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Aprovechar el descarte de cítricos para Alimentar Vacas: Una oportunidad para la suplementación

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Por su alto valor energético, el bagazo ofrece una oportunidad para la suplementación de rumiantes, especialmente bovinos. En Entre Ríos, investigadores del INTA evaluaron su incorporación a las dietas de rodeos destinados a la producción de carne y leche.

Formado por cáscara, membranas, pulpa y cantidades variables de semillas y jugos, el bagazo es el residuo que se genera luego de procesar naranjas, mandarinas, pomelos y limones para la elaboración de jugos y concentrados. En Entre Ríos, un equipo de investigadores del INTA junto con profesionales de la Escuela Agrotécnica “Las Delicias” de Paraná, Entre Ríos, determinaron que, por su alto valor energético, pueden incorporarse a las dietas de los rodeos destinados a la producción de carne y de leche.

En el noreste de Entre Ríos, la industria de jugos y concentrados genera unas 50.000 toneladas de bagazo de cítricos al año. “Este residuo es un problema para las plantas procesadoras, debido a que se acumula al aire libre en los alrededores de las instalaciones”, señaló Walter Mancuso, especialista en producción animal del INTA Paraná, y agregó: “Además, se convierte en un potencial contaminante del ambiente”.

Luego de analizar su composición química, el equipo de investigadores del INTA y Las Delicias, consideraron la oportunidad de utilizarlo como alimentación suplementaria para rumiantes, especialmente bovinos.

“Además del alto porcentaje de agua, el bagazo posee carbohidratos solubles (azúcares simples) y estructurales (hemicelulosas, celulosas y pectinas), que son fácilmente digeribles por los animales”, expresó Mancuso quien junto con Julio Butus, de Las Delicias, fueron los impulsores de su incorporación como alternativa forrajera.

Las características nutricionales del bagazo de citrus lo ubican como un forraje no tradicional suculento (14 a 25 % de materia seca), energético, de alta digestibilidad en rumen, con escaso aporte proteico, con algún contenido de fibra de alta degradabilidad y rico en calcio y vitaminas.

“Si bien es un residuo de alto valor energético posee algunas limitaciones para su aprovechamiento en fresco, debido al elevado contenido de agua (mayor al 80 %)”, indicó Mancuso y explicó: “La aceptabilidad de los animales varía según el tipo de cítrico, el tratamiento industrial de la fruta y el tiempo de almacenamiento”.

En términos generales, el orden de preferencia de los animales por el bagazo es: limón, pomelo, naranja y, por último, mandarina. Además, la pulpa fresca es menos aceptada que la almacenada (comúnmente denominada “pulpa ensilada”). “Durante este proceso se eliminan parte de los sabores y olores de los aceites esenciales y se genera una consistencia pastosa, que facilita su consumo”, aseguró el especialista del INTA.

Ensayos realizados en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Concepción del Uruguay y en el tambo comercial de la escuela agrotécnica Las Delicias, determinaron que el bagazo puede almacenarse durante períodos de cuatro meses o más, sin deterioro en su valor nutritivo.

Un estudio realizado en la escuela Las Delicias sobre un rodeo lechero Holstein, determinó que las vacas que consumieron silaje de bagazo de citrus produjeron un 18 % más de leche que aquellas que consumían silaje de maíz y, “aunque esa leche poseía una menor concentración de grasa y proteína, se mantiene la diferencia a favor de aquellas que consumieron bagazo cuando los resultados se expresan como producción total de grasa y proteína por vaca”, explicó Mancuso.

Para el ensayo se seleccionaron dos grupos de ocho vacas en producción, las cuales durante 61 días se alimentaron con dietas que solamente variaban en el forraje conservado que tenían disponible: silaje de maíz o silaje de pulpa de citrus (mezcla aproximada de 75 % residuos de limón y 25 % de naranja).

