En los campos de la zona del Valle de Lerma, en la provincia argentina de Salta (noroeste), el gris plomo y el verde intenso alternan en un gran contraste. Lotes semiáridos con presencia de piedras y polvo en suspensión, donde pareciera que nada puede producirse, se unen con praderas florecientes como las que se ven en la Pampa Húmeda. El milagro entre uno y otro lo produce la presencia o falta de agua, elemento fundamental que determina tipos de producción posibles y rendimientos.
Allí, en medio de esos contrastes, también se puede producir leche y hacerlo al más alto nivel.
Recorrimos el tambo de alta productividad de la firma familiar Agro San Pedro y conoció las claves de manejo y la tecnología aplicadas para lograr rendimientos de primer nivel en pasturas, producción de granos y litros de leche.
Martín Gana, asesor del CREA NOA, del que forma parte la empresa, es quien guía las estrategias a seguir en varios emprendimientos que comparten ambientes similares en el valle. Para el técnico, la potencialidad de la genética de los rodeos en producción de leche puede expresarse a pleno si se ajusta a fondo el manejo de la alimentación y la producción de forrajes en un planteo pastoril intensivo.
“Trabajamos con expectativas altas porque sabemos que aquí las vacas podrían dar mucho más que los 30 litros diarios promedio que manejamos. A la distancia que estamos de los puertos, la ecuación de producir granos para la alimentación de las vacas del tambo y para el engorde de los machos es una apuesta de valor. Pasturas y suplementación, esa es la fórmula que encontramos para la zona”, dijo el asesor.
Enrique Alvarado, ingeniero industrial con setenta años de vida y más de treinta como tambero, dirige la empresa familiar, que tiene dos campos en producción: uno entre Campo Quijano y Rosario de Lerma y otro similar en Navarro, Buenos Aires. Junto a dos de sus hijos timonea el rumbo con la idea fija de producir leche de calidad e integrarlo con una producción industrial.
“Allá y acá tenemos el mismo esquema; en ambos son 300 hectáreas de superficie. Cuando uno va bien en un negocio, hay que ponerle carbónico y copiar. La diferencia es que, en este caso, el establecimiento está integrado con agricultura, básicamente sorgo, maíz y soja, destinados a la elaboración de balanceado para las vacas. Además, toda la leche se industrializa: fabricamos dulce de leche y yogur”, describió.
En referencia a las claves para producir leche en esta zona, Alvarado señaló a las pasturas. “Las praderas, por el momento, se manejan con pastoreos por franjas. Trabajamos con combinaciones a base de alfalfa, raigrás y trébol blanco y rojo”, detalló. Y remarcó la enorme importancia del acceso al agua en esta región: “Tenemos 100 hectáreas en producción pensadas en función de la capacidad de riego, porque en secano no son posibles”.
El ingeniero Gana también destacó que el rol del riego es clave y dijo que deben regar los lotes en producción desde abril hasta noviembre. El agua se obtiene del dique Las Lomitas, que la acumula en los meses de verano. La calidad de esa agua es calificada como muy buena para cultivos y animales, y el principal costo que tiene es la mano de obra especializada para su conducción y manejo. Un consorcio de riego administra el agua de acuerdo a una dotación que tiene cada uno de los campos, para lo cual cada propietario paga un canon.
“En el caso del campo de Alvarado contamos con dos represas para riego por inundación. Se trata de gomones que distribuyen agua por los diferentes lotes”, explicó Gana, y agregó que están planificando una inversión para poder regar por cañón. “Esto permitirá duplicar la superficie regada. Si crece la cantidad de riego, crezco en superficie verde y, en consecuencia, en litros de leche por hectárea. Con riego, los campos producen el doble”, aseguró.
En el tema de inversiones, Alvarado agregó que planean ampliar el sector de piquetes para la recría de terneros machos. El rodeo está registrado en la Asociación Argentina de Criadores de Holando Argentino, y para mantener el valor inseminan desde hace tres generaciones con semen de reproductores de origen norteamericano. Incorporamos inseminación con semen sexado para producir hembras, pero lo aplicamos sólo a las vaquillas de primera calidad”, comentó el productor.
Gana explicó que, para este establecimiento, en el que la expectativa es duplicar la producción de leche, además de las pasturas la vista está puesta en los ajustes a la suplementación.
“El silo de maíz es una herramienta que permite intensificar la carga. Se implantan entre 70 y 90 hectáreas para generar unos 60.000 kilos de materia verde”, indicó el técnico, y dijo que trabajan también sobre la calidad del forraje, tendiendo a estabilizar los baches estacionales.
“Un 30% del alimento se produce en la época de lluvias, básicamente en verano, entre los meses de noviembre y mayo, y sirve para diferir alimento para todo el año”, detalló. El 30% de la ración es a base de silo de maíz y otro 30% es de pasturas. En este campo, se produce el 60% de lo que comen las vacas. Gana dijo que son pasturas polifíticas y que lo decidieron así porque encontraron que si bien las alfalfas tienen un rendimiento excepcional, en los períodos de excesos hídricos se registran pérdidas de plantas en algunos lotes. Y con esta merma se pierde estabilidad.
“La idea a futuro es poder tener forrajes conservados de todo tipo y las vacas quietas, comiendo en sistemas de encierre. Sabemos que el potencial de las vacas no limita para crecer en litros de leche por día”, remarcó Alvarado.
De esta manera, con el agua que baja de la montaña y con un buen manejo de las pasturas y la suplementación, los tamberos salteños se animan a acercarse en los números a los de las principales cuencas lecheras de la Argentina. Otra muestra, muy clara, del gran potencial que el país todavía tiene por expresar.
No se menciona nada sobre las estrategias de fertilización y manejo de suelos, ya que teniendo agua y pastos, es el siguiente paso para explotar la maximo el potencial genetico y calidad de las pasturas y poder así incrementar la productivdad de leche.