El uso de modelos matemáticos permitió identificar puntos clave del crecimiento y la producción comercial de los huevos marrones.
Para que los huevos lleguen del galpón a su hogar, las gallinas “ponedoras” deben crecer en condiciones específicas que les permitan una mayor producción. El uso de modelos matemáticos permitió identificar puntos clave del crecimiento y la producción comercial de los huevos marrones, los más consumidos en los hogares colombianos.
El huevo es una de las fuentes de proteína más consumidas en el país. En el ranking mundial Colombia ocupa el puesto número 12. En 2021 la producción fue 1.400 millones de unidades.
La edad de la madurez sexual en las gallinas ponedoras marrones hace referencia al desarrollo biológico que estas tienen y redunda en su ciclo productivo. Se trata de un aspecto esencial para el avicultor porque a través de esta información se obtiene más beneficio económico al disponer de una mayor cantidad de huevos. Las ponedoras alcanzan el peso adulto o la madurez fisiológica alrededor de las 35 semanas del ciclo de vida.
En una explotación avícola comercial de gallinas marrones de raza Hy Line Brown en Choachí (Cundinamarca), el zootecnista Julio César Pinzón, magíster en Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), encontró que, aplicando los modelos matemáticos Yang y Gompertz a una base de datos de 15 lotes de producción, se podrían definir puntos críticos de los procesos de crecimiento y producción.
De dicha base de datos se registró información como peso corporal, consumo diario de alimento concentrado, porcentaje de uniformidad en los pesos, conversiones alimenticias, porcentajes de producción, huevos por ave alojada y peso de los huevos producidos.
El modelo de Yang, que funciona para predecir la dinámica de producción de huevos durante el ciclo productivo de la ponedora, arrojó que la edad al 50 % de producción se da a los 21 días en promedio luego de comenzar la postura de huevos, mientras que el pico de producción del lote en condiciones comerciales se alcanza a los 52 días del inicio de la postura, y llega a valores promedio de 96,5 %.
“A partir de estos datos se propone maximizar el peso corporal y las uniformidades de los lotes durante el crecimiento (3, 8, 9, 12 y 16 semanas), ya que produce efectos positivos sobre: la edad a la madurez sexual, la edad al 50 % y al pico de producción, además de mayor número de huevos por ave alojada en el ciclo productivo”, explica.
Es decir, si en la octava semana el peso corporal y la conversión alimenticia de una gallina Hy Line Brown tiene un valor óptimo o incluso superior al exigido entre 650 y 690 gramos, esto impactaría en una mayor producción de huevos y en alcanzar un pico de producción más rápido.
Con respecto al modelo Gompertz, mediante una ecuación que relaciona la edad del ave con el peso corporal de las ponedoras, se infirió que las ponedoras de estos lotes obtienen una tasa máxima de crecimiento entre 14,8 y 17,3 gramos al día, entre las 8 y 10 semanas de edad.
“El hallazgo es importante pues tiene efectos positivos en el proceso de maduración de la ponedora, inicio óptimo de su postura y número de huevos por ave alojada”, destaca el zootecnista.
Aunque la investigación no determina el peso óptimo que debe tener cada ponedora, ni las condiciones en las que se deben criar en las explotaciones avícolas para tener una mayor producción de huevos, sí ofrece una noción importante de las semanas determinantes para el crecimiento y desarrollo de ellas.
Por último, el investigador señala que “Las curvas de producción de huevos sirven como patrón para que los avicultores detecten condiciones específicas de los mejores lotes, con valores de referencia que se deben ajustar en el tiempo con regularidad para disminuir la variación en producción y masa de huevos”.