Propagación de Enfermedades en Animales de Granja Podrían Haber sido Provocados por el Transporte

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Los vehículos de transporte de animales pueden ser un vector de transmisión de enfermedades si no se atienden las medidas de bioseguridad que hay que llevar a cabo para evitarlo. Se calcula que el 24 % de los casos de propagación de enfermedades en animales de granja podrían haber sido provocados por el transporte.

Se calcula que el 24 % de los casos de propagación de enfermedades en animales de granja podrían haber sido provocados por el transporte. Por este motivo, el transporte se convierte en una importante materia que tratar para reducir el riesgo de posibles propagaciones de enfermedades que impacten negativamente en los sectores ganadero e industrial como consecuencia de una mala práctica en normas relativas a la bioseguridad.

Como bioseguridad se puede entender todas aquellas prácticas que deben ser observadas por todos los componentes del sector ganadero con la finalidad de reducir al máximo las posibilidades de transmisión de enfermedades que afectan a la ganadería y cualquier actividad relacionada con esta. Por lo tanto, estamos hablando de un punto clave en la actividad ganadera y en nuestra industria cárnica. Se trata de unas prácticas totalmente imprescindibles y necesarias tanto para la seguridad veterinaria de los distintos sectores ganaderos como para la seguridad económica de los mismos.

Algunas de las medidas que se deben seguir para evitar la posible propagación de enfermedades derivada del transporte de animales son evitar las cargas compartidas, cargar y descargar los animales desde el exterior de la nave y no permitir la entrada de los vehículos de transporte al perímetro de la explotación.

Los centros de limpieza y desinfección

Los centros de limpieza y desinfección (CLyD) son aquellos centros preparados para limpiar y desinfectar los vehículos destinados al transporte de animales y han de estar inscritos en el Registro Oficial. Es necesario que a corto plazo se cuente con una amplia red de CLyD, ya sean de titularidad pública o privada, distribuidos por toda la geografía española, con mayor concentración en aquellas zonas en las que hay mayor demanda de trabajos de limpieza y desinfección, con el propósito de evitar que los transportistas tengan que recorrer muchos kilómetros vacíos para limpiar y desinfectar sus vehículos.

Eliminación de materia orgánica en seco.

En limpiar bien un camión se puede tardar entre dos y tres horas, dependiendo de su tamaño, por lo que no siempre se hace correctamente, con el riesgo que ello implica, ya sea porque las instalaciones no son suficientes o adecuadas o simplemente por un problema de conocimiento real sobre las tareas mínimas necesarias para realizar la limpieza de una manera correcta. Por ello, no está de más que se recuerden los pasos que deben seguirse para realizar una correcta limpieza y desinfección, que son:

  • Limpieza: primero se realiza una limpieza inicial en seco, eliminando toda la materia sólida (estiércol, serrín, paja, etc.) y después se lleva a cabo un prelavado con agua a presión de la superficie para eliminar los sólidos. Estos residuos deben almacenarse en una zona específica para su eliminación o aprovechamiento. La limpieza en seco es fundamental debido a la alta concentración de microorganismos patógenos y a la suciedad, que pueden comprometer la eficacia del lavado y desinfección posteriores.
  • Lavado: se efectúa con agua caliente a presión y utilizando detergente. Para que el lavado sea efectivo hay que desmontar los elementos móviles del vehículo: jaulas, separadores, pisos, etc. No deben olvidarse las ruedas, los bajos del camión, la carrocería ni la cabina. La cabina, en concreto, constituye un problema. Es preciso limpiar con esmero todas y cada una de las piezas desmontables: ropa, botas, alfombrillas, etc., y poner especial interés en los pedales. La importancia de la utilización de un buen detergente se refleja en la disminución de la carga microbiana. Tras el lavado, al igual que tras la limpieza, han de depositarse los efluentes en una zona específica.
  • Aclarado: fase que se realiza, por razones lógicas, para evitar que se vuelva a depositar la suciedad en las zonas limpias y que queden restos de detergente que puedan inactivar los plaguicidas-biocidas de uso ganadero que se emplearán después. En este punto, la carga microbiana que hay en el camión se ve reflejada en la tabla, en la que se puede apreciar claramente el descenso del número de bacterias viables/cm², quedando así reflejada la importancia de estas actividades.
  • Desinfección: tras las operaciones anteriores aún queda un nivel residual de patógenos en el vehículo, por eso es necesario desinfectarlo. La desinfección solo es eficaz si entran en contacto los agentes infecciosos y el agente plaguicida-biocida de uso ganadero. Este es el motivo por el cual ha de realizarse una buena limpieza y lavado anteriores. La desinfección se ejecuta rociando el producto, empezando por las partes externas y terminando por la zona habilitada para el transporte de los animales. Es importante no olvidar tampoco en esta fase todo el equipo desmontable, ruedas, guardabarros, etc. Tras ello, almacenar los efluentes en una zona previamente determinada para su posterior eliminación.

