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Proteína del Calostro Bovino Serviría para Combatir Cáncer en Humanos

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A partir de la lactoferricina, presente en el calostro bovino, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UN) diseñaron por primera vez tres péptidos cuya selectividad para atacar las células cancerígenas contribuiría a desarrollar tratamientos más efectivos contra el cáncer oral.

Aunque las nuevas herramientas y los avances tecnológicos buscan reducir las tasas de mortalidad por cáncer, algunos de estos son difíciles de curar a partir de tratamientos farmacéuticos, en especial si no se realizan diagnósticos tempranos. Es el caso del oral, el cual reporta más de 300 mil muertes al año y su incremento se calcula en un 22,4 % para 2032.

En Colombia se estima que el 2,3 % del total de casos de cáncer registrados corresponde al oral, que presenta alta tasa de incidencia en la costa Atlántica: 63 % en Sincelejo (Sucre) y 41,5 % en Montería (Córdoba). Sin embargo la carencia de estudios epidemiológicos recientes con mayor cobertura hace que se subestime la presencia de esta patología en el país.

Esta enfermedad se puede generar con mayor frecuencia en los labios, piso de la boca o en la lengua, y aunque presenta diferentes tipos de tumores el más frecuente (90 %) es el conocido como “carcinoma de células escamosas”, que afecta el tejido que recubre la cavidad bucal. Si este se detecta en etapas premalignas, el paciente tendrá una supervivencia cercana al 62 %; no obstante, si el tratamiento inicia en una etapa maligna, la probabilidad disminuye hasta un 12 %. Precisamente porque suele confundirse con otras laceraciones en la boca, como fuegos o heridas leves, en un 80 % de los casos la patología se identifica cuando ya está muy avanzada.

Según el doctor Víctor Alfonso Solarte, Ph. D. en Ciencias Biomédicas de la UN, para tratar el cáncer oral se recurre a cirugías, radioterapias o quimioterapias, según la gravedad. Sin embargo estos tratamientos causan graves efectos secundarios (náuseas e irritación en la mucosa oral, entre otros) debido a que son poco selectivos y atacan tanto a las células cancerígenas como a las normales. Además los tratamientos convencionales pueden producir reincidencias.

Este panorama incrementa la urgencia de encontrar alternativas terapéuticas más efectivas que mejoren la expectativa y la calidad de vida de quienes padecen cáncer oral. Hacia esa necesidad apuntó sus esfuerzos el doctor Solarte, quien encontró un posible tratamiento en la lactoferrina bovina, proteína presente en el calostro, primera leche que produce la vaca después de que nace un ternero.

La actividad anticancerígena y antimetastásica de la lactoferrina se viene probando desde los años sesenta, y se ha demostrado que impide que una célula tumoral se disperse por todo el cuerpo, activa el sistema inmune y potencia los medicamentos quimioterapéuticos. Sin embargo es la primera vez que en Colombia se sintetizan péptidos a partir de esta proteína para evaluar su efecto antitumoral.

Diseño de péptidos

“En uno de los extremos de la lactoferrina bovina se encuentra la lactoferricina, una pequeña porción de proteína  que se ha probado tanto en células de cáncer de mama, colon y ovario, como en leucemia, y que ha demostrado su eficacia en la inhibición del crecimiento de tumores malignos”, afirma el investigador Solarte, quien para su trabajo contó con la participación de los profesores Jean Paul Vernot, de la Facultad de Medicina de la UN, y los doctores Zuly Jenny Rivera, Javier Eduardo García y Javier Eduardo Rosas. De igual manera tuvo la colaboración de las doctoras Martha Ligia Arango y Paulette Conget, vinculadas al Centro de Medicina Regenerativa de la Universidad del Desarrollo de Chile.

Aunque la lactoferricina está compuesta por 25 aminoácidos (moléculas que componen las proteínas), los investigadores no los utilizaron todos sino que escogieron solo seis de ellos, con el fin de diseñar nuevos péptidos y potenciar su efecto selectivo y de toxicidad en determinadas células (citotóxico).

Para las pruebas de laboratorio utilizaron tres péptidos: primero el monómero, que sirvió de estructura base y está compuesto por seis aminoácidos; para el segundo repitieron la secuencia del primero, pero en forma de palíndromo; y en el tercero tomaron la estructura inicial y agregaron cuatro iguales, convirtiéndolo en un tetrámero.

Después realizaron pruebas in vitro con células tumorales y células sanas de la lengua. Para ello conformaron diferentes grupos a los que se les aplicó cada uno de los péptidos; así, encontraron que el tetrámero eliminó alrededor del 95 % de las células malignas y solo afectó al 60 % de las células normales.

Además comprobaron que las células que quedaban vivas no son resistentes a una segunda aplicación del péptido, y al estudiar cómo este las atacaba, identificaron que rompen la membrana de las células del carcinoma, llevándolas a su muerte.

Son selectivos 

La fase in vivo se llevó a cabo con 37 hámsteres dorados a los que previamente se les produjo cáncer en la mejilla. “En el abazón, una especie de bolsa que tienen algunos roedores para almacenar comida, les aplicamos un agente cancerígeno que luego de 12 semanas produjo un tumor”, explica el doctor Solarte.

Durante este tiempo los investigadores observaron el comportamiento de los animales, además de factores como la pérdida de peso o los síntomas de dolor. También hicieron diferentes grupos a los que se les inyectaron 15 dosis del péptido monomérico y tetramérico en el tumor, en diferentes concentraciones.

Los resultados demostraron que el monómero aplicado en una concentración de 300 microgramos por mililitro (µg/ml) disminuye los tumores de manera significativa. Así mismo, el tetrámero en concentración de 100 µg/ml (la mínima) tiene ese mismo efecto.

Los tumores de los animales tratados con estas proteínas alcanzaron un volumen de entre 82 milímetros cúbicos (mm3) y 44 mm3, mientras que los que no recibieron ningún tratamiento reportaron 159 mm3. Es decir que los tratamientos redujeron el tamaño de los tumores de manera significativa, aunque no los curaron por completo. Sin embargo, el doctor Solarte destaca que “si se suma a radioterapias o quimioterapias tendrían un mejor funcionamiento para tratar el cáncer oral”.

Los resultados de esta investigación demuestran que los péptidos diseñados a partir de la proteína presente en el calostro bovino se pueden considerar como nuevos agentes terapéuticos para el tratamiento del cáncer oral porque son selectivos, lo cual es muy importante porque no afectan las células sanas; además, por su composición es más sencillo sintetizarlos en el laboratorio, pues facilitan el trabajo de los investigadores en la búsqueda de alternativas que mejoren la supervivencia de quienes padecen la enfermedad.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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