Del mismo modo que las mascotas, los grandes animales pueden sufrir las consecuencias de las altas temperaturas.
Con la llegada del verano, comienza la aparición de una serie de riesgos para los animales asociados al aumento de las temperaturas. No obstante, muchas de las consecuencias son inevitables, otras muchas pueden evitarse si se tienen en cuenta ciertas consideraciones en cuanto al manejo.
“Nuestros animales dependen de nosotros”, comenta Don Llewellyn, especialista en ganadería de la Universidad de Washington. «Los ganaderos, agricultores y jóvenes que crían animales deben prepararse para el calor y las condiciones peligrosas».
Si bien las diferentes especies de ganado tienen necesidades específicas concretas, el experto comparte sugerencias generales para mantener a los animales seguros. Por ejemplo. evitar el manejo estresante del ganado. “Si es necesario, hágalo solo en las primeras horas de la mañana o tarde en la noche”.
También hay que “asegurarse que los animales en los establos o cobertizos tengan ventilación y circulación de aire adecuadas. Además, proporcione sombra a los animales que se mantienen fuera, siempre que sea posible”.
Por otra parte, recomienda un suministro continuo de agua limpia y fría. “El agua es muy importante, ya que permite que los cuerpos de los animales se enfríen y se mantengan frescos”, explica Llewellyn. La cantidad de agua es particularmente importante para asegurar la salud de los animales que están lactando o preñados, para garantizar el crecimiento adecuado durante las primeras etapas de vida.
Pero no solo importa la cantidad, también la calidad. Según el experto, “el agua limpia también es importante, ya que el calor excesivo y el agua estancada pueden promover el crecimiento de algas verdiazules, que han demostrado ser tóxicas para el ganado, la vida silvestre y los seres humanos”.
Además, conviene prestar atención a los signos de deshidratación, como “letargo, sequedad de los ojos y las membranas mucosas, u ojos que parecen hundidos y opacos”.
En épocas de estrés por calor, puede ser necesario reducir la ingesta de energía, como la de cereales y concentrados, y aumentar la fibra en la dieta de animales como los novillos y los corderos. “Esto puede ayudar a mitigar el estrés por calor”, afirma. “Deben evitarse los forrajes infectados con endófitos, como la festuca, ya que pueden exacerbar el estrés por calor en el ganado”, agrega. Los endófitos son organismos como hongos y bacterias que viven en cultivos forrajeros.
Asimismo, durante y después del estrés sufrido por el calor, “hay que estar atento a los signos de enfermedades respiratorias y trastornos digestivos en el ganado. Los cambios de temperatura de 40 grados o más entre el día y la noche pueden predisponer al ganado a sufrir este tipo de enfermedades”.
Por último, indica que ante el aumento de la probabilidad de incendios forestales, “los propietarios deben elaborar un plan de emergencia para la preparación de desastres”.