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Investigadores del INTA y de la UNL detectan nuevo patógeno en un tambo argentino

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Se trata de MYCOPLASMA LEACHII, una bacteria que causa artritis en terneros. El hallazgo de los investigadores del INTA y de la UNL contribuirá a mejorar las medidas para proteger el ganado.

La bacteria, de la especie Mycoplasma leachii, produce en los terneros cuadros predominantemente de artritis.

Por primera vez, investigadores detectaron en Argentina la presencia de un tipo de patógeno que afecta al ganado. Los investigadores de INTA y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) identificaron en un tambo de Santa Fe una bacteria, de la especie Mycoplasma leachii, que producía en los terneros cuadros predominantemente de artritis.

“La importancia del estudio radica en que es un organismo más a tener en cuenta como posible causante de infecciones en el rodeo lechero”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir el líder del avance, Luis Calvinho, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela del INTA y docente de la UNL.

El estudio, publicado a comienzos de año en la Revista Argentina de Microbiología, revela un minucioso trabajo que realizaron los investigadores a partir de una muestra de tejido articular aislado de terneros infectados en 2012. Luego extrajeron el ADN, lo secuenciaron y las secuencias obtenidas fueron comparadas con otras almacenadas en una base de datos. Calvinho señaló que “los resultados arrojaron que se trataba de Mycoplasma leachii”,perteneciente a uno de los tipos de microorganismos auto-replicativos más pequeños que existe en la naturaleza.

De acuerdo con el investigador del INTA, los resultados del trabajo indican la necesidad de contar con la capacidad para realizar diagnóstico de Mycoplasma, independientemente de la especie de la cual se trate, ya que cuando producen infecciones, “se pueden ver afectados tanto terneros como vacas del rodeo lechero”. “Contar con un diagnóstico confirmatorio permite tomar las medidas necesarias para cortar la cadena de transmisión del patógeno y lograr un control efectivo de la enfermedad”, aseguró.

El hallazgo no debería producir mayor preocupación en los consumidores. Hay especies de Mycoplasma que pueden causar mastitis (infección mamaria) en los bovinos y puede eliminarse en la leche. “Sin embargo, no está informado que causen infecciones en seres humanos. Además, la leche destinada a consumo es pasteurizada, lo cual elimina este microorganismo y otros potencialmente patógenos para el ser humano”, explicó Calvinho.

Asimismo, considerando que existe poca información en nuestro país sobre este patógeno y otras especies de Mycoplasma, “profundizar los estudios epidemiológicos generará información de utilidad para optimizar las estrategias de control existentes”, concluyó el investigador de Rafaela.

Del avance también participaron Verónica Neder (primera autora del estudio), de INTA Rafaela; Ariel Amadio, del CONICET y de INTA Rafaela; y Martín Allassia, de la UNL.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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