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Fecundación In vitro en Bovinos

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La fecundación in vitro (FIV) es la técnica de reproducción asistida que más se asemeja a la concepción natural. 

“La FIV es una de las técnicas que se emplean como punto de partida para diferentes experimentos que realizamos. Eso nos ha permitido interactuar con profesionales que trabajan en el campo, con otras necesidades diferentes a las nuestras, tales como resolver cuestiones que tengan un impacto instantáneo en los sistemas productivos”.

Así lo indicó María Inés Hiriart, integrante del equipo de investigación del Laboratorio de Biotecnología Animal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, durante una conferencia ofrecida en el Congreso Tecnológico CREA.

“Hemos encontrado, a partir de la interacción multidisciplinaria, el momento de capitalizar estos veinte años de experiencia en FIV, intentando contribuir de manera confiable y responsable al desarrollo del ganado bovino en Argentina”, apuntó la científica.

La FIV consiste en realizar el proceso de fecundación fuera del tracto genital femenino (específicamente en laboratorio). El término “in vitro” (en vidrio) se refiere a los materiales se empleaban inicialmente en el laboratorio y que hoy se han reemplazado por plásticos descartables.

La aplicación de la FIV se basa en la obtención de las gametas (óvulos y espermatozoides), la unión de las mismas para la producción de lo que llamamos embriones y, finalmente, la transferencia del embrión a una hembra receptora de cualquier mérito genético para que lo geste y permita su nacimiento.

Respecto de los óvulos, mediante un procedimiento llamado “Ovum Pick-Up” (OPU) es posible aspirar óvulos de vacas vivas (asistiéndose con un ecógrafo). Esto permite acelerar el proceso reproductivo porque una vaca puede emplearse como donante de óvulos cada semana, además de acortar el intervalo generacional al emplear como “donantes” a terneras o vaquillonas prepúberes, hembras preñadas y en posparto.

Respecto de la contraparte masculina, el semen empleado para FIV es generalmente semen congelado. Y las ventajas se potencian si se emplea semen sexado para determinar el sexo de las crías en función de los objetivos productivos establecidos (por ejemplo: generar sólo hembras para tambos).

Entonces, seleccionados los padres y obtenidas las gametas, de la unión de cada óvulo y de un espermatozoide resulta el embrión, el cual es mantenido en el laboratorio en condiciones controladas durante siete días, hasta un estadio transferible a una hembra receptora con las condiciones necesarias para que cumpla el rol de madre sustituta.

“Los resultados demuestran que con la FIV se obtiene un alto número de embriones y reduce el número de espermatozoides viables necesarios para fecundar en comparación con la inseminación artificial o el servicio natural”, indicó Hiriart.

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  • En Argentina, el primer ternero producido por FIV nació en 1994 gracias al esfuerzo de Daniel Salamone y Lino Barañao.

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    Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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    Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

    En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

    Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

    Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

    En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

    Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

    Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

    El Estudio

    En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

    Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

    Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

    Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

    También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

    Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

    También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

    Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

    El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

    También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

    “Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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