. Y poder tratar aquellos casos puntuales de infertilidad donde haya un problema individual, pero no como metodología sistemática”, remarca. “Además, la aplicación de inseminación artificial se hace difícil en situaciones de manejo extensivo, porque requiere controlar la ovulación de los animales para poder inseminar en un determinado momento”, concluye.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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