Las comunidades indígenas han observado, durante generaciones, el comportamiento y el desarrollo de los animales en el campo.
Conocen las enfermedades comunes que los aquejan y han desarrollado fórmulas que les permiten sanarlos. Estos conocimientos empíricos son conocidos como etnoveterinaria. En una investigación de Ana Gabriela Castillo Luzuriaga, para la Universidad Nacional de Loja, se explica que la Medicina Etnoveterinaria (MEV), es menos sistemática y formalizada que la medicina veterinaria moderna. “Se la puede considerar en peligro de extinción, debido a los rápidos cambios actuales en las comunidades rurales a lo largo del mundo, por la influencia de nuevas técnicas en la elaboración de fármacos sintéticos”, dice el estudio realizado en la parroquia rural de Gonzanamá, en el sur del Ecuador.
Por ejemplo, plantas como la rama negra, el ajo, el matico, el paico, la uvilla y el tilo y son usadas para combatir enfermedades parasitarias, mastitis, cólicos, entre otras dolencias. “Son realizadas con base en prueba y error”, explica Rolando Cangas, del Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador.
Esta organización realiza talleres en las fincas para asesorar a los productores sobre el cuidado de los animales. Asimismo, comparte las técnicas y procesos exitosos para que sean replicados.
Este tipo de medicina no se practica únicamente en el Ecuador. En Pakistán se usan tiras de tela empapadas en barro y clara de huevo para tratamiento de fracturas. En Malí atan corteza de árbol alrededor del miembro fracturado.
Los promotores de esta práctica no pretenden renunciar a la medicina moderna. En casos de epidemias e infecciones bacterianas agudas reconocen que la MEV tomaría más tiempo en hacer efecto, por lo que se debería recurrir indudablemente a fármacos sintéticos.
Pero resulta útil en enfermedades corrientes como resfriados, heridas, parasitosis, desórdenes reproductivos, deficiencias nutricionales o problemas de la piel. “En las zonas alejadas, puede tomar mucho tiempo lograr transportar a un animal a un veterinario”, cuenta Castillo con base en su experiencia en estos sitios. Estas técnicas se aplican, principalmente, a animales de producción como vacas, bovinos, gallinas o chanchos, que son necesarios para la supervivencia de las familias. En menor medida, se trata también a animales de compañía .