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Un Forraje de Peso para la Ganadería de Leche y Carne

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Ensayos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA Bordenave) –Buenos Aires, Argentina– determinaron que el uso del sorgo nervadura marrón logró ganancias de peso superiores a 800 gramos diarios. 

En Guaminí –Buenos Aires, Argentina– buscan mejorar el margen bruto de los establecimientos ganaderos mediante la incorporación de sorgos nervadura marrón o BMR (Brown middle rib) en la dieta diaria de novillos. De esta manera, logran ganancias de peso superiores a los 800 gramos por día alimentándolos con forraje fresco, sin suplementación, a un bajo costo y en un tiempo corto.

Aníbal Fernández Mayer, nutricionista del INTA Bordenave –Buenos Aires–, aseguró que se deben buscar alternativas de alimentación y manejo que se adapten a cada situación. “Con una dieta adecuada se pueden obtener grandes beneficios en los rodeos, tanto de carne como de leche”.

Los sorgos forrajeros (Sorghum sp.) tipo sudan son muy utilizados en la Argentina como forraje fresco por sus grandes aportes de materia seca: hasta 15.000 kilogramos que permiten sostener una carga animal de hasta seis animales por hectárea durante el verano.

“Los grandes aportes de materia seca no aseguran buenas ganancias de peso, que en algunos casos llega a los 600 gramos diarios”, señaló Fernández Mayer, quien expresó que la incorporación de los sorgos nervadura marrón son una alternativa válida debido a que “se caracterizan por la alta proporción de agua y un menor contenido de lignina –fracción de la fibra que no se digiere– lo que favorece una mayor digestibilidad de las plantas”.

En comparación con los sorgos forrajeros híbridos tipo sudan, que se venden en el mercado, la digestibilidad de la materia seca de los BMR puede superar entre un 10 al 20%. “El incremento en la digestibilidad que alcanzan estos sorgos puede deberse a los menores depósitos de lignina registrados”, indicó el especialista.

Fernández Mayer: Este sorgo permitió que “340 novillitos Angus –británicos– sin agregado de concentrados proteicos lograran ganancias de peso de hasta 800 gramos”.

La Experiencia

Ensayos realizados en Bonifacio –Guaminí, Buenos Aires– demostraron que el pastoreo directo, asociado con el máximo consumo voluntario, permitió que “340 novillitos Angus –británicos– sin agregado de concentrados proteicos lograran ganancias de peso de hasta 800 gramos por animal”, explicó el nutricionista del INTA Bordenave.

“En este y otros campos de la región –aclaró Mayer– se logran ganancias superiores con diferentes categorías de animales como novillitos, vaquillonas y vacas de raza británicas.”

En este sentido, la eficiencia de conversión alcanzada llegó a los 13 kilogramos de materia seca por kilo de carne producida. “Un número adecuado para un sistema pastoril en el que la base alimenticia fueron sólo forraje fresco, sin concentrados”, señaló el técnico.

Fuente: Agencias

 

 

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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