Según un artículo publicado en el portal https://www.animalshealth.es, las vacunas actuales han mostrado ser un método efectivo para controlar la enfermedad con un costo económico reducido. Además, en algunos casos, han mostrado efectos beneficiosos no específicos frente a otras patologías, sugiriendo la existencia de inmunidad aprendida.
El problema de estas vacunas es la interferencia con las pruebas oficiales de diagnóstico que se realizan dentro de los programas de erradicación de la tuberculosis bovina, lo que hace que no esté permitido su uso en ganado bovino.
Sin embargo, algunos estudios han mostrado que la vacunación a través de la vía oral puede ser una estrategia prometedora para evitar dicha interferencia. A pesar de que el agente causal de la enfermedad se transmite mayoritariamente a través de la vía fecal-oral, la vacunación oral frente a la paratuberculosis bovina apenas ha sido estudiada.
Mycobacterium avium subespecie paratuberculosis (Map), el agente etiológico de la enfermedad, es una bacteria intracelular que se transmite por vía fecal-oral. Asegura su supervivencia y diseminación infectando macrófagos y ejerciendo mecanismos de evasión que permiten su replicación dentro de esta célula inmune. La infección por macrófagos desencadena la formación de granulomas en el intestino, en particular en el íleon y la válvula ileocecal.
Los signos clínicos más comunes de la paratuberculosis son la diarrea, la pérdida crónica de peso y la disminución de la producción, lo que implica una eliminación prematura de los animales y pérdidas económicas. El control de esta enfermedad se basa principalmente en la mejora del manejo del rebaño y la estrategia de prueba y sacrificio, pero la vacunación ha demostrado ser un método rentable contra el TB, disminuyendo el número de casos clínicos, reduciendo la diseminación bacteriana en las heces, y mejora de la producción de leche.
Por ello, desde el Departamento de Sanidad Animal de Neiker han comparado en un estudio la vacunación oral con varios tipos de vacunas (micobacterianas y no micobacterianas) con una vacuna comercial administrada por vía subcutánea.
Según los investigadores “mecanismos antimicrobianos de los neutrófilos, como la fagocitosis y la capacidad de liberar trampas extracelulares también veían sus niveles de actividad incrementados por la vacunación cuando se enfrentaban a Map o a otros patógenos en ensayos ex vivo 2, indicando la existencia de inmunidad aprendida.
Añaden que “nuestros datos muestran que la vacunación oral puede estimular la actividad de los neutrófilos, además de activar la respuesta inmunológica adaptativa, y que ambas respuestas se correlacionan con la protección”.
Concluyen señalando que “hemos descubierto que la vacunación oral con vacunas Map vivas o inactivadas es capaz de activar la inmunidad de la mucosa así como la funcionalidad PMN (neutrófilos polimorfonucleares) periférica. Además, las vacunas orales mostraron una mayor capacidad de respuesta de los neutrófilos a las estimulaciones heterólogas y un perfil de citocinas de activación innato con efectos protectores contra el TBP”.