El ensilado es una excelente alternativa frente al forraje fresco, que nos permite ahorrar costos y aumentar los rendimientos, pero para ello la necesidad de hacer una buena formulación de raciones resulta fundamental.
En las regiones brasileras del Sudeste y Centro Oeste, entre mayo y octubre (época del año en que el pasto escasea), los ganaderos tienen como opción para formular la dieta de sus hatos los silages o ensilados. Tradicionalmente hechos de maíz, caña, sorgo o pastos, este tipo de alimento cuando está bien producido y principalmente bien conservado, ayuda al ganadero a suplir la falta de pastos en épocas de seca y con ello pueden mantener la productividad y el buen desempeño de sus animales.
En el ensilado, la materia verde pasa por una fermentación natural, manteniendo sus nutrientes preservados. Se estima que en Brasil se utilizan más de 1,5 millones de hectáreas para la producción de ensilados, según datos del Centro de Investigación en Forrajes (CPFOR), vinculados al Departamento de Zootecnia de la Universidad Federal de Paraná. El CPFOR es dirigido por el profesor Patrick Schmidt y mantiene el Portal Académico de Ensilados, que difunde información sobre las diferentes etapas del proceso de conservación de estos alimentos.
Aunque las alternativas más comunes son el ensilado de caña, ensilado de maíz, ensilado de sorgo o ensilado de pastos, la primera recomendación de los especialistas en nutrición animal es que los productores consulten a un técnico especialista. Este profesional visitará el predio, reconocerá la zona y ayudará al ganadero a decidir cuál es la mejor opción en las condiciones locales. «Aspectos como el tamaño del hato, la topografía de la zona, el tipo de gestión de la propiedad y mano de obra disponible deben tenerse en cuenta a la hora de decidir el tipo de ensilado a elaborar,» dice el investigador André de Faría Pedroso, del Área de Producción Animal de Embrapa Pecuaria Sureste de San Carlos (SP).
Pedroso explica que de mayo a octubre (época de seca), la productividad y la calidad de los pastos caen y muchas veces resulta necesario aplicar la suplementación. «El productor debe trabajar para mantener la capacidad y la productividad obtenida en época de lluvias, pero hay que planificar.» El investigador de Embrapa señala que no existe una «receta preparada» para el suministro de este tipo de alimentos para el ganado. «Cada productor debe en base a la información de su propiedad, tener un acompañamiento técnico y así definir la cantidad establecida para los distintos lotes de animales. «Para eso, dice Pedroso, hay algunas tablas de requerimientos nutricionales que pueden ser usadas o software especializados. «En cuanto a la recomendación sobre hacer raciones solo en base a las diferentes categorías de animales, dijo que no cree que sea un criterio apropiado. Las vacas deben recibir el concentrado de acuerdo a su peso, condición corporal, número de partos y la producción de leche «, dice el investigador, dando algunos ejemplos de criterios que deben ser considerados.
«El suministro de concentrado para las vaquillas o novillas depende de la edad y el peso. Para las vacas secas, depende de la proximidad al parto y de la condición corporal», Pedroso sostiene que en lugar de cubrir todos los casos de categorías de animales, más útil es resaltar la necesidad del productor de buscar asesoramiento de un técnico calificado para hacer también el balance de la ración, ya que si el nivel de concentrado es demasiado alto, pueden haber problemas tales como laminitis (inflamación de los cascos) y acidosis, que afecta a la producción de leche y el desempeño del animal. «Si sabes los fundamentos básicos, entonces sí puede utilizar las tablas existentes», dijo Pedroso, citando una bastante usada por los especialistas en nutrición animal, la NRC de la cual existen cursos vía internet para aprender a hacer las raciones de forma muy práctica, como haciendo click aquí.
El profesor Marcos Pereira Neves Pereira, del área de Nutrición de Ganado Lechero de la Universidad Federal de Lavras, refuerza la necesidad de que el productor, antes de tomar cualquier decisión sobre la alimentación del rebaño, debe evaluar las condiciones del predio y contar con ayuda profesional. «A menudo digo que la producción de ensilaje, o cualquier otro tipo de alimento afecta la vida cotidiana de la hacienda, por lo que el productor tiene que adaptar esa necesidad a su estilo de vida. Él se tiene que preguntar y colocar en el papel: «¿Tengo el equipo?, ¿tengo tierras?, ¿tengo mano de obra?, ¿voy a tener que tercerizar la maquinaria?, ¿tengo carro para transportar el forraje?, ¿tengo picadora?, ¿voy a hacer siembra directa?, ¿tengo carreta para transportar la caña?’, enumera Pereira.
Dijo que el costo de producción de forraje es abajo, representa de 10% a 15% del costo total de la hacienda, pero afecta directamente a uno de los gastos que más pesan en el bolsillo del productor, que es la alimentación. «Tener abundante forraje de buena calidad, significa gastar menos en alimento. Si el ganadero no tiene el acompañamiento de un nutricionista y no innova en eso, puede quebrar».
