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Buscan desarrollar una vacuna contra » Fasciola Hepática»

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El proyecto URANUS se centra en la fasciolosis, una enfermedad desatendida que afecta a más de 2,3 millones de personas en todo el mundo y que está causada por este gusano parásito.

El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) ha puesto en marcha un nuevo proyecto denominado URANUS para descifrar el potencial anticoagulante de Fasciola hepatica, el parásito causante de la fasciolosis, una enfermedad cuya importancia sanitaria está en aumento debido a su amplia distribución a nivel mundial. El objetivo del proyecto es identificar y caracterizar las moléculas que utiliza el parásito para inhibir la coagulación del hospedador y así nutrirse y sobrevivir, como posibles dianas para el desarrollo de una vacuna.

La fasciolosis es una enfermedad zoonótica –una infección que puede transmitirse entre animales y seres humanos- que causa importantes pérdidas económicas en la producción animal – afecta principalmente a especies herbívoras de gran tamaño, como vacas y ovejas- y que constituye un relevante problema de salud pública en los países en vías de desarrollo, donde se estima que afecta a más de 2,3 millones de personas según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La fasciolosis forma parte del conjunto de las denominadas enfermedades infecciosas desatendidas u olvidadas (EID) cuyo Día Mundial se celebra esta semana con el objetivo de reflexionar sobre el sufrimiento que provocan estas enfermedades, ensalzar a las personas que trabajan para hacer frente a la carga que suponen y conseguir un mayor apoyo para su control y erradicación.

Es el caso del Laboratorio de Helmintos Parásitos de Importancia Zoonótica (ATENEA) del IRNASA-CSIC, que ha obtenido financiación con cargo a NextGenerationEU de la Convocatoria de Consolidación Investigadora del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, para generar conocimiento y explicar una parte aún desconocida de las relaciones parásito/hospedador en la fasciolosis, como paso previo a la generación de herramientas de control eficaces contra esta importante enfermedad parasitaria. El proyecto, que se desarrollará a lo largo de los dos próximos años, será coordinado por el investigador Javier González Miguel.

Interacciones continuas con la sangre del hospedador

La infección por Fasciola hepatica se produce por la ingestión de plantas acuáticas portadoras de metacercarias, la forma larvaria del parásito. Una vez ingeridas las larvas, los parásitos juveniles se liberan en el intestino delgado y siguen una compleja ruta migratoria a través del peritoneo y el tejido hepático que conduce a los parásitos hasta su localización definitiva en los conductos biliares. Durante todo este complejo ciclo de vida, F. hepatica interactúa profundamente con la sangre del hospedador.

“Las fases migratorias del parásito son responsables de hemorragias abdominales y hepáticas extensas, que pueden poner en peligro la vida del hospedador”, detalla González Miguel. También la sangre está ligada a la nutrición del parásito. “Hay pruebas de que los parásitos juveniles ingieren algo de sangre durante su migración, pero es la fase adulta de F. hepatica la que se considera hematófaga obligada. Este proceso está directamente relacionado con la anemia hemorrágica, que es el factor más importante que contribuye a la morbilidad y mortalidad del hospedador en las infecciones por F. hepatica”, precisa.

En este contexto, la hipótesis de la investigación es que F. hepatica interactúa con el sistema hemostático de su hospedador vertebrado –el conjunto de mecanismos que permite que la sangre circule de forma fluida por los vasos y que a su vez promueve la formación de coágulos cuando se produce una lesión para evitar la hemorragia-, potenciando la expresión de moléculas anticoagulantes para facilitar sus mecanismos de supervivencia, como ya se ha descrito para otros parásitos helmintos hematófagos.

“Los coágulos no dejan de ser herramientas defensivas para el hospedador y el sistema de la coagulación está íntimamente relacionado con otros sistemas defensivos, como la inmunidad innata. Además, la fase adulta de Fasciola se alimenta exclusivamente de sangre que, obviamente, tiene que estar en estado fluido para su procesamiento. Eso quiere decir que si identificamos y caracterizamos las moléculas que utiliza el parásito para inhibir la coagulación del hospedador, podrían ser buenas dianas para una vacuna antiparasitaria, ya que esta podría, por ejemplo, bloquear su capacidad para alimentarse”, explica el investigador del IRNASA.

Aunque estos estudios aún se encuentran en fase temprana, el potencial anticoagulante de estas moléculas también podría servir, en el futuro, para desarrollar nuevos tratamientos en humanos. “Las enfermedades trombóticas tienen una importancia enorme en salud humana y su tratamiento engloba muchas dificultades, por lo que la investigación relacionada con la búsqueda de nuevos anticoagulantes está siempre activa”, concluye.

El IRNASA-CSIC forma parte del proyecto “CLU-2019-05 – Unidad de Excelencia IRNASA-CSIC”, financiado por la Junta de Castilla y León y cofinanciado por la Unión Europea (FEDER “Europa impulsa nuestro crecimiento”).

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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