El desarrollo y aplicación de la figura del compartimento de alta bioseguridad, establecido en el código zoosanitario de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) fue un gran logro de Uruguay, a través del trabajo mancomunado entre el sector público y el privado. Si bien Uruguay creó esa figura y la aplica en ovinos como respuesta científica a las restricciones impuestas por algunos países al ingreso de cortes con hueso —caso de Estados Unidos, México, Canadá, Unión Europea e Israel, entre otros—, tiene múltiples aplicaciones.
Ahora, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) trabaja para eliminar las restricciones de genética uruguaya en Estados Unidos, concretamente, semen bovino congelado de algunas razas bovinas muy arraigadas.
Así lo confirmó el director general de los Servicios Ganaderos del MGAP, Francisco Muzio, quien además analizó otros avances de la política sanitaria, tras convertirse en el único director que estuvo 12 años en el cargo dentro del MGAP, antes de retirarse (lo hará en marzo).
«El compartimento de alta bioseguridad es un elemento muy valioso», indicó Muzio. «Estamos cerca de cumplir con el objetivo de ingresar con cortes ovinos con hueso en Estados Unidos, pero también se puede utilizar para otras especies y con otras finalidades, como es el caso de la exportación de semen congelado», afirmó el jerarca sanitario.
Consideró que lograr esta meta «sería muy importante para la genética uruguaya por las limitaciones que hoy tenemos por vacunar contra fiebre aftosa al momento de exportar» y destacó que «el MGAP está trabajando en eso».
Muzio adelantó que la idea es partir de los propios centros de toros dedicados a la extracción y posterior congelación de semen bovino —que en muchos casos ya están habilitados para exportación—, porque «tienen ciertas características de compartimento en cuanto a bioseguridad que no son normales en un establecimiento agropecuario».
«Sería potencializar esas ventajas que tiene el centro de toros en cuanto a bioseguridad y darle la normativa», añadió.
El titular de la Dirección General de Servicios Ganaderos explicó que transformando el centro de toros en un compartimento de alta bioseguridad se pueden brindar las máximas garantías para exportar semen bovino congelado a cualquier destino. «Siempre el mayor interés de quienes tienen la genética es Estados Unidos, en ciertas razas, y en principio se habló de un intercambio de sangres, porque Uruguay tiene una genética muy buena. Ese intercambio de genética se quiere implementar aunque sea a nivel de cabañas e investigación, aunque posteriormente se puede transformar en una veta comercial», expresó.
Ventajas
La figura del compartimento de alta bioseguridad, permite aislar una población determinada de animales y demostrar científicamente que tiene un status sanitario diferente. Será muy útil, entre otras cosas, para derribar barreras no arancelarias impuestas por los que argumentan que Uruguay puede ofrecer riesgos por ser un país libre de aftosa pero con vacunación.
En otro orden, Muzio también reconoció los avances en la lucha contra la fiebre aftosa en el Cono Sur, donde el 99% del área está libre de la enfermedad, en algunos casos con vacunación. La meta es llegar al 2020 con la enfermedad erradicada. Lo que sigue es un resumen de la entrevista de Muzio con El País.
¿Cómo evalúa los avances contra la fiebre aftosa a nivel regional?
—Hubo avances importantes. Creo que está muy claro que se hizo un gran esfuerzo y eso quedó establecido en la 43ª reunión de Cosalfa que se hizo en Punta del Este, donde además de que los países estuvieron de acuerdo por unanimidad con la guía —se hizo en coordinación entre los técnicos de la región y el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa— para enfrentar la etapa de ir caminando, con las medidas necesarias, hacia la eliminación de la vacunación hacia 2020. No transitar ese camino es como dejar que las cosas vayan navegando solas y eso no da seguridad de que el status se pueda mantener o incluso mejorar. Reiteradas veces tuvimos limitantes grandes para poder exportar a determinados mercados, porque todavía aplicamos vacunación. Y eso es una pérdida que no es menor, en estos momentos en que se están buscando mejores mercados y mejores precios por la producción uruguaya.
