Noticias Internacionales

Técnicos Argentinos Medirán Gases Emitidos por la Ganadería

Publicado

en

(1.738 lecturas vistas)

COMPARTIR

gases_emitidos_por_ganaderia

Técnicos de Balcarce –Buenos Aires– Argentina, instalaron una torre que permitirá conocer con precisión el porcentaje real de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por los sistemas de producción agropecuaria.

 Según las estimaciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), a escala global el sector ganadero contribuye con el 13 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, en la Argentina aún no hay cuantificaciones precisas sobre la emisión de los sistemas de producción ganadera. Con este objetivo, se instaló una plataforma experimental de medición en el INTA Balcarce basada en la técnica de flujos turbulentos.

En este sentido, Pedro Errecart –responsable del sitio de medición del INTA Balcarce, Buenos Aires– destacó la importancia y necesidad de desarrollar índices locales que nos permitan estimar con mayor precisión los niveles nacionales de emisión de nuestra ganadería, en condiciones de campo y de manera continua.

“Es que, en la actualidad, todos los inventarios de GEI que se realizan se hacen mayormente basados en índices desarrollados en el exterior y que se extrapolan a nuestras condiciones”, puntualizó Errecart.

Para esto, se instaló instrumental de medición que permite cuantificar los flujos de intercambio de GEI entre el sistema y la atmósfera en base a la teoría de flujos turbulentos o eddy covariance.

“Esta herramienta nos permite medir cuantitativamente y de forma integral el nivel de emisiones de un agroecosistema ganadero, el cual se caracteriza por estar integrado por diversos componentes emisores (el ganado, los cultivos y/o pasturas, las heces y orina, fertilizantes, entre otros)” detalló el especialista.

Además, agregó que estos componentes, a su vez muestran una amplia variabilidad tanto espacial como temporal, en su nivel de actividad.

Entre las principales ventajas de esta técnica, Errecart destacó la capacidad que tiene de realizar mediciones continuas (durante las 24 horas del día y los siete días de la semana) y en áreas relativamente amplias, dependiendo de la altura de ubicación de los sensores y el nivel de inestabilidad de la atmósfera.

En este sentido, agregó: “La dinámica de los flujos de intercambios de gases suelen mostrar no solo variación diaria sino también a nivel estacional e interanual en función de los diferentes niveles de temperatura y humedad entre estaciones y años”.

En referencia a la investigación en curso, Errecart detalló: “Caracterizamos flujos de dióxido de carbono y metano por eddy covariance en un sistema de cría/recría bovina y complementamos esas mediciones con las realizadas mediante otras técnicas como las de cámaras estáticas y hexafluoruro de azufre”.

“Además, –completó– cuantificamos otros flujos de carbono hacia y desde el sistema, como pueden ser flujos en forma de carne o forraje”.

De esta manera, el abordaje al problema tiene un enfoque multidisciplinario, con integrantes cuyas especialidades son las pasturas, la nutrición animal, los sistemas de producción ganadera, los suelos y la informática, entre otros.

“Nuestra expectativa es que los flujos netos negativos (captura) de dióxido de carbono que pueden llegar a tener lugar en sistemas ganaderos de base pastoriles como los nuestros puedan llegar a contrabalancear al menos en parte las emisiones de metano y de óxido nitroso que al mismo tiempo tienen lugar en nuestros sistemas”, subrayó.

Mediciones de altura, con tecnología de punta

Provista por la empresa estadounidense Li-Cor Biosciences, la torre de medición trabaja con la técnica de flujos turbulentos o eddy covariance, que requiere de un desarrollo tecnológico de instrumental y un procesamiento posterior de la información obtenida muy complejos.

En este sentido, el especialista del INTA Balcarce detalló: “Los sensores están ubicados a 4,5 metros de altura. Los de gases tiene una sensibilidad de 5 ppb (partes por billón) para el caso del sensor de metano y de 0.11 ppm (partes por millón) para el caso del sensor de CO2”.

A su vez, indicó que cuentan con un anemómetro capaz de medir la velocidad y dirección del viento en tres dimensiones, con una sensibilidad de 0.01 metros por segundo. Estos tres sensores (los dos de gases y el anemómetro) miden con una frecuencia de 10 Hz (10 datos por segundo).

Y agregó: “Estas mediciones se complementan con otras como la radiación global, fotosintética y neta, temperatura del suelo y del aire, humedad del suelo y del aire, flujo de calor del suelo y precipitación que son registradas con una frecuencia de un dato por segundo”.

Toda la información obtenida se emplea en el cálculo de los flujos netos de dióxido de carbono y metano, para intervalos de media hora. “La integración de esta información a lo largo del tiempo permitirá llegar al cálculo de los flujos netos de estos gases en escalas de tiempo mayores”, indicó Errecart.

Luego, se podrá calcular el balance de GEI de nuestro agroecosistema, llegar a factores de emisión locales y, tras considerar los demás flujos de carbono del sistema, llegar a calcular el balance de carbono del mismo.

Leer más
Click para comentar

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticias Internacionales

La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

Publicado

en

COMPARTIR

La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

Leer más

Noticias Internacionales

Movimiento de animales de una región a otra: la experiencia colombiana con trazabilidad y sanidad

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Noticias Internacionales

Descubren cómo la alfalfa sobrevive a suelos salinos

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Tendencia