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Empresa Uruguaya Fabrica Cajón Rotativo apto para el Método Ritual Kosher

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Frigoríficos del Mercosur debieron adaptarse a las nuevas exigencias de Israel para vender.

Una empresa uruguaya, con más de 10 años de presencia en la fabricación de equipos para la industria frigorífica, produce y exporta los nuevos cajones rotativos que exige Israel para sus faenas de bovinos bajo el método Kosher.

Israel anunció a principios de 2018 los cambios en la normativa para las faenas rituales, generando la reacción de los frigoríficos del Mercosur, que son tradicionales abastecedores de delanteros bovinos faenados bajo el método ritual judío. La nueva normativa comenzó a regir en junio de 2018 y para muchas empresas uruguayas, demandó una fuerte inversión adecuar sus instalaciones para los nuevos requisitos.

A partir del año pasado, el sistema tradicional con el animal colgado previo al degüelle quedó obsoleto, porque argumentando mejoras en el bienestar animal, el Ministerio de Agricultura de Israel impuso la exigencia de instalar cajones rotativos que inmovilizan al animal antes de ser degollado sin insensibilización. El animal debe permanecer quieto para que el corte de arterias sea limpio y se produzca un rápido desangrado, previa pérdida de conciencia. El corte que hace el rabino se debe hacer en los 10 segundos posteriores a la inmovilización del animal, evitando el estrés y el sufrimiento.

La empresa uruguaya (Ortensin S.A.) creó un cajón rotativo -incluso hay uno doble que mejora el ritmo de faena- con algunas tecnologías que perfeccionan la operativa y el producto compite con los que produce India, Brasil o incluso Argentina.

En 2013 construyó cuatro saladeros Kosher e incluso instaló esa tecnología en una unidad productiva de Paraguay, perteneciente a un grupo cárnico brasileño de fuerte presencia en el mercado internacional. Ya en 2017 diseñó un cajón giratorio doble que se instaló en nueve frigoríficos uruguayos habilitados para la exportación de carne bovina Kosher a Israel y para la comunidad israelí de Estados Unidos. Otras tres empresas cárnicas de la región también instalaron esa tecnología uruguaya. El cajón rotativo diseñados y creado localmente, hoy es usado en el 55% de la faena Kosher de Uruguay y en aproximadamente el 45% de los frigoríficos habilitados por Israel en la región, según datos aportados por la Ortensin S.A. a El País.

Incluso el año pasado, la especialista Temple Grandin, que es la referente en bienestar animal para la ganadería y la industria frigorífica, revisó esta tecnología en un frigorífico uruguayo que vistió y la aprobó. La experta no rechaza las faenas rituales, sí está en contra cuando están mal hechas.

Fortaleza

Raúl García, ingeniero de la empresa, dijo a El País que el cajón uruguayo tiene mayor robustez, todo el cuerpo es de acero inoxidable y tiene tecnología que le permite ajustarse al tamaño del animal para lograr una mejor inmovilización, porque se puede regular la presión de sujeción, sin que genere daño en el animal. “Se fue adaptando la tecnología a las necesidades”, aclaró el profesional.

Este cajón es operado electrónicamente, a diferencia del cajón típico que se acciona mediante palancas. “El operario tiene que accionar dos o tres botones para hacer el ciclo y todo el resto lo hace solo el cajón. Eso facilita la operación e incrementa las reses por hora que se pueden faenar”, explicó García. Según dijo, costo es muy similar a los cajones que la industria frigorífica tenía posibilidades de importar para adaptarse a los nuevos requerimientos de Israel. La ventaja es que esta tecnología diseñada en Uruguay tiene una velocidad de operación mayor y permite faenar 115 reses por hora.

Proceso

La faena Kosher es sumamente exigente y rigurosa.
Según explicó a El País Felipe Kleiman, certificador y referente para las faenas rituales para Israel en varios países de Sudamérica y Europa, “hay una infinidad de detalles técnicos que cuidar. La faena en sí es extremadamente detallada, desde la preparación del cuchillo hasta el salado y desalado de los delanteros”, dijo Kleiman.

El cuchillo con que se desangra el animal debe tener un filo “muy suave para cortar y muy liso, para que no rasgue la piel. El rabino corre la uña por el filo para ver si no hay un dientecito o problemas en ese filo antes del degüello. Ahí empieza el rigor técnico”.

Si durante el degüelle se produce un problema en el filo del cuchillo, ese animal es rechazado por los rabinos pues no está kosher (apto).
Kleiman explicó que una vez eviscerado ese bovino, sigue la revisión de órganos internos, que también es hecha por los rabinos. “Se revisan los pulmones para ver si el animal está sano según los criterios religiosos y judaicos. Así como hay inspección veterinaria está la inspección rabínica para ver si el animal está apto o no”, argumentó el consultor.

Inperfecciones en el filo del cuchillo y pulmones con problemas, son dos puntos claves de rechazo de los animales. “Casi la totalidad de los animales rechazados son por estos dos problemas”, explicó.

Luego de armar una lista de animales aptos y sellar esas carcasas Kosher, una vez enfriadas, al otro día se hace el cuarteo. Los delanteros van para el saladero y es lo único que compra Israel, pues religiosamente no pueden consumir otra parte del animal.
“Aunque ya están con sello kosher, son nuevamente chequeadas para ver si coinciden con el listado aprobado”, destacó Kleiman.

Posteriormente viene la etapa de salado, un proceso totalmente automatizado. “El delantero se sumerge en un tanque y queda 30 minutos sumergido, pero en constante movimiento dentro del agua. Luego sale a la superficie y es cubierto totalmente con sal para que tire la sangre. A partir de ahí ese delantero debe quedar una hora paseándose por la sala para gotear y sacar las sangre. Luego de una hora es lavado con mangueras de alta presión para que toda la sangre salga y quitar la sal adicional que pueda haber quedado”, explicó el certificador. Todo ese minucioso proceso de faena y sus controles, son los valorizan el sello Kosher.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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