La osteoporosis es un problema de salud pública a nivel global. Por ello, cada 20 de octubre se celebra el Día Mundial de la Osteoporosis, fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e International Osteoporosis Foundation (IOF).
La osteoporosis es una enfermedad del metabolismo del hueso que se caracteriza por la disminución de la masa ósea. Ello aumenta la fragilidad de los huesos y el riesgo de presentar fracturas. Según la Federación Panamericana de Lechería (Fepale), esta enfermedad afecta, principalmente, al público femenino. De hecho, tras la menopausia, el 30% de las mujeres presentan signos de osteoporosis.
Además, se cree que la osteoporosis es una consecuencia común del envejecimiento, pero, en realidad, es una enfermedad degenerativa. Esta patología metabólica presenta diferentes factores de riesgo, entre ellos, el bajo consumo de calcio a lo largo de nuestra vida, especialmente en la niñez y adolescencia, ya que en esas etapas se forma más de la mitad de la masa ósea y se dan los procesos de modelamiento y consolidación de los huesos.
Por estas razones, Rafael Cornes, coordinador de la campaña “¡Sí a la Leche!” de la Fepale, indica que, para contribuir a prevenir esta enfermedad, es necesario consumir, en las primeras etapas de la vida, dos a tres porciones de lácteos diarios, realizar ejercicios y recibir una dosis adecuada de vitamina D, la cual se obtiene a través de la exposición solar. Sin embargo, durante la adolescencia es recomendable entre 3 y 4 porciones y en la etapa adulta, comprendida entre los 20 a los 50 años, Cornes recomienda continuar con una dieta sana que incluya de tres raciones de lácteos diarios, como queso, yogur o leche. “Aunque los huesos ya están formados, los lácteos son importantes, ya que minimiza la salida de calcio desde los huesos, ayudando a mantenerlos sanos”, señala el vocero de la Fepale.
Finalmente, Cornes hace énfasis en el consumo de lácteos durante la adolescencia para prevenir la osteoporosis. “A penas un 10% más de ganancia de masa ósea en la juventud disminuye a la mitad la posibilidad de tener fracturas en la edad adulta. Ese crecimiento depende de los depósitos del calcio adquiridos en la adolescencia”, finaliza.