¿De dónde saldrán los recursos económicos para esa meta?.
—El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgó un préstamo que va a fortalecer la lucha contra la aftosa, porque sería una continuidad de los avances logrados en el Mercosur. También se fortalecerá el intercambio de técnicos entre los países que es muy importante para diagnosticar la enfermedad y combatirla.
—Hay algunas generaciones de productores y de veterinarios, que no conocen la fiebre aftosa. ¿El gran desafío de Uruguay es lograr capacitarlos para estar mejor parados frente a una reintroducción de la enfermedad?
—Transmitir la experiencia de los que vivimos la fiebre aftosa en el campo será fundamental para prevenir cualquier riesgo, principalmente pensando en un diagnóstico diferencial de la enfermedad.
Entiendo que preparar a las generaciones de veterinarios privados y oficiales, además de la generación de productores, es un trabajo que hay que persistir en 2017 para poder mostrar que Uruguay ha seguido preparándose y además ha seguido trabajando en la coordinación de la emergencia, si tuviéramos la mala suerte de que vuelva la aftosa (en 2016 se hicieron algunas jornadas de capacitación).
—La brucelosis bovina sigue con una baja prevalencia a nivel país.
¿Uruguay está hoy en condiciones de pensar en erradicarla?
—Me da la impresión de haber cumplido una etapa importante; es que la brucelosis como zoonosis, ha desaparecido. Eso es sumamente importante, más allá del peso que en lo económico —por las pérdidas productivas— ocasiona. Creo que hay que persistir en el combate y profundizar la tarea pensando que todo este esfuerzo que se hizo y que costó recursos de productores, Estado y veterinarios, finalice con la erradicación de la enfermedad. No es fácil, no es una enfermedad fácil, pero se debería comenzar a profundizar cosas y acciones para ir hacia la erradicación.
El gran desafío en esta etapa ¿es detectar los portadores asintomáticos?.
—Lo más importante es que los sistemas de vigilancia tienen que tener la sensibilidad de poder detectar esos casos. Como cada vez es menos la prevalencia, cada vez cuesta más ubicar esos animales. Lo que a veces cuesta entender a nivel de productores es que la vigilancia se debe mantener, que a esta altura de la campaña no se puede cambiar la vigilancia por la vacunación, si bien la vacunación está indicada cuando se quiere controlar los focos.
¿Qué quedó en el debe?
—Hay que avanzar y seguir avanzando en la velocidad de cierre de los focos. Tenemos un promedio de un poco menos de dos años para sanear un foco. Estamos esperando el ajuste informático para que se haga lo que sería la zona tapón que llevaría a trabajar más sobre los focos y no sobre la Seccional Policial cuando aparecen.
También se debería comenzar a trabajar en zonas libres de brucelosis, porque tenemos departamentos que llevan prácticamente dos años sin enfermedad. Eso ya fue discutido a nivel de la Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal.
—¿Cuáles son los principales desafíos que tiene por delante la sanidad animal uruguaya?
—Para la situación sanitaria que tiene Uruguay son muy amplios. Uruguay depende de su status, en gran medida, para mantenerse y conquistar nuevos mercados para sus productos. Pensamos que Japón, en el primer semestre esté habilitado y ese es un gran desafío.
Luego hay desafíos como el que tiene que ver con el uso de los medicamentos veterinarios, como lo es la resistencia a los antibacterianos (antibióticos), que acarrea problemas a la salud humana. Creo que crear la conciencia, como se hizo con el tema de la garrapata, en todos los sectores para el uso racional de los específicos sería de las medidas más importantes.
En la Dirección General de Servicios Ganaderos siempre hemos tenido un buen diálogo con el sector privado y hemos trabajado en conjunto. Eso se debe mantener, al igual que el diálogo y el trabajo con los veterinarios de ejercicio libre.