Generalmente los ganaderos sólo suministran cloruro de sodio (sal gruesa), pues su deficiencia es la más marcada y conocida. No obstante, es imprescindible suministrar sales minerales con buena concentración de fósforo y calcio, pues nuestros suelos no poseen las cantidades suficientes tanto para el desarrollo de las pasturas implantadas como de los campos naturales.
Además, no es una práctica común fertilizar el suelo, en cuyo caso la presencia de estos minerales aumentaría en las pasturas. Como consecuencia del déficit y/o suministro inadecuado de sales minerales, los índices productivos van disminuyendo, observándose bajos porcentajes de celo y preñez, nacimiento de terneros débiles, retenciones placentarias, baja ganancia de peso, etc. Por otro lado, se presentan manifestaciones clínicas muy notables. Una de ellas, conocida por los productores como «Peste de cola», produce reabsorciones del tejido óseo del extremo de la cola con ablandamiento de la misma, acompañado de aflojamiento dentario.
Otra patología muy común es la denominada «Tontura», en la cual se ve afectado el sistema nervioso central. Además se presentan diversos problema o este articulares y fracturas de cornamentas, entre los síntomas más importantes. En ganado bovino, el suministro mineral mejora las funciones reproductivas de los animales, así como su desempeño.
La suplementación continua de sales minerales en el ganado mejora el funcionamiento en general de los animales. Existen varios estudios científicos en los que se compararon dos grupos de animales: uno que recibía sal común y otro, sal mineralizada con la inclusión de todos los minerales del que carecen los pastos tropicales. Los parámetros reproductivos y productivos que se observaron y se midieron en el grupo suplementado con sal mineral indicaron una mejoría considerable en cuanto a cantidad de terneros desmamonados (en 56 %); en el peso promedio al desmamantar los terneros (en 30 kg), y al mismo tiempo, se observó una disminución de la mortalidad de los terneros desde el nacimiento hasta el destete (en 54 %).
BENEFICIOS DE LAS SALES MINERALES
Ya hace unos 40 años, se demostró que la ganancia diaria de peso mejoraba de manera apreciable, incluso para niveles de ganancia de peso relativamente bajas como las obtenidas en praderas nativas, por efecto de la suplementación mineral en el ganado. Un aspecto que no siempre se mide y se evalúa es la incidencia de las enfermedades carenciales producidas por la ausencia de suplementación mineral, que, en casos extremos, pueden causar la muerte de los animales, principalmente en las categorías de menor edad. También, la carencia puede producir una disminución de las defensas orgánicas, que hace que aparezcan otras enfermedades no carenciales, que en muchos casos incrementan los porcentajes de mortandad de los establecimientos ganaderos.
Las sales minerales son formuladas para las distintas categorías del ganado. Entre ellas, las destinadas a vacas lecheras o bovinos de carne en etapa reproductiva, tanto en gestación como en lactación, son las que deberán contener mayores concentraciones de minerales, sobre todo de aquellos carenciales. Las de concentraciones minerales intermedias deberán estar destinadas a bovinos en periodos de crecimiento o recría; y las que presentan concentraciones moderadas se deben destinar exclusivamente a animales adultos que se encuentran en etapa de engorde o en mantenimiento.
De preferencia, la fuente principal de fósforo que se deberá utilizar es el fosfato bicálcico desfluorinado, que presenta una alta concentración de fósforo. Aparte, esta fuente de fósforo posee una utilización digestiva muy elevada; es decir, que se absorbe un porcentaje muy importante de lo que consume el animal y, por lo tanto, está disponible para ser aprovechado en las distintas funciones que desempeñan en el organismo. Los otros elementos minerales carenciales deben ser también proveídos por compuestos de alta disponibilidad biológica, porque de lo contrario la mayor parte de los consumidos por el animal pasarían de largo el tracto digestivo y se eliminarían directamente en la materia fecal.
La suplementación mineral más práctica y aplicable que se conoce es aquella en la que se suministra a voluntad al animal, conocido también como “ad libitum”, constituyendo el método recomendado y de mayor uso en ganados a pastoreo. El objetivo es que el animal pueda satisfacer sus requerimientos minerales.
PALATABILIDAD
La palatabilidad o aceptabilidad influye en el consumo voluntario de la sal mineral por el ganado. En este sentido, la sal común (en la Región Oriental) posee dicha cualidad; por ello se la utiliza como vehículo para suministrar, además del sodio y cloro, los otros minerales carentes. Sin embargo, a pesar de que la mezcla mineral pueda contener los niveles adecuados de sal común como palatabilizante, también se observa una variabilidad en el nivel de consumo entre animales.
Otra realidad importante a tener en cuenta para que se produzca el consumo voluntario es que en las bateas deben estar disponibles las sales minerales en forma fresca y seca, con un dimensionamiento adecuado para cada animal, que normalmente es de 4-5 cm por cabeza. Las bateas necesitan una supervisión continua en cuanto a la provisión de las sales minerales (por lo menos una vez por semana), así como de un mantenimiento periódico debido a que las sales minerales son muy corrosivas.
SUMINISTRO AL GANADO
Por todo lo señalado, no existe duda de que la utilización de las sales minerales en las condiciones tropicales y subtropicales de cualquier país, incluido el Paraguay, es una necesidad y resulta ser una verdadera inversión y no un gasto, debido a que el retorno económico será muy superior a lo que se ha desembolsado en la compra de la sal mineral. Esto es así, teniendo en cuenta la mayor cantidad de terneros con mayor peso que producirán los criadores, y por la mayor ganancia de peso que lograrán los invernadores o engordadores.
Fuente: Agencias
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