Investigadores del INTA, de la Universidad Nacional del Litoral y del Instituto de Pesquisas Veterinárias Desidério Finamor (Brasil) confirmaron diferentes niveles de resistencia a este antiparasitario en establecimientos ganaderos de la Argentina.
Asociada a la disminución en la ganancia de peso, daño de los cueros, mortalidad, menor producción láctea, así como a la transmisión de enfermedades como la babesiosis y anaplasmosis bovina, la Rhipicephalus microplus es la especie de garrapata con mayor incidencia para la producción ganadera mundial. En la Argentina, este problema afecta a unos 16 millones de bovinos en zonas tropicales y subtropicales del noreste y noroeste del país.
En un estudio publicado en la revista internacional Research in Veterinary Science investigadores argentinos y brasileños diagnosticaron la resistencia de la garrapata común del bovino a la Ivermectina, el antiparasitario más usado.
De acuerdo con los datos publicados, “la Ivermectina ha demostrado ser un antiparasitario altamente eficaz, sin embargo, su uso masivo ha derivado en la aparición de poblaciones de parásitos resistentes a esta droga”, destacó Santiago Nava, investigador del INTA Rafaela y del Conicet y uno de los autores del estudio.
Se trata de un estudio que comprendió pruebas in vitro -en laboratorio-, donde se utilizaron larvas de la garrapata provenientes de establecimientos ganaderos de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Misiones, y también pruebas de campo en las localidades de General San Martín -Chaco- y de El Colorado -Formosa-, donde se testeó la eficacia de la Ivermectina para controlar infestaciones naturales en bovinos.
De ahora en más, entre los parásitos resistentes a la Ivermectina deberá incluirse a “las garrapatas que parasitan a los bovinos, como es el caso de Rhipicephalus microplus”, indicó Nava quien formó parte de esta investigación junto con Macarena Sarli, Nicolás Morel, Atilio Mangold y Alberto Guglielmone, Rafaela (Santa Fe), Victoria Rossner, Colonia Benítez (Chaco), José Toffaletti, El Colorado (Formosa), Norberto Martínez, Garabato (Santa Fe), todos profesionales de unidades del INTA; Jorgelina Torrents, Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral, y Anelise Webster, Instituto de Pesquisas Veterinarias Desidério Finamor de Río Grande del Sur (Brasil).
La resistencia a los antiparasitarios es uno de los mayores desafíos para enfrentar en los próximos años. “En el caso particular de la garrapata común del bovino, en la Argentina ya se han detectado casos de resistencia a prácticamente todos los compuestos químicos garrapaticidas disponibles comercialmente”, puntualizó Nava.
De la lectura del trabajo se desprende que en el estudio in vitro la respuesta fenotípica de las poblaciones analizadas no fue uniforme, ya que cinco fueron clasificadas como susceptibles, cuatro como resistentes y en una se identificó resistencia incipiente. Las pruebas de campo confirmaron los resultados obtenidos en los test in vitro.
De manera tal que para “comprobar la extensión del problema de la resistencia a las ivermectinas se deberían repetir ensayos a campo similares en otros establecimientos ganaderos de nuestro país”, indicó Nava.
Resistencia a la droga
“No es un problema menor para la producción ganadera”, argumentó Nava y agregó: “La resistencia está asociada a la frecuencia de los tratamientos garrapaticidas empleados. Estos son más numerosos en aquellas zonas con mayor aptitud ecológica para el parásito y, en el caso particular de la Argentina, corresponden a áreas del litoral en la región noreste del país”.
Las herramientas para el control surgen de la aplicación de “acaricidas químicos sintéticos, que incluye, además de las lactonas macrocíclicas, a los piretroides y fosforados, las formamidinas, los fenilpirazoles y los inhibidores de la síntesis de quitina como el fluazurón”, señaló.
Asimismo, Nava reconoció que métodos de manejo como el descanso de pasturas o las vacunas contra garrapatas “no constituyen una alternativa que en el escenario actual puedan sustituir a los químicos sintéticos, ya sea por problemas de factibilidad en la aplicación, para el caso del descanso de pasturas, o directamente por una eficacia insuficiente o falta de disponibilidad de un producto comercial aprobado oficialmente como en el caso de las vacunas contra garrapatas”.