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Vacunación y Desparasitación para Ganado Cebú en Pastoreo

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Debido a sus diferentes climas y orografía, el trópico presenta factores transmisores de enfermedades tanto virales, bacterianas como parasitarias, la presencia de calor y humedad disminuyen el sistema inmunológico de los animales. 

Las razas cebuínas son conocidas por sus altos índices de productividad, destacando entre sus aptitudes la rusticidad, buena longevidad, fertilidad, habilidad materna y producción de carne; estas bondades las transmite con gran facilidad a su progenie, tanto a su misma raza como en cruzamientos con otras razas haciéndolas más resistentes. 

Para poder establecer un buen programa de salud debemos tomar en cuenta: la nutrición, vacunación y sanidad del hato ganadero, ya que es más rentable prevenir las enfermedades que hacer uso indiscriminado de los antibióticos. 

Los programas de medicina preventiva deben establecerse de 

acuerdo con la zona y la presencia de enfermedades clínicas y subclínicas de cada rancho, se debe considerar: edad y sexo de los animales, historia de enfermedades en el rancho, localización del rancho, qué programas de vacunación se han manejado en el pasado, si es un ancho abierto o cerrado a la compra de nuevos animales. 

En la actualidad contamos con herramientas tecnológicas y que pocos ganaderos toman en consideración, la prueba de ELISA es una de ellas y nos ayuda a saber qué enfermedades están presentes en el rancho. Es un método rápido y e caz para saber si los animales han estado expuestos a la presencia de virus o bacterias. En el caso de de nir qué desparasitante utilizar, es necesario realizar muestreo de heces 

para examen coproparasitoscópico, la técnica más común es McMaster. 

Es mucho más rentable prevenir las enfermedades que hacer uso indiscriminado de los antibióticos. 

Esta técnica coproparasitoscópica de McMaster se de ne como: 

Una técnica cuantitativa para determinar la eliminación de huevos de helmintos u ooquistes de protozoarios presentes en la materia fecal. El principio de esta técnica de 

diagnóstico se basa en la utilización de una solución saturada, las cuales por su densidad, permiten que los huevos de helmintos y ooquistes de protozoarios presentes en la arteria fecal, oten y puedan ser observados y contabilizados en una cámara de McMaster, para determinar su cantidad por gramo de heces. Esta técnica utiliza cámaras de conteo que facilitan el examen microscópico de un volumen conocido de suspensión fecal (Rodríguez-Vivas y Cob-Galera). 

Con esto puede determinarse contra qué se debe vacunar, qué vacuna o bacterina es la más indicada y cuándo se debe aplicar. 

El cuidado en la cadena fría, la asepsia en utilizar una aguja por animal, condición corporal de los animales, estrés, exposición del biológico a los rayos solares, entre otros, son criterios fundamentales para que una vacuna o bacterina nos dé buenos resultados. 

A continuación, se describe un calendario de vacunación y desparasitación que puede ser modi cado conforme a los criterios antes descritos, la opinión del Médico Veterinario Zootecnista y la decisión del dueño. 

Para poder establecer un buen programa de salud debemos tomar en cuenta la nutrición, vacunación y sanidad del hato ganadero. 

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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