España representa entre el 20% y el 25% de la producción de leche de cabra en Europa, lo que la sitúa en el segundo puesto, solo precedido por Grecia.
En 2015, España tuvo una producción de 418.000 toneladas de leche de cabra. Por Comunidades Autónomas, Andalucía es el mayor productor de este tipo de leche en nuestro país, con 178.000 de toneladas anuales, muy por delante del segundo, Castilla-La Mancha, con casi 81.150 toneladas y el tercero, Murcia, con más de 57.600.
En los últimos años, el número de explotaciones de caprino había presentado una tendencia bajista pero en 2015 se ha experimentado una ruptura de tendencia y un incremento de explotaciones bajo la calificación de «Reproducción para producción de leche» o «Reproducción mixta», que se situaron en torno a las 17.500.
La mayor parte de leche de cabra producida en España se destina a la elaboración de derivados lácteos, especialmente de queso, así como de cuajadas y otras leches fermentadas. (Click en la foto)
Alta digestibilidad y bajos niveles de lactosa son dos de las propiedades nutricionales que caracterizan a la leche de cabra, pero poco conocidas por el consumidor. Tampoco lo es demasiado que España es el segundo país productor en Europa, con más de 418.000 toneladas anuales. Precisamente para divulgar de manera amena los diversos beneficios nutricionales de este tipo de leche, al tiempo que para dar a conocer algunos aspectos relevantes de la producción de ganado caprino en España, Inlac ha editado la infografía El sector caprino en España, donde se nos recuerda también que Andalucía casi representa la mitad de la producción nacional, y que la composición de la leche de cabra es comparable a la de la leche materna.
La leche de cabra es un alimento de gran valor nutricional con una composición rica en proteínas y grasas de alta calidad que proporciona casi todos los aminoácidos esenciales, minerales como el calcio, fósforo y magnesio, además de vitaminas A y D, riboflavina y niacina.
La gran ventaja de la leche de cabra es su alta digestibilidad, superior a la de otros tipos de leche, debido a características propias de la grasa, la proteína y el coágulo que se forma en el estómago.
La leche de cabra es recomendable para aquellas personas que tienen problemas digestivos como úlceras, gastritis, trastornos hepáticos y no pueden consumir leche de vaca. Presenta además niveles muy bajos de lactosa –el azúcar propio de la leche–, por lo que puede resultar muy útil para personas intolerantes a la lactosa. Es poco alergénica puesto que tiene una escasa cantidad de caseína y por tanto es adecuada para quienes son alérgicos a esta proteína tan abundante en la leche de vaca. Su composición es comparable a la de la leche materna por lo que tradicionalmente se ha dado a los bebés y niños que no podían consumir esta última.