El aprovechamiento del bagazo en la alimentación de rumiantes transforma un problema en un subproducto que genera valor, tanto por los fletes que requiere para su traslado, como por la carne y leche producida en los predios dónde se lo consume.

Recomendado tanto para alimentación de novillos como de vacas de descarte para engorde y en rodeos lecheros, “su uso permite resolver faltantes estacionales o momentáneas de forrajes voluminosos de calidad”, indicó Mancuso quien aseguró que “su aporte en hidratos de carbono y fibra rápidamente digeribles lo convierten en un complemento ideal para pasturas de leguminosas o verdeos tiernos”.

De todos modos, Mancuso advirtió que es necesario considerar las dificultades que implica su alto contenido de agua, tanto por el costo del traslado (flete), como para el manejo dentro del establecimiento, su almacenamiento y entrega a los animales.

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Los sistemas agropecuarios sostenibles ayudan a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero

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Científicos de la Universidad de São Paulo formulan esta conclusión en el Journal of Cleaner Production con base en una revisión sistemática de estudios.

Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, apuntó a analizar en qué medida la implementación de prácticas de la denominada “agricultura climáticamente inteligente” (CSA, por sus siglas en inglés) es capaz de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero en el país. Este conjunto de métodos procura transformar y reorientar la agricultura de manera tal de lograr una mayor sostenibilidad y resiliencia económica, social y ambiental.

Para responder este interrogante, científicos del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena-USP) y de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq-USP) efectuaron una revisión sistemática de artículos publicados con mediciones de esos gases en campo. Los resultados se dieron a conocer en el Journal of Cleaner Production.

La investigación se llevó acabo en el ámbito del Centro de Estudios de Carbono en la Agricultura Tropical (CCARBON) y del Centro de Investigaciones para la Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI). El CCARBON es un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP con sede en la Esalq-USP. Y el RCGI es un Centro de Investigaciones en Ingeniería (CPE) constituido en la Escuela Politécnica de la USP por la FAPESP y la compañía Shell con el apoyo de diversas empresas.

De acuerdo con Wanderlei Bieluczyk, becario posdoctoral de la FAPESP en el Cena-USP y autor principal del artículo, se constató que “la conversión de áreas de pasturas degradadas y de agricultura convencional en áreas de prácticas de CSA, especialmente para sistemas integrados de producción, posee un alto potencial para mitigar las emisiones de gases, merced una reducción de las emisiones de metano [CH4] entérico por producto [por kilogramo de carne producida, por ejemplo] y al funcionamiento del suelo como un drenaje de CH4”.

En entrevista concedida a la División de Comunicación de la Esalq-USP, Bieluczyk destacó también que existen pocos datos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero que se miden en campo en Brasil, “lo que dificulta la concreción de extrapolaciones a todos los biomas brasileños”.

El artículo reveló que existen pocos investigadores y pocas instituciones que trabajan en esta área en importantes regiones del país como el norte y el nordeste, cosa que pone en evidencia la necesidad de contar con apoyo a la infraestructura y con recursos para expandir la cantidad de estudios en esas zonas.

También enfatizó la búsqueda de mejoras metodológicas y de oportunidades de investigación, e incluso la urgencia de priorizar mediciones frecuentes de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso (N2O) en múltiples sistemas de CSA durante varios años.

“Esto hará posible realizar cálculos confiables de balance de carbono y levantará las barreras derivadas de la falta de resultados abarcadores para implementar programas de certificación, permitiendo así incluir sistemas de CSA en el mercado de carbono y en otros mecanismos de finanzas verdes”, sostuvo Maurício Roberto Cherubin, docente de la Esalq y vicedirector del CCARBON.

Los autores culminan subrayando que estos resultados son importantes para refinar el inventario nacional de gases de efecto invernadero, y sirven como evidencia científica sobre el potencial de las soluciones basadas en la naturaleza y para apoyar nuevas políticas, proyectos e inversiones en Brasil.

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