En un período de gestación de un rebaño, se considera normal una ocurrencia de entre el 2 y el 5 % de abortos. Superado ese índice, especialistas del INTA (Argentina) sugieren realizar diagnósticos para implementar medidas de manejo pertinentes para cada enfermedad.
Con más de 14 millones de ovejas en manos de 75 mil productores, la producción ovina representa un rubro importante dentro del sistema agropecuario de nuestro país. Entre las dificultades que enfrenta el sistema de producción extensivo de ovinos, se destacan las pérdidas económicas causadas por los abortos, un problema que pasa desapercibido entre los productores y puede ser evitado.
Esta temática se abordó en el IV Taller de Producción Ovina, un encuentro satélite del 41.º Congreso de la Asociación Argentina de Producción Animal (AAPA), que organiza la entidad del 16 al 19 de octubre en el Hotel 13 de Julio en la ciudad bonaerense de Mar del Plata.
De acuerdo con Andrea Fiorentino –especialista del INTA Balcarce, Buenos Aires–, “las pérdidas reproductivas son una de las principales limitantes de la producción ovina y, a pesar de esto, están poco documentadas en nuestro país”.
En el marco del período de gestación de un rebaño, se considera “normal” una ocurrencia de entre el 2 y el 5 % de abortos. “Cuando éstos aumentan y se presentan entre un 5 y un 10 %, el productor tiene que prestar atención, dado que está ante una enfermedad en el rebaño”, puntualizó Fiorentino.
“Cuando las tasas de aborto no superan el 10 %, se trata de enfermedades endémicas, ya instaladas en el rebaño y que han pasado desapercibidas”, aclaró.
A su vez, la investigadora hizo referencia a aquellos casos en los que los abortos escalan hasta tasas de entre el 20 y el 30 %. “En estos casos, podríamos estar en presencia de enfermedades que entran por primera vez en nuestro rebaño; las denominamos ’tormentas de abortos’, debido a que provocan una gran ocurrencia de abortos en un corto período de tiempo que puede afectar hasta el 80 % de las hembras preñadas”.
“También puede ir acompañadas de muertes perinatales; algunos corderos nacen, pero se mueren en el término de siete días”, agregó.
Fiorentino destacó la importancia de “hacer un diagnóstico de las causas de las perdidas por aborto”, ya que la solución de la problemática dependerá básicamente del agente actuante. En base a esos resultados, se implementarán los tratamientos o medidas de manejo pertinentes para poder controlar la enfermedad.
“Debemos tener en cuenta que, en la Argentina, no contamos con vacunas para muchas de las enfermedades que producen abortos en ovinos”, puntualizó.
En todos los casos, la investigadora subrayó la necesidad de tomar todas las medidas de seguridad disponibles a la hora de manipular los fetos y corderos muertos. “Muchas de las enfermedades abortivas son zoonóticas y pueden diseminarse mediante animales carroñeros o domésticos”, detalló.
Dime la causa, te diré el manejo
“Los abortos en ovinos pueden ser infecciosos o no infecciosos”, describió la técnica, quien especificó que, en nuestro país, la mayor información sobre la ocurrencia de enfermedades abortigénicas en pequeños rumiantes como cabras y ovejas se refiere a Brucella melitensis y Toxoplasma gondii, ambas enfermedades zoonóticas.
“Encontramos también muchos trabajos sobre epididimitis infecciosa del carnero, causada por Brucella ovis, una enfermedad clínica o subclínica y de curso crónico en los machos y que, en las ovejas, interfiere en la preñez con abortos esporádicos, muerte embrionaria y muerte neonatal”, explicó Fiorentino.
En este sentido, respecto de Brucella melitensis, destacó que está aprobado el Plan Nacional de Control de Brucelosis Caprina (Resolución 372-E/2017 del Senasa) en el que se establecen distintas estrategias sanitarias para el control, según diferentes zonas epidemiológicas. Por su parte, mediante de la Resolución 545 del Senasa, se instauró el marco normativo para el control de Brucella ovi en ovinos reproductores machos mayores de seis meses.
En relación con otras causas infecciosas de abortos, Fiorentino indicó que encontraron evidencias serológicas de la presencia de Chlamydophila abortus en ovinos de Buenos Aires, aunque el porcentaje de animales seroreactores, en todos los casos, fue muy bajo.
“Hasta el momento, no pudimos asociar la presencia de respuesta serológica con antecedentes de abortos”, reconoció la investigadora, al tiempo que explicó: “Tenemos previsto analizar un banco de sueros provenientes de los tambos ovinos de Buenos Aires junto con la Unidad Ejecutora Provincial Buenos Aires, de la Ley Ovina”.
Además, los investigadores pudieron identificar otros agentes causantes de abortos como Listeria ivanovii, Campylobacter fetus, Leptospira spp, Toxoplasma gondii, entre otras, en rebaños de diferentes regiones del país.