Además de implementar nuevas tecnologías, las empresas del sector de alimentos trabajan en fortalecer tres grandes pilares para convertirse en compañías más sostenibles.
Uno de los sectores que más avanza en sostenibilidad en el país es el de los alimentos, en tres pilares: económico, social y ambiental. Las empresas se han movilizado hacia modelos incluyentes, piensan más en el bienestar de sus trabajadores y colaboradores, y están comprometidas con su impacto en el planeta y las comunidades.
La nutrición sostenible podría salvar al planeta
Desde su experiencia con algunas de las industrias de alimentos más grandes del país, Luis Arango, director de Relaciones Sostenibles de Gaia, dedicada a la prestación de servicios medioambientales y referente en sostenibilidad, cuenta que las compañías vienen trabajando en diferentes frentes: definición de estrategias, medición de impactos, reducción de la huella, compensación de sus emisiones, manejo de las aguas, producción más limpia y manejo de residuos.
Lo que están haciendo las empresas
Fuera de cuantificar sus emisiones y tratar de reducirlas lo mayor posible, las compañías buscan encontrar la ‘neutralidad’ mediante la compra de bonos de carbono para compensar su huella. Arango asegura que, en Colombia, hay marcas actualmente con productos alimenticios que son carbono neutro.
Alpina, por ejemplo, ha implementado grandes esfuerzos para ser sostenible y se ha comprometido, para 2022, a ser plástico neutro; por ello redujo el uso de este material en sus bolsas de leche en 2020 y, ahora, su producto Kumis vaso llevará etiquetas de cartón, a las que también migrarán las marcas Yogurt Original y Regeneris: una reducción de 211 toneladas de plástico, aproximadamente, que dejarán de ser puestas en el mercado.
Asimismo, Arango cuenta que las empresas trabajan en identificar fuentes de contaminación, tratando de reducir el impacto desde una producción más limpia; también han puesto sistemas de tratamiento de aguas para cumplir con la normatividad y poder verter.
En cuanto a los residuos, procuran la separación en la fuente, implementando planes y sistemas de separación y aprovechamiento a través de redes de residuos, en las que las firmas les comparten lo útil que tienen a otras empresas, por ejemplo.
El impacto social también es sostenibilidad
En particular, las compañías de alimentos tienen la tarea de impactar a la población en aspectos como la calidad de vida, la salud o la nutrición.
Colanta, por ejemplo, ha dirigido parte sus esfuerzos hacia la innovación para mejorar la nutrición, en línea con la tendencia mundial de ofrecer alimentos funcionales que cubren necesidades específicas, como el fortalecimiento del sistema inmunológico, beneficio característico de su nuevo producto: Yogurt Vida de Colanta. Este contiene betaglucanos obtenidos biotecnológicamente a partir del hongo Ganoderma lucidum, un tipo de fibra soluble que ayuda a combatir ataques de virus y bacterias, aspecto fundamental en poblaciones vulnerables.
Por su parte, la directora ejecutiva de Alpina, Cristina de la Vega, cuenta que la compañía avanza en su modelo sostenible en los tres pilares. Apoyan a los productores a los que les compran, implementan cambios en el uso eficiente de los recursos, usan materiales más amigables con el medioambiente, buscan acuerdos para una ganadería más sostenible y con mejores prácticas; asimismo, trabajan con programas de asociatividad con pequeños productores, madres cabeza de familia y víctimas del conflicto armado para que les provean leche.