Las microalgas son utilizadas en la alimentación animal como suplementos, pero su potencial puede extenderse a muchos campos más como la producción de biocombustibles, cuidado del medio ambiente y la industria por lo que su investigación resulta una gran inversión. La Corporación para la Investigación Energética del Ecuador es una entidad que se dedica a profundizar en los beneficios de las microalgas. Lee el reporte.
Los estudiantes ecuatorianos de la carrera de Biotecnología de la Universidad de las Américas (UDLA) colaboran con la Corporación para la Investigación Energética del Ecuador en un estudio sobre las propiedades y crecimiento de microalgas en las lagunas del país andino.
El proyecto consiste en la elaboración de un catálogo nacional de microalgas por medio de la recolección e identificación de las cepas que pueden encontrarse en lagunas o sistemas lacustres del Ecuador. Los cultivos se realizan especialmente en las zonas protegidas, ya que ahí se encuentran las microalgas nativas y no contaminadas.
Las microalgas son capaces de metabolizar los desechos, por lo que son comúnmente usadas en la biorremediación del agua, captan todas las sustancias de desecho que se encuentran en ríos, lagunas y océanos. Así lo explican Gabriela Hidalgo y Ye Shi-chung, estudiantes de Biotecnología de la UDLA, quienes trabajan en la investigación.
El uso más difundido de las microalgas es en la alimentación, debido a que son ricas en proteínas y antioxidantes. También son utilizadas industrialmente como fuente de productos químicos: biofertilizantes, suplemento alimenticio para ganado, medicinas, entre otros. Actualmente se investiga la funcionalidad de las microalgas como potencial fuente de energía limpia y alternativa.
Alfredo Mena, director ejecutivo de la Corporación explica que “el cultivo de las microalgas tiene relación con la energía porque algunas de estas cepas tienen o acumulan lípidos en sus células. Estas grasas pueden convertirse en biocombustible”. Mena sostiene que, de acuerdo a las investigaciones mundiales, la cantidad de grasa que tienen las microalgas es extremadamente grande. Una hectárea de cultivo de microalgas produciría, por ejemplo, la misma cantidad de aceite que 10 hectáreas de palma africana. “Sin embargo, es importante destacar que esto todavía está en proceso de investigación”, concluye Mena.
Desarrollo del Método
Las algas realizan el proceso de la fotosíntesis, es decir, absorben CO2 para convertirlo en oxígeno; la Corporación busca un método que permita cultivar las algas en gran cantidad, a fin de que aporten en la purificación del medio ambiente y luego sean utilizadas para la producción de biodiésel.
La técnica de acumulación de gases en una planta eléctrica, para que posteriormente atraviesen por un sistema de cultivo de algas, permitirá que éstas se alimenten del dióxido de carbono, eliminándolo de la atmósfera. De igual manera, este proceso permitirá que las algas crezcan, lo que facilitará la producción de biodiésel.
Las microalgas son capaces de producir varios metabolitos, como los lípidos. Estos pueden transesterificarse y convertirse en combustible. Gabriela Hidalgo y Ye Shi-chung explican que el proceso para la obtención de biodiésel ocurre después de que las algas obtienen el volumen adecuado. En ese punto se cosecha la biomasa, luego se realiza un análisis para ver el porcentaje de lípidos que tiene; así inicia la transesterificación, que pasa de una grasa a un combustible y así es como se obtiene biodiésel a partir de las microalgas.
Los investigadores pretenden en un futuro descubrir nuevas aplicaciones, no solo de microalgas, sino de otras plantas que mejoren la calidad de vida de las personas.