El proceso de limpieza y desinfección termina tras estos procedimientos. Posteriormente, se retira el camión, se deja escurrir y secar, y se precinta el vehículo.

Aclarado del vehículo.

Dentro del CLyD, el recorrido de los vehículos debe realizarse hacia delante y, siempre que sea posible, saliendo por un acceso distinto al de entrada.

Como puede presuponerse, no es válido el uso de cualquier detergente ni de cualquier plaguicida-biocida. Las cuestiones que deben tenerse en cuenta para la elección de los primeros están relacionadas con su eficacia e inocuidad tanto para los animales como para las personas: diseñado para uso ganadero, con buena actividad desengrasante, que no deje residuos, activo en condiciones de agua dura y alcalino, si es posible. La elección del plaguicida-biocida es el paso más importante en la preparación de un buen programa de bioseguridad. Se elige según especie animal, subproducto o producto para alimentación animal y según la situación sanitaria de la zona en cada momento. El producto escogido ha de asegurar un control efectivo de todos aquellos patógenos que afectan normalmente a la especie en cuestión y ha de ser seguro para los operarios, los animales, los equipos (no corrosivo) y el medio ambiente. Además, debe producir beneficios económicos, es decir, disminuir la mortalidad.

Los costes de los programas de bioseguridad en el transporte

Uno de los problemas que se plantea al tratar la bioseguridad en el transporte es el de los costes: tiempos empleados en la limpieza y desinfección, productos utilizados y amortización de las instalaciones. En contrapartida, hay que tener en cuenta los costes que supondría el brote de una enfermedad, ya que el impacto que tendría una crisis sanitaria podría ser muy elevado, y más aún teniendo en cuenta nuestra evolución dentro del mercado internacional, pasando a ser actualmente un actor totalmente destacado dentro de los países exportadores de carne. No se puede comprometer la bioseguridad conjunta de un sector entero por los costes que supone preservarla en el transporte. Como se ha comentado y se ha hace de nuevo hincapié, en el caso del porcino, por ejemplo, con la actual dependencia que tiene este sector del mercado exterior, la propagación de una enfermedad supondría la caída del sector y de todos los progresos que en los últimos años ha conseguido. Por ello, es importante que todo el personal implicado en asegurar la bioseguridad en el transporte esté totalmente concienciado de lo que puede conllevar el no cumplir con las normas mínimas de bioseguridad y que estén cualificados para desempeñar todas aquellas tareas de las que sean responsables. Este hecho no ha de recaer exclusivamente sobre los transportistas, que a día de hoy se presupone que para que ejerzan su actividad han de tener conocimientos en veterinaria, conducción, ganadería, etc., algo que a priori puede parecer injusto, sino también de todos aquellos que intervienen en el sector, ganaderos, industrias y por supuesto las administraciones públicas, que tendrían que facilitar algunos procedimientos y ayudas para asegurar que el sector reduce al mínimo este riesgo sanitario.

Los vehículos

Otros problemas que plantea la bioseguridad en un vehículo pueden ser la variabilidad tanto en la construcción como en los materiales usados en los vehículos y su diseño, la multitud de patógenos presentes en un vehículo y su inespecificidad, la corrosión de los materiales por los procesos de limpieza y desinfección.

Pero, ¿qué vehículos constituyen un factor de riesgo? Los que mayor riesgo presentan son los destinados al transporte de animales vivos, de pienso y de cadáveres, y son los primeros los que suponen un alto factor de riesgo. En este caso, las recomendaciones que se deben seguir son, ante todo, exigir que el vehículo esté lavado y desinfectado antes de la carga y si está a media carga, tomar las medidas necesarias para minimizar la posible transmisión de enfermedades. En el caso de vehículos que transportan piensos, el riesgo es menor pero no deja de ser alto. Las recomendaciones cuando se trata de estos vehículos son limitar los movimientos por las explotaciones, pasar el vehículo por el arco o vado y, si es posible, contar con un sistema que permita suministrar el pienso desde el exterior de las instalaciones ganaderas. El último caso, transporte de cadáveres, también constituye un alto factor de riesgo de transmisión de enfermedades por lo que también es necesario exigir que estos vehículos estén lavados y desinfectados antes de realizar las cargas y, en el caso de que el camión esté a media carga, tomar también las medidas necesarias. En este último caso, existen alternativas al transporte de cadáveres, más seguras desde el punto de vista de la bioseguridad pero menos habituales, como la hidrólisis de los cadáveres o la incineración.

Fuente del Artículo:  Albeitar

EspañaSanidad