En Colombia Producirían Ladrillos con los Excedentes de Producción de Pieles Bovinas

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Los excedentes de las pieles utilizadas para la elaboración de guantes podrían convertirse en ladrillos en Colombia. Luego del procesamiento de las pieles quedan muchos excedentes que, como en el caso de Palmira (departamento del Valle del Cauca), van a parar a los rellenos sanitarios de los municipios vecinos. Con esta propuesta se busca reducir los niveles de contaminación por la presencia del cromo con el que se procesan estos materiales y ofrecerle una opción económica a la industria del cuero. 

En la elaboración de guantes y otros elementos de protección utilizados en diferentes sectores industriales, se genera un volumen significativo de residuos sólidos. Solo en Palmira (Valle del Cauca), se calculan 22 toneladas por mes, según el diagnóstico realizado por el Sistema de Gestión Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UN) sede Palmira y la Fundación Progresemos, de la Cámara de Comercio en esta ciudad.

Montones de excedentes como retazos de vaqueta y carnaza (pieles de vaca curtidas) terminan en los rellenos sanitarios aledaños al municipio, pues solo una mínima cantidad se aprovecha para realizar productos artesanales como llaveros y tapetes.

Se estima que aproximadamente el 90 % de los cueros en el mundo todavía se curten con cromo, debido a que otros materiales no le dan a la piel la misma estabilidad hidrotérmica.

Si bien se ha descrito que la exposición al cromo genera un riesgo preponderantemente ocupacional, los toxicólogos consideran que quienes residen en cercanías a los centros de producción podrían estar expuestos a este elemento.

Uno de los problemas más evidentes del cromo sobre la salud humana tiene que ver con las vías respiratorias. Los efectos incluyen irritación del revestimiento del interior de la nariz, secreción nasal y problemas para respirar (asma, tos, falta de aliento y respiración jadeante). Además, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha determinado que los compuestos de este elemento son carcinogénicos en seres humanos.

En Colombia, según datos recopilados en un estudio de toxicología de la un, funcionan aproximadamente 800 curtiembres, de las cuales el 60 % se ubican en Bogotá y la sabana. El río Tunjuelo, de la capital, recibe 138 vertimientos, con un promedio de 6,7 de estos por kilómetro. El 79,81 % de la carga de metales pesados arrojados a su cauce corresponde a cromo, el 19,19 % a zinc y el 1 % a otros metales.

“Con esa realidad, se ha considerado que las aguas residuales generadas en el proceso de curtido de cuero representan una amenaza latente si no se manejan adecuadamente”. Así lo destaca Liliana León Cifuentes, ingeniera ambiental de la un Sede Palmira y estudiante de la Maestría en Ingeniería Ambiental.

A ello se suman los riesgos producidos por los derrames de residuos peligrosos como ácidos, colorantes y tensoactivos en etapas de acondicionamiento, que afectan el suelo y el agua.

Por ello, el trabajo de grado de Liliana León plantea una alternativa para el manejo y aprovechamiento de residuos de vaqueta y carnaza, materias primas para elaborar productos de marroquinería, un sector productivo de alta influencia en Palmira.

Foto. Ladrillo de cuero prensado

Residuos Peligrosos

En el caso particular de la producción de guantes de carnaza, el proyecto que se adelanta en la UN ha permitido evidenciar que los impactos ambientales que conlleva su elaboración deben atenderse desde la etapa productiva hasta la de gestión empresarial.

En su estudio, y luego de un acercamiento con la Red de Guanteros del Valle del Cauca, la estudiante propone una manera de aprovechar el material descartado, como estrategia efectiva para disminuir el vertimiento en suelos y aguas.

Análisis preliminares permitieron encontrar que dada la composición y las características químicas de las virutas de cuero es posible procesarlas, con el fin de recuperar sus componentes y reinyectarlos en la producción para alargar su ciclo de vida.

En cuanto al uso potencial del cuero, se hicieron cuatro pruebas. La primera fue el desfibrado, cuyo propósito era evaluar la posibilidad de obtener fibras e incorporarlas a procesos industriales de fabricación de láminas.

Como segunda estrategia se adelantaron pruebas de plastificación en los laboratorios del Sena. En estas se determinaron variables como el tamaño de las partículas y la temperatura para compactarlas. “Se combinó el material molido con aglomerados de polietileno, con el fin de conformar una pasta plástica con refuerzo de cuero, que resultó ser una opción interesante para transformar el excedente”, sostiene la investigadora.

En tercer lugar, se probó la elaboración de ladrillos a base de aglomerados (partículas o fragmentos de cuero compactados), dado que el material tiene características de resistencia gracias al proceso de curtido. “También se considera una opción favorable porque alargaría el ciclo de vida del material curtido”, explica la ingeniera. Otro factor considerado fue la viabilidad técnica del producto, ya que al no requerirse una tecnología robusta, se facilita la adopción por parte de los pequeños y medianos empresarios.

Finalmente se elaboraron pequeños rellenos a presión, utilizando botellas de pet como una alternativa de muy bajo costo y con posibilidades de uso en pequeñas construcciones como jardines.

Manejo de Residuos

De lograrse obtener un ladrillo de características para la construcción, sería el primer producto de este material en Colombia, señala la experta. Además recuerda que en países más tecnificados se elaboran “cueros reconstituidos”.

En principio, la producción de ladrillos permitiría aprovechar el 100 % de residuos, dado que no requiere de fases previas de acondicionamiento y su ejecución estaría acompañada por un programa de manejo de residuos en las empresas manufactureras. Este proceso sería escalable a la industria del calzado.

“Aún se realizan pruebas para determinar las características mecánicas del ladrillo, calcular el rendimiento en el proceso de aprovechamiento y estandarizar la producción, con el fin de mitigar cualquier impacto ambiental asociado a la elaboración”, advierte.

Según Andrés Trujillo, de la Fundación Progresemos, esta alianza apuesta por fortalecer renglones productivos desde cuatro ejes estratégicos: procesos, sistemas de gestión de calidad, ambiente y diseño. “La UN Sede Palmira ha jugado un rol protagónico, pues desde su amplia experiencia académica e investigativa, ha apoyado todos los procesos relativos a la implementación de sistemas para fortalecer el sector”, afirma el funcionario.

Por su parte, Arnobio Varela, gerente de Guantes Yumbo, dice que con este proyecto se alcanzan grandes beneficios económicos y ambientales, “al permitirnos generar con los residuos un subproducto que tiene un mercado específico, que nos genera un ingreso adicional y que nos ayuda a reducir los impactos que genera la disposición final de estos residuos”.

medio ambienteNegocios Pecuarios
Comments ( 1 )
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  • pedro

    Este proyecto si seria un bum, para reducir la contaminación ambiental y generar economía, hermanos de Colombia a seguir pastando por el medio ambiente.