El alza sostenida en la producción láctea durante este año hasta mayo había subido un 5,6% respecto al mismo período de 2019 prometía que la industria nacional podría disputarles terreno a los lácteos extranjeros que por años han sido el principal dolor de cabeza de los productores chilenos.
Sin embargo, según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, durante el primer semestre se importó al país 56,1 millones de toneladas en productos lácteos, un 4,2% más que en la primera mitad del año pasado. Mientras que en valor el alza fue de 2,6%, pasando de comprar US$ 168 millones en 2019 a US$ 172,4 millones en 2020.
A diferencia de los seis primeros meses de 2019, este semestre Nueva Zelandia se posicionó por sobre Estados Unidos como el mercado principal para adquirir lácteos, representando el 26,6% de las compras por un valor de US$ 45,7 millones. En segundo lugar quedó el país norteamericano con US$ 35,7 millones, seguido por Argentina con US$ 29,8 millones.
En cuanto a los productos, el índice fue liderado por los quesos, con 27.338 toneladas y US$ 96,4 millones. Le siguió la leche entera en polvo que registró un crecimiento importante: las compras subieron de US$ 3,2 millones en el primer semestre de 2019 a US$ 18,7 millones este año. El tercer lugar fue ocupado por el suero y el lactosuero con US$ 15,2 millones.
Potencial nacional
El presidente de la Federación Nacional de Productores de Leche (Fedeleche), Eduardo Schwerter, lamentó que pese al crecimiento de la producción nacional la importación de lácteos no caiga. ‘Esta alza de la producción es una clara respuesta a los incentivos de la industria de mejorar sus precios de compra y de las buenas condiciones climáticas de la zona sur’, señaló.
‘Vemos con preocupación la mayor importación, porque el año pasado ya se registraron niveles históricamente altos; por lo tanto, a pesar de la base alta de comparación, las compras al exterior siguen creciendo’, agregó.
El representante gremial dijo que la industria local tiene el potencial para lograr el autoabastecimiento de productos lácteos, y además asegurar la producción necesaria para poder satisfacer a sus mercados de exportación.
Para el segundo semestre, Schwerter espera que se mantengan los factores que han favorecido al rubro. ‘En cuanto a la producción interna, debiéramos registrar una tendencia alcista y que la industria mantenga su interés de potenciar la lechería nacional, mientras que las importaciones se vayan sustituyendo’, manifestó.