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Controlar la sanidad en toros evita pérdidas de hasta un 30 %

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Las enfermedades Campylobacteriosis Genital Bovina y Tricomonosis son endémicas en la Argentina, se transmiten por vía sexual y afectan a los bovinos de cría. Entre las consecuencias, provocan mermas reproductivas con bajos porcentajes de preñez y abortos. Se recomienda realizar un control preventivo eficiente en los toros.

Ya lo asegura el refrán popular: “mejor prevenir que curar”. Así lo creen los especialistas en sanidad animal del INTA Balcarce quienes destacan los beneficios de realizar un control preventivo eficiente de las enfermedades venéreas para evitar las mermas reproductivas por bajos porcentajes de preñez y abortos. Pautas para evitar que las enfermedades de transmisión sexual afecten al rodeo.

De acuerdo con Fernando Paolicchi especialista en sanidad animal del INTA Balcarce, Buenos Aires, “Campylobacteriosis Genital Bovina y Tricomonosis son enfermedades venéreas o de transmisión sexual endémicas en la Argentina que afectan a los bovinos de cría y generan mermas reproductivas de entre el 15 y el 30 % por bajos porcentajes de preñez y abortos”. Además, se deben sumar el descarte de vientres vacíos y de toros reproductores con la enfermedad.

Se trata de enfermedades asintomáticas que viven de por vida en los toros y son las hembras las que manifiestan las pérdidas reproductivas. Por ser el reservorio más importante y los diseminadores de estas enfermedades, los toros son la categoría en la que se debe realizar el diagnóstico inicial. De todos modos, no se descarta que las hembras puedan mantener una estación reproductiva a otra la infección y transformarse en infectadas persistentes.

En esta línea, aseguró que “implementar cualquier tecnología disponible para la detección y prevención de estas enfermedades, ya sea mediante vacunas, el reemplazo de toros positivos por negativos o bien el control pre servicio, siempre va a tener un mayor rédito económico que el de padecer las consecuencias de una enfermedad venérea”.

“A pesar de que la Argentina cuenta con tecnología instalada, buena capacidad de los laboratorios, de los profesionales veterinarios capacitados y del INTA que colabora activamente, hay una gran parte de los productores agropecuarios que no realizan el control de sus toros”, alertó el especialista de Balcarce, para quien el manejo preventivo es clave.

En este sentido, recomendó realizar las medidas de manejo clásicas como el control físico y sanitario anual para un diagnóstico prematuro de los toros que se van a utilizar en el servicio y de los nuevos, apenas se compran. Además, agregó, es importante realizar un control en los alambrados perimetrales y estar atentos a la presencia de estas enfermedades en establecimientos vecinos.

Para Paolicchi, resulta fundamental incorporar el raspado de toros al calendario sanitario de un establecimiento para detectar la presencia de enfermedades venéreas en el rodeo e implementar medidas preventivas para mejorar los índices productivos finales. “El raspaje prepucial pre y pos servicio de la torada es la herramienta adecuada para detectar toros enfermos, controlar y erradicar estas enfermedades en un rodeo afectado”, aseguró.

Y recalcó: “A fin de controlar y erradicar eficientemente las enfermedades venéreas de un rodeo, se deben aplicar acciones que apunten a identificar correctamente los toros infectados, detener la transmisión, eliminar estos animales infectados y prevenir la reintroducción de la enfermedad”.

Raspado de toros: mejor prevenir que curar

Se trata de una técnica que consiste en la introducción de un raspador dentro del prepucio del toro a fin extraer una muestra del patógeno y poder diagnosticar estas dos enfermedades con anticipación. El raspador es considerado el más versátil, ya que tiene la ventaja de llegar hasta el fondo del saco ciego en los animales de prepucio largo (zona de mayor concentración de los patógenos) y no se debe aplicar succión a la vez que raspamos.

Para realizar el primer raspaje, los especialistas recomiendan realizar entre dos y tres raspajes consecutivos con períodos de más de 10 días entre sí, en pos de tratar de identificar la mayor cantidad de toros infectados.

Durante el muestreo, se debe tener en cuenta la higiene de la zona prepucial a fin de evitar su contaminación con materia fecal o tierra. También se sugiere el recorte de los pelos de la zona y limpieza con alcohol de 70°. También se debe estimular al toro a la micción previa para evitar que orine durante el muestreo.

Ante el muestreo óptimo, aproximadamente de un 70 % de toros infectados serán detectados en un primer muestreo, un 20 % en un segundo y un 10 % en el tercero. Ante muestras contaminadas, la eficacia diagnóstica puede bajar más de 10 puntos porcentuales. “Hay que tener en cuenta que con un solo toro que quede infectado es suficiente para restablecer la infección en todo el rodeo la temporada siguiente”, advirtió Juan Agustín Garcia –investigador y becario del INTA Balcarce.

“Ningún método es 100 % efectivo”, subrayó Joaquin Acuña colega de García en el INTA Balcarce e indicó que tampoco existen drogas 100 % efectivas para el tratamiento de los toros infectados, por lo cual, estos animales deberían destinarse a la faena.

También destacó la importancia de que sea el veterinario quien decida la forma en que la muestra será extraída a fin de posibilitar que las muestras lleguen los más limpias posibles al laboratorio, mejorando la sensibilidad y evitando la posibilidad de tener resultados falsos negativos por contaminación.

“Actualmente, se están poniendo a punto técnicas moleculares de mayor eficacia, lo que posiblemente implique en el futuro que se tengan que realizar menos muestreos con la posibilidad de detectar una mayor cantidad de animales infectados”, adelantó el técnico de Balcarce.

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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