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Cuenca Lechera de Tucumán en Argentina: Innovación para Competir con los Grandes

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La provincia argentina de Tucumán tiene una importante demanda de productos de origen animal, que generan un déficit del orden de los $2.3 00 millones al año, que la convierten en una cuenca emergente en el país del tango.

En un planteo agrícola sustentable, la provincia debe producir unas 450 a 500.000 toneladas de granos, sumado a los subproductos de la soja, que transformada en proteína animal, equivaldrían a unas 50.000 toneladas de carne vacuna, en carne de cerdo superaría las 100.000 toneladas y en leche se podrían generar más de 500 millones de litros.

La cuenca de Trancas tiene aspectos positivos para ser competitivos, partiendo de la posibilidad de regar, lo que da un margen de seguridad al planteo productivo. Esto permite tener importantes rendimientos de materia seca por hectárea, que para los planteos eficientes, pueden alcanzar de 15 a 20 tn /ha, lo que está marcando una potencialidad de unos 15.000 litros por hectárea.

La cuenca de Trancas, cuenta con una superficie de 4500 hectáreas, con una dotación de animales de 4.500 vacas, que producen al año unos 23.000.000 de litros, con un consumo estimado del orden de los 200 millones de litros/ año en la provincia, contando con una capacidad industrial instalada en 5 plantas de 120.000 litros/día, para la elaboración de leche fluida, leche media vida, yogures, quesos, quesillos, dulce de leche, una con habilitación para la exportación a la CEE.

Sin duda que la interacción generada entre el sector público y privado a través de la actuación de la Mesa de Lechería de la Provincia, con la participación del gobierno provincial (Dirección de Ganadería), productores, INTA, Centro de Referencia de Lactobacilos (Cerelea), Subsecretaria de Agricultura Familiar, FAZ, INTI, Municipalidad de Trancas, ha conseguido generar acciones. Entre ellas se cuentan capacitaciones en diversos temas productivos, y programas de calidad de leche, control lechero, inseminación artificial a tiempo fijo, e identificación electrónica en pequeños productores. También el desarrollo de un polo tecnológico lácteo, a lo que se suma la concreción de la 3 Expo Láctea del Norte, con su remate anual de vaquillonas, concurso de quesos, jura didáctica, stands de proveedores de insumos y servicios.

Productos Diferenciados

La poca escala de la actividad, hace necesaria la búsqueda de productos diferenciados que le permitan competir en el mercado, Esto ha llevado al desarrollo de un Polo Tecnológico Lácteo del Tucumán ( PTLT), donde se integra la actividad pública provincial y nacional, el sector de la investigación con el Cerelea-Conicet, y el sector productivo, con Aproleche ACE (29 ganaderos), que a través de la aplicación de la investigación tecnológica en forma práctica, permitió el desarrollo de un yogurt probiótico, “Yogurito”, leche chocolatada, y fermento láctico Biosec, que se reparte en las escuelas, beneficiando a 160.000 niños, con un sistema inmunológico fortalecido.

Esta interesante integración pública privada con la sumatoria de la ciencia, a generado productos como el yogurt probiótico, que tiene una importante acción benéfica sobre el sistema inmunológico de las personas, que ha dado por resultado una baja importante en los problemas de afecciones intestinales y bronquiales de los niños a los cuales llega el producto en los comedores escolares.

El Polo contempla la generación de fondos para que el Cerelea continué investigando y generando nuevos productos. Se prevé la puesta en marcha de la utilización de los subproductos de la elaboración del queso, para la producción de productos alimenticios de alto valor nutricional, el desarrollo de fermentos lácteos probióticos congelados, entre otros

El PTLT generó una integración en el sector productivo, con Aproleche, asociación de colaboración empresaria, que ha permitido la concreción de un pool de unos 20.000 litros de leche, que venden a la Copa de Leche del Ministerio de Desarrollo Social para el yogurt probiótico (Yogurito) una parte y el resto lo distribuyen en el mercado, logrando un precio promedio que supera el $ 1,70 /litros, superior al que recibe el resto productores en la actualidad.

Sin duda que la integración produjo un proceso virtuoso, que el estado provincial continuará apoyando, para lograr el crecimiento y sustentabilidad de la cuenca lechera provincial.

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El valor del queso artesanal como emblema gastronómico: la experiencia uruguaya

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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