En general, la plantación de caña de azúcar (para ensilado o producción de caña fresca) tiene ventajas en comparación con el ensilado de maíz, como el hecho de ser más barato y su más alto contenido de azúcar (40% a 50% de azúcares en materia seca). Esto se debe a que una vez formados los campos de caña, el productor puede hacer cortes durante cinco o seis años, y es un cultivo más resistente a la sequía y las plagas.
La productividad por área es también mayor, con la caña son en promedio 100 toneladas por hectárea en comparación con las 50 toneladas por hectárea del maíz. Si los campos de caña tienen un manejo intensivo, se obtienen, afirma Pedroso, 150-200 toneladas por hectárea. «Con la caña, bien manejada y bien conservada, los productores consiguen una producción diaria de 30 kg de leche por animal. Pero todo dependerá del manejo en las condiciones de la propiedad», dice Pedroso. Añade que la caña fresca, cortada diariamente para darse a los animales, es más práctica, pero requiere mano de obra disponible para ese manejo diario. Además de la mano de obra disponible para una cosecha de alta frecuencia, el profesor Marcos Neves Pereira, de la UFLA, recuerda que la plantación de caña de azúcar en el primer año, es costosa, pero que los costes de instalación del cañaveral se diluyen durante los años siguientes hasta la renovación del cultivo.
Por otro lado, la caña ensilada requiere cuidados en la cosecha y la conservación para evitar, por ejemplo, la fermentación alcohólica para lo que es necesario utilizar un aditivo. «Aquí un técnico también debe ser consultado para indicar la dosis y el aditivo adecuado, al menos la primera vez», dice Pedroso. El productor tiene como opción un inoculante bacteriano y/o aditivos químicos, como la cal y la urea. Para hacer frente a la falta de proteínas y minerales (calcio y fósforo) de la caña de azúcar, es preciso corregirlo con urea al 1%. «Con esta corrección básica, el contenido de proteína llega a un 12% – 13%, y la comida se hace suficiente para el mantenimiento de una producción satisfactoria por animal.»
El ensilado de maíz, a pesar de ser más costoso por los costos de incluir insumos de siembra (semillas, fertilizantes y fungicidas), maquinaria y transporte de la cosecha anual, el tener que sembrar todos los años; tiene como ventaja la alta calidad nutricional, muy superior en relación a la caña, con un alto nivel de energía y buen nivel de digestibilidad. Pedroso, del Embrapa, cita índices de producción de leche con ensilado de caña de hasta 40 – 50 kilogramos de leche por animal / día. «Muchos productores reservan el ensilado de maíz, que es más caro, para animales de alta producción.»
En Espírito Santo, donde trabaja el Ing. Agrónomo Lucio Antonio Oliveira Cunha, los niveles de carga animal caen de un promedio de 10-12 unidades animales (UA) por hectárea en el verano a 6-8 UA por hectárea en el invierno, de ahí la necesidad de que el productor se abastezca con un buen volumen en mayo. «El objetivo es mantener la carga animal media del verano también en el invierno, acompañando ese periodo de transición con suplementación en base a las condiciones de los campos y las características de los animales», explica Cunha, quien trabaja como consultor y técnico del Programa Balde Cheio de Embrapa Pecuaria Sudeste, en las ciudades de Espíritu Santo y Minas Gerais.
En la región, además de la caña de azúcar fresca, las opciones más comunes son el ensilado de maíz y sorgo. Si el productor tiene disponibilidad de agua en la hacienda, opta por el maíz o por sorgo; los que no tienen agua para regar, caña de secano, ya que en el Estado, las lluvias están mal distribuidas, dice el Ing. Agrónomo. «Muchos productores prefieren el sorgo y la caña porque el sorgo tiene rebrote y produce al menos tres cortes durante un año, lo que reduce los costos de operación. Pero todo depende de lo que el productor tiene a disposición». Según Cunha, uno de los criterios que los ganaderos tienen en cuenta es el contenido de proteína y energía de cada lote. «El ensilado de maíz, por ejemplo, tiene 9% de proteína y 67% de energía; ensilaje de sorgo, 10% proteína y 60% de energía; caña de azúcar, 2% de proteína y 60% de energía».
Con la experiencia en la asesoría técnica a los productores de leche, Cunha dice que los errores más comunes al hacer ensilado de caña o de maíz están relacionados con el punto de corte y el tamaño de las partículas, que en promedio deben tener 2 -3 centímetros de largo para asegurar una buena compactación y una mejor conservación. «El punto de cosecha es fundamental para una buena calidad de ensilado, porque afecta directamente a la compresión y la conservación del material.» En la caña de azúcar, dice el agrónomo, las principales pérdidas se producen por una mala eficiencia de la cosecha, con el uso de equipos mal regulados y también por el corte «fuera de tiempo», cuando ya hay exceso de paja en los campos.
