Investigadores del Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), centro mixto CSIC-Universidad de León, y de la Universidad Laval de Quebec (Canadá) han puesto en marcha una colaboración encaminada a incrementar el valor añadido de la leche de oveja. Específicamente, buscan potenciar su carácter saludable mediante la modificación de su perfil de ácidos grasos, sin que ello afecte a la rentabilidad del sector ganadero.
El equipo del IGM acumula una amplia experiencia científica sobre cómo la dieta que recibe el ganado afecta a la composición de la leche. Así, han demostrado que la inclusión de suplementos lipídicos en la ración de las ovejas –por ejemplo, de aceites de girasol y lino o de microalgas marinas- podría mejorar, de forma eficaz y natural, el valor nutricional de la leche. Esto se produce al aumentar la concentración de ciertos ácidos grasos potencialmente beneficiosos para la salud, como el ácido linoleico conjugado (CLA), y reducir la de otros menos deseables, como algunos saturados. Además, estas mejoras se transfieren al queso sin alterar sus propiedades sensoriales.
No obstante, explican los investigadores, “las estrategias más efectivas para alcanzar estas mejoras perjudican la producción de los animales al causar el síndrome de depresión de la grasa láctea, que hace disminuir el contenido de este componente de la leche”. Y dado que el porcentaje de grasa determina el pago a las explotaciones ganaderas por la venta de la leche, “actualmente no sería rentable aplicar las estrategias que más potencian el carácter saludable de este alimento”, subrayan.
En el equipo del IGM en el que se integran los doctores Frutos, Toral, Hervás, Yáñez y Belenguer (quienes conforman la Unidad de Investigación Consolidada de Castilla y León, UIC 207) llevan años investigando las bases de este síndrome en las ovejas lecheras, con la intención de poder llegar a evitarlo. Esto ha generado resultados muy novedosos que se han publicado en revistas científicas internacionales de alto impacto, como ‘Journal of Dairy Science’ o ‘Scientific Reports’, pero hay varios aspectos en los que la información es aún escasa e incluso contradictoria.
“La clave del problema podría estar en su posible origen multifactorial, con un número de causas que actúan en conjunto para reducir la grasa láctea. Por ello, el análisis global de los resultados obtenidos en estos años podría ofrecer pistas muy interesantes para avanzar en esta línea de investigación”, explican los investigadores.
En este contexto, la colaboración con expertos en nutrición animal y bioestadística de la Universidad Laval pretende profundizar en el estudio de una gran base de datos compilada a partir de los resultados de experimentos realizados por el grupo del IGM, con más de 82.000 datos de producción y perfil de ácidos grasos de la leche de ovejas alimentadas con distintas dietas basales y suplementos lipídicos. Un estudio matemático de las respuestas de los animales a estas estrategias nutricionales podría ofrecer información muy valiosa para entender mejor no solo las bases del síndrome de depresión de la grasa láctea en las ovejas, sino también otros aspectos ligados a la nutrición en esta especie ganadera.
En el marco de la colaboración, se han previsto intercambios entre investigadores de ambas instituciones que han comenzado en diciembre con una estancia del doctor Pablo G. Toral (IGM-Universidad de León) en Canadá, donde impartió un seminario sobre estrategias nutricionales para modificar el perfil lipídico de la leche de oveja y tuvo la oportunidad de visitar el Centro de competencia en producción ovina de Quebec (Centre d’expertise en production ovine du Québec, CEPOQ).
Un sector con gran potencial
El sector lácteo ovino tiene un gran potencial de crecimiento en Canadá, debido a la tendencia actual de los consumidores norteamericanos, dispuestos a gastar más por alimentos de la más alta calidad. En este sentido, un estudio de mercado de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Toronto explicaba recientemente cómo los quesos españoles de oveja tienen un importante nicho de mercado en aquel país, donde cuentan con la consideración de producto gourmet y alcanzan un precio de hasta 6 veces la media del mercado. Además, el consumo anual de queso en Canadá supera con creces al de España, con valores medios per cápita de 13’8 kilogramos frente a los 7’7 kilogramos de España en 2016 -según informes de consumo alimentario difundidos por los gobiernos de ambos países-.
Por ello, “la posibilidad de potenciar el carácter saludable de la leche de oveja, a la vez que se mantiene la rentabilidad para las ganaderías, podría permitir la aplicación de estrategias nutricionales que tendrían como resultado un producto diferenciado y adaptado a un segmento de mercado con grandes posibilidades de crecimiento”, recalcan los investigadores.