De acuerdo con predicciones recientes, no sólo se espera que las temperaturas medias globales aumenten 2°C o más en los próximos años sino también haya un aumento de la frecuencia e intensidad de eventos extremos como sequías, olas de calor y precipitaciones extremas.
Los impactos de este cambio en el vacuno de leche son:
- Directos: son los derivados del estrés térmico directamente sobre los animales. Éste se manifiesta afectando al bienestar animal, la producción lechera y en la fertilidad.
- Indirectos: son los impactos que afectan a los sistemas de vacuno de leche por otros mecanismos:
- Disponibilidad y precios de los alimentos: variabilidad interanual y estacional en los rendimientos de los cultivos forrajeros producidos en la propia explotación y una mayor volatilidad en los precios de los forrajes y piensos comprados. En los pastos concretamente se prevé una disminución en la calidad de los forrajes y cambios en la composición florística.
- Enfermedades: está previsto que enfermedades (lengua azul, fiebre del valle del Rift, esquistosomiasis) y vectores (garrapatas, mosquitos, moscas) se desplacen hacia zonas actualmente más frías a las que no acostumbraban a llegar debido a que las bajas temperaturas en invierno frenaban sus ciclos anuales.
- Escasez de agua: se prevé una menor y más irregular disponibilidad de agua, tanto superficial como subterránea. La vulnerabilidad a los impactos del cambio climático del vacuno de leche varía según el tipo de sistema (extensivo, mixto e industrial). Por ejemplo, los sistemas de pastoreo extensivos serán previsiblemente más vulnerables a impactos que dependan de la exposición al ambiente como el estrés térmico, producciones forrajeras irregulares o aumento del riesgo de enfermedades. En el otro extremo, se espera que en el caso de los sistemas industriales los impactos más importantes sean todos aquellos ligados a la volatilidad de los precios del mercado y los asociados a destrucción de infraestructuras debidos a eventos extremos.
Adaptaciones
Dado que el cambio en las condiciones climáticas es ya inevitable, es imprescindible tomar medidas para adaptarse a las nuevas condiciones. Para ello hay varias alternativas que se describen a continuación.
Adaptaciones a nivel de animal
Sabemos que no todos los animales sufren el mismo nivel de estrés por calor. En general, se sabe que los animales con un mayor nivel metabólico (más consumo de alimento, más producción, etc.) tienen menos capacidad para enfrentarse al estrés térmico.
Por otro lado, el número de razas de vacas lecheras utilizadas a nivel global se ha reducido drásticamente, tomando un gran protagonismo la raza Frisona en todas sus variantes. Esta raza presenta una altísima ventaja competitiva en cuanto a producción frente a otras razas más rústicas, pero a su vez, esto se convierte en un inconveniente en cuanto a su capacidad de afrontar una situación de estrés térmico. En el otro extremo algunas las razas más rústicas menos productivas son mucho más capaces de afrontar el estrés térmico.
De este modo, la reformulación en la selección genética (con otros criterios que no sean exclusivamente productivos) o incluso el uso de cruces dirigidos puede ser un camino para mejorar la capacidad intrínseca de los animales para afrontar retos climáticos (Hoffmann, 2010).