En Santo Agostihno, en Nova Venecia, Espíritu Santo, el productor de leche Gustavo Frigerio Livio desde hace 15 años en la actividad, elabora ensilado de caña de azúcar para asegurar una buena nutrición de su rebaño en invierno. En el predio de 12 hectáreas y 47 animales (40 de ellos en producción), se reserva 1 hectárea para el cultivo de caña con riego, que sirve para suplementar la dieta del rebaño a partir de mayo y hasta fines de agosto. El año pasado, en 1 hectárea, produjo alrededor de 90 toneladas de caña de azúcar. «Colocó todo en la punta del lápiz: el costo de la mecanización, el combustible del tractor, mano de obra, análisis de suelo, encalado y la fertilización nitrogenada y cobertura. Gastó un promedio de alrededor de US $ 100 por tonelada de caña. «El costo, de acuerdo con el productor paga, porque el ensilaje de caña ayuda a las vacas para producir la misma cantidad registrada en el verano y no compromete el rendimiento reproductivo de los animales.»
En relación a los costos de los alimentos voluminosos, especialmente del ensilado, uno necesita tener en cuenta varios aspectos como: productividad de los cultivos forrajeros, punto de corte, tamaño del área de producción, tipo de equipamiento utilizado para la cosecha, transporte y compactación, tipo de silo, entre otros. «Producir un buen forraje está 100% en manos de los productores, de ahí la importancia de ser coherente con el tipo de gestión que se adopta en la hacienda», dice el profesor de UFLA.
En Santo Agostinho, la oferta de caña ensilada es destinada principalmente a las vacas al final de la lactación y las que están en el periodo pre-parto (a 60 días de parir), explica Livio. «Divido los animales en lotes y cada lote de acuerdo a sus condiciones y necesidades, recibe una cantidad balanceada de alimentos. Es indispensable contar con asistencia técnica para orientar al productor desde el balance de la dieta hasta los cuidados a la hora de ensilar la caña. «Los animales en la lactación producen, según Livio, alrededor de 660 litros de leche por día en promedio, y para mantener esa productividad, complementan la producción a pasto con el ensilado de caña. A falta de mano de obra, por ejemplo, en la Hacienda Pirschner de Aldecyr Pinto Pirschner en Vila Valerio, migraron de caña fresca para el ensilado de caña. La hija de Aldecyr, Nahiara Pirschner, que es médico veterinaria y gerente de ganadería de la Hacienda, afirma que la caña era proporcionada fresca, picada, corregida con urea al 1% y servida en el comedero. Esa caña, afirma Nahiara era cortada a mano, picada por una máquina y movida todos los días, pero esta rutina se convirtió en inviable en la propiedad. El área de caña de azúcar tiene un poco más de 3 hectáreas, no irrigadas. «La mano de obra es un factor importante y en nuestro caso, coincidió con la cosecha de café, que tenemos en la propiedad. El precio era muy alto y nos llevó al proceso de ensilaje, que estamos adoptando por primera vez».
La cantidad, de acuerdo con la veterinaria, va variar en función del tamaño del hato y la oferta de pastos, alcanzando 30 kilos por animal cuando sea necesario. «La dieta también se compone de concentrados, a base de maíz y soya, durante todo el año, variando la cantidad y formulación de las raciones, de acuerdo a cada categoría animal y su producción de leche.» La hacienda posee hoy 80 animales en lactación, con una producción de 1.100 litros por día. La producción de los lotes varía de 8 a 25 litros / animal / día. Nahiara afirma que tiene la asesoría técnica para su «primera experiencia» con el ensilado de caña. La caña se cosecha madura, picada en partículas de 1 cm y compactada en silos, que después del llenado se sellan. En el interior del silo, el forraje sufre fermentación por bacterias anaeróbicas. «Una gran ventaja es que esta puede ser utilizada por tiempo indeterminado en la alimentación de los animales», afirmó.
La caña de azúcar ensilado tiene una mayor duración en el comedero en comparación con la caña fresca. La única limitación es su alto potencial para la producción de alcohol, que es perjudicial para los animales y actúa como inhibidor del consumo. Por eso, se recomienda utilizar un inoculante, como los que contienen la bacteria Lactobacillus buchneri, cuya formulación rica en bacterias y enzimas reduce los niveles de las indeseables levaduras alcohólicas.
Sin duda el ensilado es una buena alternativa para la alimentación de vacas lecheras. Cuando bien planificado y ejecutado permite el abastecimiento de forraje durante todo el año.
Para los ganaderos interesados en realizar ensilado de maíz, brindo asesoramiento en todo el proceso hasta la confección de su primer silo. cel. 970042357