La Fiebre Aftosa (FA) o Glosopeda es una enfermedad infecciosa causada por un virus de la familia Picornaviridae, género Aphtovirus que afecta a todas las especies de ungulados o animales de pezuña hendida, tanto domésticos como salvajes. Afecta a diferentes especies de bóvidos, óvidos, caprinos y suidos, pero en ningún caso afecta al ser humano. Se distinguen 7 serotipos del virus: A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia I, entre los que no hay inmunidad cruzada.
Clínicamente, se caracteriza por originar fiebre alta y lesiones de tipo vesicular en mucosas y epitelio que son muy dolorosas y que producen sialorrea, cojeras y postración de los animales sobre todo bovinos y porcinos, afectando a animales de todas las edades. En los ovinos la clínica suele ser menos evidente. La morbilidad es muy elevada debido a su alta transmisibilidad, si bien la mortalidad suele resultar moderada o baja, afectando principalmente a animales más jóvenes, donde puede aparecer muerte súbita.
La enfermedad es endémica en muchos países de África, Oriente Medio, Asia y Sudamérica. En la Unión Europea (UE), el último brote se produjo el año 2011 en Bulgaria y, con anterioridad, en 1993 en Italia, en 1994, 1996 y 2000 en Grecia, en 2001 en el Reino Unido, Irlanda, Francia y Holanda, y en 2007nuevamente en el Reino Unido. En España, el último foco se detectó en ganado bovino en Talavera de la Reina (Toledo) en junio de 1986, finalizando la vacunación en 1989 y recuperando el estatus de libre unos meses después.
Esta enfermedad pertenece a la lista única de enfermedades de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y está incluida en la Unión Europea como enfermedad categoría A, que normalmente no están presentes y que los Estados Miembros deben controlar y erradicar de forma urgente tan pronto como se detecten en su territorio.
Aunque el riesgo de introducción está siempre presente, la detección en un país de la Unión Europea supone un aumento del riesgo para todos los países de la comunidad. Se están analizando actualmente los movimientos de riesgo con origen en la zona afectada.
Se recomienda reforzar los protocolos de limpieza y desinfección de los medios de transporte, así como reforzar la sensibilización sobre el riesgo existente y la vigilancia pasiva en las explotaciones, notificando inmediatamente a los servicios veterinarios oficiales de la Comunidad Autónoma cualquier sospecha de enfermedad.