Desde que los antibióticos se introdujeron en la medicina moderna en los años cuarenta del pasado siglo su efectividad se ha ido reduciendo. Investigadores e instituciones internacionales coinciden en la causa principal de esta pérdida de eficacia: el uso masivo de fármacos en la ganadería intensiva.
El 3 de enero ha entrado en vigor una prohibición, en Estados Unidos, por la que los ganaderos no podrán suministrar a los animales ni aquellos antibióticos que también se usan con humanos ni hormonas de crecimiento
La resistencia a los antibióticos ha alcanzado unos niveles tan alarmantes que ya se puede considerar una amenaza a nivel mundial tan grave como el cambio climático
La prohibición ha venido tras los informes promovidos por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la OIE (Organización Mundial de la Salud Animal) y la OMS (Organización Mundial de la Salud). Las tres instituciones opinan que la resistencia a los antibióticos, tanto en humanos como en los propios animales, ha alcanzado unos niveles tan alarmantes que ya se puede considerar una amenaza a nivel mundial tan grave como el cambio climático.
Un estudio firmado por decenas de investigadores prevé que si no se toman medidas para 2050 unas 10 millones de personas morirán cada año por enfermedades provocadas por bacterias resistentes que no se podrán eliminar con antibióticos. Una cifra alarmante, sobre todo teniendo en cuenta que ahora puede rondar las 700.000 personas.
La Hormona del Crecimiento
En los años noventa, la industria ganadera decidió aprovechar la ciencia para aumentar la productividad de los animales. A las vacas, por ejemplo, se les comenzaron a inyectar hormonas de crecimiento, que alteran la expresión del gen de los transportadores de glucosa facilitando su trasvase a la glándula mamaria, lo que hace que produzcan más leche.
Este método de crecimiento artificial, que ahora se ha prohibido en Estados Unidos, tiene un lado oscuro, porque estimula la hormona IGF-1 que promueve la proliferación celular y con ello el desarrollo de tumores. Hay evidencias epidemiológicas que relacionan esa hormona con el riesgo de sufrir cáncer de colon, páncreas, endometrio, pecho y próstata.
Europa se Adelantó
La Unión Europea prohibió a los ganaderos el uso de la hormona de crecimiento desde el 1 de enero de 2006. Ya en aquel momento, el comisario de Salud y Protección del Consumidor, Markos Kyprianou, aseguró que esta medida era fundamental tanto para la estrategia de seguridad alimentaria como para la salud pública.
Kyprianou reconoció hace once años que “necesitamos reducir drásticamente el uso no esencial de antibióticos si queremos atajar el problema de los microorganismos que se están haciendo resistentes”.
Cómo Se las apañan las Bacterias
Hay muchos estudios que intentan explicar el mecanismo por el que las bacterias se resisten a los antibióticos. Uno de los más plausibles habla de unas plataformas genéticas denominadas integrones, con las que cuentan las bacterias, y en las que acumulan los genes de resistencia a antibióticos.
Esos genes están silentes y solo se expresan cuando detectan un estresor como la presencia de antibióticos. En ese momento una enzima reordena los genes al azar hasta dar con una combinación que sea resistente. Los genes de resistencia que no hacen falta no se descartan, sino que se mantienen para que en el futuro puedan ser utilizados frente a nuevos antibióticos.
Además las bacterias pueden transferir esos genes no solo a sus herederos, sino también a otras bacterias, aunque sean de especies y géneros distintos, lo que dificulta aún más la posibilidad de fabricar fármacos que sean realmente eficaces.
El Mal Ejemplo de España
Ante enfermedades que jamás tuvieron los animales a lo largo de su historia evolutiva, y que solo han aparecido debido a las condiciones de la ganadería intensiva, esta optó por hincharles de antibióticos a diario, mezclados con la comida, estén enfermos o no.
La ganadería intensiva optó por hinchar a los animales de antibióticos a diario, mezclados con la comida, estén enfermos o no.
La mayoría de países de la UE han reducido el uso de antibióticos desde 2006, tanto los de crecimiento como los considerados de uso veterinario, pero en España su uso no ha dejado de aumentar, sobre todo para conseguir que los cerdos crezcan más rápido.
Gracias a un informe detallado, sabemos que cualquiera que esté en un restaurante español comiendo jamón puede estar casi seguro de que está ingiriendo colistina, un antibiótico que debido a su uso masivo ha creado algunas bacterias ultrarresistentes que producen enfermedades con una alta mortalidad.
Ante la publicación de los datos, productores españoles se han comprometido a dejar de usar tantos fármacos con los animales, pero mientras los ganaderos no cambien realmente su sistema de producción y sigan inyectando fármacos para engordar a los animales o para prevenir enfermedades que ellos mismos crean, nos acercamos cada vez más a ese temible 2050.