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La Clave para Producir más y Contaminar menos

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El sector lechero ha tenido que adaptarse a estos requerimientos, que incluso se han impuesto a través de nuevos requerimientos en la legislación ambiental del país.

Es así como en el año 2013 comenzó a regir una nueva norma para el sector silvoagropecuario. Los proyectos o actividades que agregan valor, tales como agroindustrias, mataderos, industrias de celulosa; así como proyectos o actividades de producción primaria, tales como planteles y establos de crianza, lechería y engorda de animales, desarrollo o explotación forestal, entre otros, deben ingresar al sistema de impacto ambiental, ya sea a través de una Declaración o un Estudio, dependiendo de la dimensión de cada proyecto.

Minimizar los efectos sobre el medioambiente, desde la calidad del aire, el agua y el paisaje, ha desarrollado búsqueda constante de nuevas tecnologías que permitan una lechería eficiente y sustentable. En la Universidad Austral de Chile, existen investigadores que están enfocando sus proyectos en busca de métodos que ayuden al sector lechero a encontrar este punto: eficiencia + sustentabilidad.

Para el decano de la Facultad de Ciencia Veterinarias de la UACh, doctor Rubén Pulido, el aspecto medioambiental toma mayor importancia día a día en la formación de profesionales: “como Facultad estamos enfocados en formar un profesional capaz tener una mirada sistémica del proceso productivo y, así poder mejorar la eficiencia económica y, del mismo modo, mitigar el efecto en el medio ambiente y en los recursos naturales disponibles”.

Ignacio Beltrán, veterinario y estudiante de doctorado de la Universidad Austral, quien trabaja en un proyecto patrocinado por el doctor Rubén Pulido y financiado por Fondecyt, Conicyt y la Dirección de investigación y desarrollo de la UACh, se dio cuenta que no existía, en la Faculta de Ciencias Veterinarias, una línea de trabajo que evaluara directamente el efecto de la vaca lechera en el medioambiente.

“Existe mucha investigación enfocada a lo que ocurre en la pradera, respecto a fertilización y fumigación, pero nada qué se centrara en el impacto que tiene la vaca y sus desechos en el medioambiente”.

Según señala Beltrán, quien desarrolló parte de su investigación en Nueva Zelandia, este impacto se estudia hace mucho tiempo allá y Europa, donde la regulación ambiental es más estricta, del mismo modo que los consumidores, quienes buscan alimentarse de los productos con menos impacto posible. “Actualmente es el consumidor el que marca el camino de las preocupaciones del sector agropecuario, y en Chile, cada vez está más preocupado de qué consume y cómo se produce”, destaca el investigador.

Alimentación: la clave de la investigación

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el sector ganadero es responsable del 9% del CO2 procedente de las actividades humanas, pero produce un porcentaje mucho más elevado de los gases de efecto invernadero más perjudiciales. Genera el 65% del óxido nitroso de origen humano, que tiene 296 veces más Potencial de Calentamiento Global (GWP, por sus siglas en inglés) que el CO2. La mayor parte de este gas procede de los desechos orgánicos, estiércol y orina, de los animales.

Debido a esta información, la investigación que realizó Ignacio Bertrán se centra en la concentración de Nitrógeno en la orina de la vaca. Este compuesto, transformado en urea se produce en el hígado como una manera de desintoxicar el amonio, el cual se produce, según explica el experto, de la degradación proteica de los alimentos que consumen los animales, especialmente en los mamíferos rumiantes.

El objetivo principal era encontrar una forma de disminuir el óxido de nitrógeno, sin afectar la cantidad y calidad en la producción de leche. Luego de tres investigaciones, en las cuales logró reducir la cantidad de nitrógeno en la orina, pudo encontrar una solución. “Generalmente los objetivos económicos van en contra de los medioambientales, y nosotros queríamos llegar a un equilibrio que beneficiara a los productores. Al final logramos encontrar una manera en que bajamos la concentración de contaminantes y aumentamos la producción lechera”, destaca Bertrán.

El investigador explica “Queríamos que el cambio en la producción no afectara los presupuestos, por lo que utilizamos la misma cantidad y los mismos alimentos que el predio ya consumía, y con eso vimos el cambio en el flujo de los nutrientes. Variamos otros factores como la masa de pastoreo y el tiempo en que los animales accedían a las praderas, todo esto durante el otoño”.

Es así como se dieron cuenta que la cantidad de Nitrógeno en la orina disminuía considerablemente cuando a los animales se les alimentaba con mayor cantidad de materia seca (3 mil kg.), y por la tarde. “Esto se explica porque la pradera tiene más energía a esta hora y con ese largo, por lo que el consumo de proteína disminuye y la vaca no tiene que hacer un proceso tan desgastante para procesar el nitrógeno y transformarlo. Así la vaca, al tener más energía, produce más y mejor leche, y desecha menos contaminantes a través de su orina”, señala Beltrán.

Pulido destacó que con los resultados de este proyecto “se avanzará en los conocimientos disponibles en esta área y se proporcionará alternativas de manejo de alimentación (pastoreo y suplementación) utilizando la misma asignación de recursos alimenticios. Esas alternativas tienen por objeto reducir el impacto ambiental manteniendo y aumentando la eficiencia productiva y económica”.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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