Técnicos argentinos del INTA recomiendan ajustar el manejo: higiene y vacunación son fundamentales para evitar la diarrea neonatal, una enfermedad con un índice de mortandad del 20%.
En Argentina, la diarrea neonatal es una enfermedad que afecta con frecuencia a los terneros. Genera pérdidas económicas por el retraso en el desarrollo corporal de los animales y por la mortandad, que puede llegar en algunos casos al 20%. El INTA Cuenca del Salado –Buenos Aires– recomienda ajustar la carga animal, higiene y vacunación como prácticas fundamentales para prevenir la enfermedad.
“La higiene en los sistemas de crianza, sumada a la incorrecta vacunación –por subdosificación o inoculación fuera de tiempo– predisponen el desarrollo de la enfermedad”, expresó Lisandro Butler, especialista en producción animal del INTA Chascomús. Y agregó: “Se trata de una afección estacional, se manifiesta en los terneros recién nacidos y se propaga rápidamente por contagio”.
La incidencia de la diarrea neonatal en el sistema de cría bovina implica un aumento en los gastos debido a los tratamientos veterinarios, incremento en la mano de obra y tiempo por la atención que requieren los rodeos afectados.
De acuerdo con el especialista, es importante tener en cuenta que “el ternero enfermo padecerá un retraso en el desarrollo corporal, lo que significa animales más livianos al destete”. Por esto, agregó: “Es fundamental la detección a tiempo para decidir los tratamientos y las acciones a seguir”.
Butler: “Es fundamental la detección a tiempo para decidir los tratamientos y las acciones a seguir”.
Más Vale Prevenir
Los síntomas clínicos se presentan desde las 12 horas posparto hasta los primeros 35 días de vida y se caracterizan por materia fecal acuosa y profusa, deshidratación progresiva y, en casos severos, muerte del animal.
Entre las causas más comunes de la enfermedad se encuentran virus, bacterias o parásitos y cambios en la alimentación. “Si la vaca pasa de comer un alimento malo a uno bueno –lo que se traduce en mayor producción de leche– genera en el ternero un `empacho´ por el aumento de la ingesta de leche”, explicó Butler.
Por esto, es importante identificar los factores de riesgo como la nutrición óptima de las vacas próximas a parir, vacunación en tiempo y forma y la asignación de potreros reservados para parición, además de evitar la alta carga animal.