Finca Lechera en Colombia que está regalando su Leche por los Bloqueos del Paro Nacional

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Los bloqueos han hecho que centenares de fincas ganaderas como la suya no hayan podido sacar sus productos ¿Cómo ha vivido esa crisis?

Diana Rojas: Nosotros somos una familia ganadera en Gachancipa, Cundinamarca – Colombia, aproximadamente a 25 kilómetros de la empresa Alpina. Hace 40 años la familia Rojas Sarmiento se ha dedicado a la ganadería de leche. Los bloqueos de trabajo nos han afectado en muchos aspectos. Primero, emocionalmente. Yo creo que ese ha sido el impacto más fuerte. Segundo, en temas productivos. Nuestras vacas se ordeñan dos veces al día; ellas nunca paran de producir. Tercero, en temas de sostenibilidad, y cuarto, en movilidad; no podemos ni sacar ni entregar el producto, y tampoco pueden ingresar los camiones que la recogen diariamente.

¿Cuánto producen al día y cómo es el proceso para moverla?

D.R: Producimos un tanque de 1.500 litros diarios, el cual es recogido por un carrotanque de Alpina en un horario específico todos los días. Si no lo recoge, nos toca usar cantinas adicionales para almacenar el producto. En estos días que no ha podido hacerse el acopio llegamos a la decisión de hacer donaciones locales en comunidades donde hay vulnerabilidad. El producto es de alta calidad, así que se ven beneficiadas estas personas y a la vez, estamos alimentando al país con amor.

Esto lo hacemos porque nos duele botar la leche. Somos muy afortunados en comparación a otros, ya que tenemos poblaciones densas cerca a nosotros para poder hacer las donaciones. Nos entristece mucho y nos ponemos en los zapatos de otros colegas ganaderos que les ha tocado botar su leche.

¿Qué impacto tiene eso para ustedes? ¿Para sus trabajadores?

D.R: No es fácil porque sacar un litro requiere muchos factores: colaboradores de fincas, personas de suministros, ganaderos, etc… para poder sacar la leche de alta calidad. Además, son insumos de alto costo. Nos cuesta, entonces, sostener a todas las familias, porque no son solo los trabajadores de la finca sino también las familias al rededor de ella y de todos que están incluidos en la cadena de producción, incluso el camionero que transporta la leche.

Ustedes han decidido estos días regalar la leche. Hay una mezcla de angustia pero también de felicidad en un acto así. ¿Qué sintieron al ver toda la producción repartida en el pueblo?

D.R: Nuestra idea fue regalar la leche y no botarla porque esto es un tema de solidaridad. Pensamos que este tipo de donaciones y actos de buena fe a uno se le devuelven en la vida en cuidados y bendiciones. Para los cuidadores de la finca no es fácil; ellos trabajan horas largas y arduas para que al final vean que el producto se termina regalando. Espero que pronto pueda pasar esta situación, ya que hay muchas familias y bocas que hay que alimentar.

¿Cuánto tiempo podrían compartir la leche? ¿Cuándo se hace insostenible seguirla regalando?

D.R: Nosotros somos una ganadería competitiva y le invertimos a la empresa. Yo creo que no más de dos, tres días se pueda sostener, máximo una semana. Ya después son situaciones muy difíciles que nunca hemos tenido que enfrentar, y es difícil pensar qué vamos a hacer. Es nuestro sustento diario, entonces ha sido una situación muy complicada.

Ustedes decidieron poner un letrero en redes ofreciendo la leche, ¿por qué?

D.R: Tenemos otros colegas ganaderos que lo hicieron así. Nosotros le pedimos a un taxista local que hiciera múltiples viajes a las veredas y pueblos más cercanos a la finca y que fuera vaciando las cantinas. El taxista le pedía a la gente que se organizara en filas con sus jarras y contenedores para entregarles la leche, y toda fue donada así.

Yo sé que esa felicidad va a ser regresada a uno de alguna forma. A pesar de que se regale, se está haciendo un bien; no ha sido saqueda, sino que por voluntad se ha entregado a otros y así se forma una cadena de bondad en estos momentos difíciles para el país.

Las vacas son superresilientes, y los ganaderos también lo hemos sido siempre. Entendemos que la leche es un alimento perecedero y que hace parte de la canasta básica en el país, y esperamos que Colombia mejore para que lo que estamos haciendo pueda ser sostenible a corto plazo.

Tengamos claro que con diálogo, respeto, compromiso, y trabajo, todos podremos salir adelante.

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