El estudio, realizado en nueve departamentos de Colombia, encontró que la producción del 69 % de los ovinos y del 54 % de los caprinos se encuentra en un rango de desarrollo medio, gracias a mejoras relacionadas tanto con la división de potreros como con los intervalos entre partos más cortos, que pasaron de año o año y medio a nueve meses.
Para el caso de los ovinos, productores de Boyacá, Cundinamarca, Santander, Antioquia, Sucre, Cesar, Córdoba, Tolima y Valle del Cauca, y para el de los caprinos de Antioquia, Cundinamarca, Santander y Valle del Cauca, conformaron muestras de 113 y 43 fincas (9329 ovinos y 2719 caprinos), respectivamente, cuya información se recopiló a través de un software especializado y una encuesta en la que se estimó el grado de conocimiento del sector.
La trazabilidad de estos sistemas productivos permite generar datos confiables para analizar el desempeño y el comportamiento productivo, con el fin de comparar los avances con sistemas semejantes en diferentes regiones del país.
“En este caso se contó con un registro de datos generales del sistema productivo, asociados con el tamaño del predio, la ubicación geográfica y el nivel de educación de los productores, además de la dinámica de la población y las variables de producción y reproducción año tras año”, destaca Diana Cristina Moreno Vargas, quien con este estudio realizó su tesis de la Maestría en Producción Animal en la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
En los sistemas menos eficientes se encontraron deficiencias en cuanto a la implementación de protocolos sanitarios de mejora genética y reproductiva, además de falencias nutricionales debidas a un manejo inadecuado de las praderas.
Alianza que da frutos
Como resultado de la investigación se concluyó que productores y academia deberían estrechar sus lazos para compartir sus conocimientos habilidades y saberes y alcanzar así mayor eficiencia y desarrollo tecnológico, encaminados a incrementar los ingresos, producir nuevas patentes en procesos de productos que certifiquen su origen con sellos, calidad y aportes al medioambiente.
“Aunque en el caso de Cesar o Santander se aprovechan las capacidades de producción alimenticia del medio, en Antioquia o el Valle las mejoras implementadas han incrementado los costos de producción sin que ello implique un crecimiento significativo de la demanda”, explica el profesor Henry Grajales, docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia.
En tal sentido, a partir de un proyecto de investigación se pudo constatar un paulatino proceso de adquisición de nuevo conocimiento. El estudio integró a las universidades Nacional y de La Salle, junto con Agrosavia (antes Corpoica), y en él se evaluaron formas tradicionales y artesanales de producción conformadas por grupos familiares, además de las de productores que han logrado incursionar con éxito en grandes superficies.
Aunque en este último caso se trató del 7 % de la muestra, el grupo estaba conformado por productores que se encontraban más cerca de los centros de conocimiento, y por ende les resultaba más fácil acceder a los distintos procesos de capacitación.
También se encontró que este grupo estaba en mejores condiciones para manejar una proporción más equilibrada entre hembras adultas y en crecimiento, de manera que se garantizara una mejor producción de carne y leche, en la medida en que los sistemas menos tecnificados debían retenerlas para destinarlas al autoconsumo o la venta local.
Puesto que Colombia tiene un promedio de consumo per cápita de carne de cordero entre 250 y 300 g/año, y la disponibilidad del producto no es regular, cambiar los hábitos de consumo no será una tarea sencilla, pues la oferta se limita a la época de las festividades.
Técnica y eficiencia
La posibilidad de contar con un sistema de datos actualizado ha contribuido a optimizar los procesos para tomar decisiones, además de reconocer la importancia de prestar mayor énfasis en fortalecer las capacidades asociadas con sanidad, reproducción y mejoramiento genético, junto con la calidad de la oferta.
La tipificación generó datos e información que hasta ahora no se tenían en esa proporción y que permitieron desarrollar los programas del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico Ovino (Cidteo), junto con la puesta en práctica de sus avances en Boyacá.
Otro de los proyectos que tuvo su origen en la caracterización fue el “Programa de gestión tecnológica: producción y calidad de la carne ovina”, con el fin de realizar un mejoramiento genético a escala molecular, relación entre machos y hembras, y optimización de protocolos de reproducción asociados con características seminales.