En LEISA 21-3 (diciembre de 2005) se publicó artículo de La Cabrita, “Una experiencia familiar de Producción ecológica». Este número de la revista se centró en el tema de la crianza de animales menores y su importancia para la pequeña producción agrícola sostenible. Ahora, dada el tema de LEISA 26-2 (Julio 2010), «Los servicios financieros y la agricultura sostenible a pequeña escala», consideramos de interés informar sobre como el éxito de La Cabrita , ha sido sostenible desde sus inicios en 1998, fecha en la cual Don Manuel y doña Virginia decidieron trasladarse a Cerro Puquio para comenzar la familiar con el apoyo de sus hijos en ese tiempo estudiantes.
Año tras año, la innovación y mejora continua ha sido una característica de la producción de la pequeña empresa, a pesar de los muchos problemas que ha tenido que afrontar la familia, tales como el robo de sus animales y el incendio de la planta de procesamiento de leche y fabricación de queso y otros derivados lácteos.
Don Manuel el padre (80), y Guicella (40), son los responsables de la crianza de las cabras y el cultivo de forraje; Milagros (35, dos hijos), es responsable de la planta de producción de leche y queso; Carlos (38), maneja la cría de cerdos junto a su madre, Doña Virginia (73); y Araceli ( 32, dos hijos), quien junto a su esposo se dedica a la avicultura ecológica de gallinas, pollos y huevos). Toda la familia participa en las actividades de comercialización, las hijas mujeres y el padre en las Ferias Ecológicas semanales en la ciudad, y Carlos —el hijo varón— se encarga de la comercialización de los productos en restaurantes y supermercados. Los productos de La Cabrita cuentan con certificación orgánica reconocida a nivel internacional.
La Cabrita es una experiencia exitosa de cría ecológica de cabras para la producción de leche desarrollada por la familia Igreda Lix en un lugar árido y rocoso, sin acceso a agua para riego y si lluvia (característica de la zona costera en la región central del Perú).
Con 2,5 hectáreas, la granja esta situada en las laderas de la parte baja Valle del Rio Chiffon, en un lugar llamado Cerro Puquio, 28 km at noreste de Lima. (N. Machuca y familia lgreda Lix en LE1SA 21-3, página 29) [/alert]
Cuando le preguntamos a Guicella (que aparece en las fotos de la granja junto a Don Manuel su padre): ¿cómo se las arreglan para financiar la producción?, ella nos respondió que no querían tener ninguna deuda con bancos u otros organismos financieros privados y que, al comienzo, contaban con un pequeño capital proveniente de la venta de la casa donde vivían antes de venir a Cerro Puquio: «Antes solíamos usar el monto de nuestros sueldos para la reinversión. No teníamos plata, pero nuestra comida, ropa y educación estaban garantizadas. Tras las dificultades que surgieron, luego de que nos asaltaron y se llevaron algo en lo que teníamos grandes esperanzas —las cerdas, que ya estaban para brindarnos los lechones para Navidad—, nos quedamos sin capital de trabajo, pero poco a poco, y gracias a la reinversión, pudimos levantarnos. Pero dos años después se produjo el incendio de la planta lechera y, entonces, nos vimos obligados a recurrir a entidades financieras. Nunca nos ha gustado trabajar con préstamos, no nos es muy agradable estar con la preocupación de que al final del mes llegar la cuenta del banco. Pero, después del incendio, nos vimos obligados a pedir un préstamo de dinero para equipar nuevamente la planta».
Hace dos años que pasó lo del incendio y ahora el préstamo esta casi cancelado, pues una de las condiciones del crédito conseguido por la familia Igreda era que este fuese cancelado en dos años. El préstamo no se obtuvo en un banco comercial, sino de una ONG local que tiene un programa de micro-créditos para pequeños empresarios: «Este es un programa de crédito con intereses similares a los de los bancos, pero no con los requisitos bancarios; es decir, con los bancos comerciales uno puede pasarse 10 o 15 días explicando por teléfono al funcionario del banco: `tengo ahora algunas dificultades para el pago, espérenme’. Pero, los bancos no esperan y siempre están listos para hacer llamadas telefónicas o enviar cartas reclamándonos el pago y quejándose de nuestro retraso. En cambio,
la ONG que nos otorgo el crédito tiene una relación amigable y, como conocen como) trabajamos, no hubo dudas sobre nuestra capacidad para rembolsar el préstamo. Esta es una ONG que se dedica a proporcionar prestamos a los pequeños agricultores en el valle del Chillón y también a pequeños empresarios y comerciantes, porque a veces el incumplimiento de muchos de los procedimientos no te permite el acceso a las entidades financieras o ser elegible como sujeto de crédito. Por el contrario, la ONG cree en la palabra de las personas que solicitan un crédito, tiene confianza en el compromiso que asumes y basados en esta confianza es que te dan el préstamo». La Cabrita no pide préstamos para capital de trabajo, lo hace con su propio flujo de caja. Les preguntamos si esto significaba limitaciones para su trabajo: «Nos gustarla decir que si, pero creemos que dada la sábana, esta debe extenderse tanto como lo permita su tamaño y pensamos que nuestro desarrollo va en este sentido. Si nos embarcamos en un préstamo mucho más grande, el esfuerzo por cumplir con los pagos nos hará olvidar las cosas pequeñas. Por lo tanto, al no hacer las cosas con el debido cuidado, lo que puede pasar es que, al final, en total, perdamos más. De pronto, esta es una filosofía de un crecimiento muy lento, pero creemos que es el punto crucial para nuestra sostenibilidad».
Fuente: Revista Agroecología – Leisa
Buenos Días,
como puedo obtener la leche en polvo de cabra en calca, cusco, cuales son sus presentaciones y precios.
Exitos por tan buen proyecto.
Muchas Gracias
La dirección por favor donde se pueden comprar sus productos.
Por favor, cual mes la dirección de la tienda La Cabrita, en Los Olivos.