Un programa desarrollado durante años ofrece valiosas lecciones sobre cómo detener la degradación de la tierra y la desertificación.
La mejora de las estrategias y tecnologías para la gestión de la tierra en África subsahariana está ayudando a proteger el medio ambiente, incrementar la productividad agrícola, fortalecer los medios de vida y aumentar la seguridad alimentaria, según las conclusiones de un nuevo estudio.
El documento -publicado por la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) y sus socios de TerrAfrica, entre ellos la FAO-, hace un balance de las lecciones aprendidas durante los cinco años del Programa de Inversión Estratégica (SIP, por sus siglas en inglés) de TerrÁfrica para la ordenación sostenible de la tierra.
TerrAfrica es un programa global de asociación promovido por África que pretende ampliar la gestión sostenible del agua y de la tierra en todo el África subsahariana. Su iniciativa SIP -que se desarrolló entre 2010 y 2015- contó con 150 millones de dólares EEUU de financiación para frenar la degradación de las tierras, aportados por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y atrajo una cofinanciación de 800 millones de dólares para apoyar 36 proyectos en 26 países. Abarcando una amplia gama de sistemas agrícolas, la ayuda del SIP se centró en ampliar las prácticas que habían probado su eficacia, fortalecer los servicios de asesoramiento, y mejorar los marcos normativos y la gestión del conocimiento. El resultado fueron prácticas de ordenación sostenible de la tierra que se están implementando en 2,7 millones de hectáreas, beneficiando a cerca de 4,8 millones de personas.
Entre los organismos responsables de su implementación estaban el Banco Africano de Desarrollo, la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Banco Mundial, en estrecha coordinación con la NEPAD y las comisiones económicas regionales. Los proyectos se ejecutaron en asociación con los gobiernos y en colaboración con muchos socios para el desarrollo, incluyendo organizaciones de la sociedad civil.
El informe que se publica ahora tiene como objetivo poner de relieve las cuestiones clave y ofrecer orientación para futuros programas e inversiones en ordenación sostenible de la tierra y los ecosistemas en el continente.
Esas lecciones ya están animando a los gobiernos, organismos asociados, la NEPAD, la Unión Africana y la comunidad de donantes a ampliar las prácticas de gestión sostenible de la tierra a través desde una perspectiva más amplia en vista de los muchos beneficios de productividad, para los medios de vida y el medio ambiente.
«Esta iniciativa ofrece una oportunidad para que África y sus asociados trabajen juntos de forma colectiva para garantizar el uso y la gestión sostenible de la tierra», señaló Ibrahim Mayaki, Director Ejecutivo de la NEPAD.
«Estas conclusiones nos resultan especialmente relevantes en una fecha como la de hoy, cuando celebramos el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía», señaló Sally Bunning experta de la FAO en los recursos de tierras. «Este informe confirma –añadió- que existe un amplio y variado conjunto de herramientas que pueden utilizarse con éxito, en diversos sistemas agrícolas y diferentes contextos, para mejorar la ordenación de la tierra. También subraya la importancia de invertir en esfuerzos a más largo plazo y a mayor escala y en el intercambio de conocimientos para obtener beneficios sociales sostenibles».
Actuar sobre el Terreno
El estudio destaca 18 conclusiones principales del conjunto de proyectos del Programa de Inversión Estratégica en 26 países, que pueden servir de orientación para las inversiones de los gobiernos y los organizaciones asociadas en la ordenación sostenible de la tierra
Los países y socios involucrados en el Programa comprenden mejor ahora la forma de abordar los procesos de degradación de la tierra y sus causas a través de enfoques multisectoriales y de múltiples partes interesadas. Tanto los responsables de los proyectos como los beneficiarios identificaron diversas tecnologías como las más beneficiosas: rotación de cultivos, agricultura de conservación, plantación de árboles, integración de cultivos y ganadería para restablecer la fertilidad del suelo, restauración de pastizales para mejorar la productividad pecuaria, medidas de conservación de suelos y agua para combatir la erosión y mejorar la eficiencia.
Cuando estas medidas se adaptan a los contextos locales y aplican sobre el terreno y en ámbitos más amplios, no sólo contribuyen a incrementar la producción agrícola, sino también a mejorar la biodiversidad y generar muchos servicios ecosistémicos, incluyendo el ciclo de nutrientes, reservas de carbono, regulación de plagas, mejora del flujo del agua y resiliencia frente al cambio climático.
Entre los enfoques exitosos identificados figuran: gestión participativa de las cuencas hidrográficas y la planificación territorial, mejora de los derechos de uso y acceso sobre los recursos, mecanismos de resolución de conflictos, estatutos y fortalecimiento de capacidades de los actores e instituciones en todos los niveles, especialmente en los grupos de base. El uso del enfoque de Escuelas de campo surgió como un elemento central de varios proyectos y representó una herramienta básica para la construcción de capacidad de campesinos y agropastoralistas y para la difusión de tecnologías adaptadas, según el informe.
Crear Oportunidades
El SIP ha generado oportunidades para que los países exploren opciones innovadoras para financiar la ordenación sostenible de la tierra y los marcos de inversión estratégica nacionales, que se espera sean herramientas esenciales para la futura planificación intersectorial y la armonización de la ayuda, según el informe. Sin embargo, los expertos añaden que es necesario un mayor esfuerzo para invertir en organizaciones con experiencia en medios de comunicación, gestión del conocimiento, aprendizaje y formación, y en esfuerzos a largo plazo para el desarrollo de políticas nacionales y una acción sostenida sobre el terreno.
Las experiencias del SIP ayudaron a aumentar la concienciación y demuestran la importancia vital de ampliar la ordenación sostenible de la tierra en los sistemas de producción y paisajes para mejorar la productividad, restaurar los servicios ecosistémicos y mejorar la seguridad alimentaria en África subsahariana.