¿Por qué están quebrando los Establos Lecheros?

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Por: Ing. César Muroya Umesaki

En los últimos tres años, la cantidad de establos que han reducido o cerrado sus operaciones ha sido preocupante, al grado que actualmente solo existen en el país poco más de 350 establos lecheros que producen más de 1,000 litros diarios de leche. Esta realidad concuerda con los índices que indican que las industrias lácteas solo están adquiriendo el 60% de la leche que acopiaban hace cuatro años.

Sin embargo, parece que, por el momento, a las industrias lácteas no les preocupa esta penosa situación de la ganadería peruana. Quizá sea debido a la baja demanda actual de sus productos o porque el precio de la leche en polvo tiene un precio atractivo de S/ 1.45 por litro, es decir, un precio 15% más bajo que el de la leche ofrecida por los ganaderos nacionales de crianza intensiva.

Pero no deberían confiarse. Por experiencia sabemos que la demanda de los productos lácteos y el precio internacional de la leche en polvo son cíclicos, con aumentos y descensos periódicos. Lamentablemente, parece que no es el caso de la ganadería lechera, la cual está ingresando en un deterioro irreversible si no se toman las medidas adecuadas con prontitud.

Actualmente, la alimentación de las vacas representa más del 70% de los costos de un establo lechero de crianza intensiva, lo que nos permite, al analizar este costo, percatarnos de la situación económica de un establo.

Al evaluar los costos de un establo representativo de la cuenca central, ubicado en la costa peruana, de tamaño medio y con más de 25 años de ininterrumpida actividad pecuaria, pudimos determinar, como se aprecia en el cuadro adjunto, que su costo para alimentar a cada vaca en estado de producción, se incrementó en un 49.45% entre los años 2020 y 2023, mientras que, para ese mismo periodo, el precio de la leche que recibió de la industria láctea se incrementó solo en un 26.09%.

El claro desequilibrio entre los principales factores que generaban los ingresos y egresos del establo le causó pérdidas significativas en sus operaciones diarias. Pérdidas que, lamentablemente, a nadie le importó, excepto al propio ganadero.

Escribo este artículo en tiempo pasado, ya que, como era de esperarse, este establo se declaró en quiebra hace unos pocos días. Este hecho quizá, podría haberse evitado si la industria láctea tomase en cuenta los costos reales de los establos a la hora de establecer, unilateralmente, los precios que pagan a sus ganaderos por la leche que producen y por supuesto, capacitando a estos con las técnicas ganaderas básicas que le permitan ser más eficientes y rentables en sus operaciones.

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