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Alianza Científica Internacional para Desarrollar una Vacuna contra la Fasciolosis

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Científicos de varios países buscan proteger a vacas y ovejas de la Fasciola hepática, un parásito que afecta el hígado de los rumiantes y que merma la producción ganadera.

El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca, España (IRNASA, centro del CSIC) acogió una reunión internacional en el marco de un proyecto europeo del programa Horizonte 2020 para el desarrollo de vacunas contra parásitos que se denomina ‘PARAGONE: vaccines for animal parasites’.

En concreto, los socios que se han dado cita en Salamanca estudian el parásito Fasciola hepatica, que afecta principalmente a rumiantes. La producción de carne y leche de ovejas y vacas disminuye cuando tienen fasciolosis, la enfermedad que produce, así que el objetivo de los investigadores es evitar este problema logrando una vacuna eficaz.

El proyecto PARAGONE es “muy ambicioso”, afirma José Pérez, investigador de la Universidad de Córdoba, ya que intenta desarrollar vacunas frente a cinco tipos de parásitos diferentes que afectan a animales que se encuentran entre los más consumidos por el ser humano, pero todos los grupos reunidos en el IRNASA centran sus esfuerzos en el caso del helminto Fasciola hepatica. “Es un parásito que constituye un problema serio en el norte de España, en toda Europa y en muchas partes del mundo”, destaca.

Para tratar de resolverlo, los científicos se proponen “estudiar mejor los mecanismos de interacción del parásito con el hospedador que hacen que el desarrollo de la vacuna sea complejo y difícil”. La reunión ha servido para compartir los primeros resultados, ya que el proyecto se puso en marcha hace un año y quedan otros tres por delante. Además, los participantes han planificado el trabajo de cara al próximo año.

En el caso de José Pérez, su grupo de investigación realiza ensayos de vacunas frente a Fasciola hepatica en ovejas. “Hemos utilizado tres vacunas que han producido los grupos del Reino Unido y de Uruguay, las probamos con distintos adyuvantes y en una de ellas hemos obtenido un resultado bastante prometedor, aunque tenemos que diseñar cambios para mejorarlo”, asegura. En concreto, han logrado un 40% de protección, una cifra que, “tratándose de un parásito de estas características es bastante aceptable”.

“Tenemos tres años por delante y vamos por el buen camino. Quiero ser optimista y pensar que para 2019 tendremos una vacuna, no en el mercado, pero sí en fases previas para su desarrollo”. En cualquier caso, se muestra prudente, ya que resulta imprescindible conocer mejor el comportamiento del parásito.

En los plazos coincide con John Dalton, investigador de la Universidad Queen’s de Belfast (Reino Unido), uno de los mayores expertos mundiales en este campo, que también confía en que los tres años que quedan de proyecto sean suficientes para obtener el resultado que se busca. “Nosotros somos biólogos moleculares y bioquímicos y nuestro papel es identificar y producir candidatos vacunales, que enviamos a otros centros para que los puedan probar en animales”, explicó.

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Foto. Investigador John Dalton (Reino Unido)

Resultados Prometedores

Hasta ahora, el trabajo marcha “extremadamente bien”, asegura, ya que “los resultados son muy prometedores”. En su opinión, esta primera puesta en común del trabajo realizado marcará el futuro del proyecto, ya que los científicos tendrán que decidir cuáles son las mejores combinaciones de moléculas y procedimientos para conseguir la protección que se busca para vacas y ovejas.

Aunque Europa pone el foco en la importancia de las pérdidas ganaderas que ocasiona la fasciolosis, en algunas zonas desfavorecidas del mundo también afecta a humanos, de manera que supone un problema aún más grave.

El trabajo del IRNASA, a través del grupo que lidera Mar Siles, es caracterizar moléculas que podrían funcionar como vacunas y hacerlo en diferentes contextos. Para este centro del CSIC, su participación en el proyecto ha supuesto poder contratar personal.

En conjunto, el proyecto europeo cuenta con la participación de 17 entidades entre centros de investigación y empresas y cuenta con un presupuesto de nueve millones de euros.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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